Ma. Teresa Durini, arquitecta que se ocupa del difícil arte de restaurar Monumentos Históricos: Ejercicio de la inspiración

5/4/12. Recientemente premiada como una de las mujeres destacadas de San Fernando, esta talentosa arquitecta, especializada en la recuperación de Monumentos Históricos cuenta con un prolífico trabajo en Madrid, Italia y Argentina. Aquí, junto a su madre, la ya desaparecida arq. Josefina Barra de Durini, supo rescatar la magnífica arquitectura el Palacio Sans Souci, la finca de mayor valor patrimonial del casco sanfernandino, realizada por el francés René Sergent (autor también del Palacio Errézuris de Buenos Aires que hoy da cabida al Museo de Arte Decorativo y de la Embajada de Estados Unidos) para la familia Alvear – ver Casas de la Costa Norte. EL PALACIO SANS SOUCI, EN SAN FERNANDO: La belle epoque se asoma al río http://contintanorte.com.ar/?p=5845, una de las notas más visitadas del portal-. En la imponente mansión con su jardín diseñado por el notable Carlos Thays, en la barranca de Punta Chica, vivió Carlos María de Alvear y su familia. “Aquí en San Fernando había muy lindas mansiones del siglo pasado. Como ocurría en San Isidro muchas familias adineradas venían a esta zona a sus casas de veraneo. Carlos María de Alvear cuando mandó a construir Sans Souci se mudó de modo permanente. Es más, murió aquí; es decir al residir en forma estable todos sus amigos no tenían más remedio que venir hasta San Fernando a visitarlo”, memoró la arq. Durini. La singular casona que mira al río supo despertar la inspiración del escritor Manucho Mujica Láinez y -más recientemente- del cineasta Francis Ford Coppola quien realizó las principales locaciones de “Tetro”. También fue rentada por actores como Soledad Silveyra y para la celebración de bodas elegantes y otros acontecimientos. Ubicada en Perú 902, sobre la barranca, sabe cobijar al Salón Primavera promovido por la dirección de Cultura local y es motivo de permanentes visitas guiadas.

Tal vez más que un representante de cualquier otro oficio o arte, un arquitecto tiene el derecho de trascender pública y temporalmente.

A diferencia de otros casos, en los que sobresalen las anécdotas o la leyenda, en relación con estos artífices lo que se destaca es su obra: recordamos a Fidias por sus trabajos en la Acrópolis y a Bruneleschi por el sello inconfundible que le puso a Florencia. Allí en esas ciudades que supieron ser cuna de la restauración, se formó como becaria la arq. María Teresa Durini, una inquieta mujer que como su madre, Josefina Barra, se ocupa del difícil arte de rescatar y recuperar monumentos históricos.

San Fernando y porqué no la Zona Norte, deben rico acervo arquitectónico a estas dos mujeres que, entre otros proyectos de primer nivel, se ocuparon de poner en valor, el Palacio Sans Souci, verdadera obra maestra de la arquitectura francesa erigida en el río de la Plata por expreso pedido de Carlos María de Alvear.

Inaugurado en 1916 por Alvear, y su mujer, Mercedes Elortondo, el Palacio Sans Souci levanta su imponente silueta de estilo neoclásico en la apacible Punta Chica, a pocos pasos de la avenida Libertador y donde se abren dos diagonales: Paz y Lanusse. Sobre esta última calle un inconfundible portón de hierro sirve de acceso al edificio que hoy apenas conserva un parque de contadas hectáreas –2-, un suspiro del territorio donde Alvear asentara, ésa su residencia veraniega de 9 ha que en su momento llegaron hasta la vera del río.

Con docenas de dormitorios y cuartos de servicio suficientes para cobijar a un batallón, el palacio fue en su momento la casa de fin de semana de los Alvear y aún se mantiene en perfecto estado, gracias al cuidado de sus actuales propietarios, los Durini.

Supieron visitar el palacio destacas figuras de nuestras letras como Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Láinez, Adolfo Bioy Casares, Victoria Ocampo y otras personalidades.

“Esta es la última obra que queda en pié, tal como la realizó de Sergent. Hemos recibido la visita de representantes del Centro de Conservación de París, historiadores holandeses y de la Facultad de Madrid. Hay numerosos detalles de época que vienen a fotografiar porque se mantienen tal cual él los diseñó”, destaca la arquitecta Durini, a poco de recibir el pasado mes de Marzo el premio como mujer destacada de manos del Intendente, contador Luis Andreotti.

“Fue un gesto muy importante del Intendente yo lo felicité porque me pareció un acto muy plural, en el que participaron mujeres de todo tipo de edades, de distintas inclinaciones políticas, del continente y zona de islas. Y bien vale el gesto de la Intendencia porque es hacernos visibles, reconocer nuestra labor. En estos años hemos logrado muchas cosas, todavía nos falta la igualdad de sueldos, pero ya vamos a llegar”, soltó María Teresa, quien supo dedicarle la distinción a su madre fallecida el año pasado.

“Ella fue la que realmente realizó una serie de trabajos importantes no sólo en el Sans Souci sino en la puesta en valor de numerosas propiedades con historia de la provincia de Buenos Aires, en Córdoba y en Europa –detalló- . También participó del reciclado de no pocas casas del casco histórico sanisidrense”.

Durini explicó que restaurar no es fosilizar, sino todo lo contrario, habla de un respeto por quien las realizó incorporando siempre en ellas un rasgo permanente de ingenio y creatividad.

PASION POR RESTAURAR

Su familia desde el Siglo XVIII se dedicó al servicio del mecenazgo para el arte y restauración de monumentos, ejemplo de ello es el Palacio Durini de Milán, el palacio del cardenal Durini sobre el lago Mayor, cantidad de obras y monumentos en América, cuando, decidió parte de la familia, mudar sus vidas al nuevo mundo.

Los hermanos Hugo y Eduardo Durini tomaron como un desafío la restauración del Palacio Sans Souci, ya que se considera al edificio uno de los monumentos más importantes de la Argentina y a su diseñador el arquitecto Renè Sergent, el mejor de su época.

Desafío, ya que cuando la arq. Josefina Barra de Durini y su hija María Teresa tomaron a su cargo las obras del recién comprado palacio, en la década del 1960, su situación edilicia era caótica. Ambas supieron devolverle al edificio su gloria pasada. “En realidad la gran restauración,  la más importante, la encabezó  mamá hace 40 años. La casa estaba muy deteriorada. En el jardín de invierno no había ni un vidrio”, memora María Teresa.

“En el parque, que había sido diseñado por Carlos Thays, se recuperaron las especies existentes y si bien pasó de 9 ha a solo 2, volvió a su fisonomía original, se colocaron sus fuentes características y ornamentos”, describe la experta.

“Yo, por cierto, abracé la profesión de mamá. En la época en que pocas mujeres se dedicaban a la arquitectura ella empezó con la restauración. Fue muy reconocida por Busquiazzo, y una de las que se ocupó de la preservación del casco histórico de San Isidro”, precisa.

Maria Teresa se especializó en restauración, logró varias becas en España y  en Italia “Recuerdo que cuando les contaba que era argentina, llamaba mucho la atención porque me decían:  ‘Y allá que hay para restaurar’”, memora.

Las obras de todo artista son el canal de expresión de su mundo interno y reflejan, de algún modo, su tesoro más preciado. Cada trabajo de recuperación, merece una paciente tarea y porque no, muchas veces también saben del apoyo estatal. “En un reciente simposio realizado en Europa se llegó a la conclusión que si la actividad privada goza de un incentivo para recuperar los inmuebles de relevancia patrimonial, esta tarea resulta menos onerosa para los gobiernos y realmente se es más perfeccionista”, dice Durini al tiempo que no se considera una conservacionista a ultranza.

Es más, entiende, que el minimalismo campeante muchas veces juega un lindo contraste con lo ya existente.Miles Van der Rohe vivía en una casa muy antigua y en su momento, era de las más en boga que había. Me considero una defensora de la nueva arquitectura, me molesta que en terrenos vacíos se hagan casas de estilo. En países relativamente jóvenes como el nuestro, si el terreno es baldío me encanta la fusión de estilos, lo nuevo y lo viejo dan un lindo contraste arquitectónico y enriquecen el paisaje”, remata la profesional.

Ella -como su madre- ha hecho del ejercicio de la inspiración una constante, en cada obra que encara vuelca el misterio de la creatividad derrochando talento y pasión y ese especial celo por la historia de cada proyecto que encara.