Casas de la Costa Norte. EL PALACIO SANS SOUCI, EN SAN FERNANDO: La belle epoque se asoma al río

 

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13/11/09. Su escalera principal es una réplica de la perteneciente al Palacio de Versalles. El edificio con siete mil metros cuadrados fue construido por orden de Carlos María de Alvear sobre planos del arq. René Sargent, el autor del Palacio Errézuris de Buenos Aires que hoy da cabida al Museo de Arte Decorativo. Sargent, en la misma época también levantó el palacio que alberga a la Embajada de Estados Unidos, en Palermo sobre la avenida Libertador. El Sans Souci inspiró al escritor Manuel Mujica Láinez para ambientar su novela “Aquí vivieron” y más recientemente, el cineasta Francis Ford Coppola realizó las principales locaciones de “Tetro” en la casona que mira al río.

 

 

 

El cardenal Santiago Copello fue uno de los dueños de este edificio que también perteneció a la Curia Metropolitana. Actualmente los títulos de propiedad están en manos de la familia Durini.

 

 

san-souci-2Inaugurado en 1916 por Carlos María de Alvear, y su mujer, Mercedes Elortondo, el Palacio Sans Souci levanta su imponente silueta de estilo neoclásico en la apacible Punta Chica, a pocos pasos de la avenida Libertador y donde se abren dos diagonales: Paz y Lanusse. Sobre esta última calle un inconfundible portón de hierro sirve de acceso al edificio que hoy apenas conserva un parque de contadas hectáreas, un suspiro del territorio donde Alvear asentara, ésa su residencia veraniega.

 

 

En el principio rodeaban el palacio unas 9 hectáreas de jardines y otras 16 le permitían contar con un acceso directo al río.

 

 

setVeinticuatro dormitorios principales de siete metros de altura cada uno, 14 baños acompañándolos e innumerables salones y ambientes son testimonio inequívoco de un momento de grandiosidad.

 

 

Bien reflejado, por ejemplo, por el salón imperial, en el cual desemboca la escalinata que replica a la del palacio de Versalles. O por el jardín de invierno “art nouveau” enmarcado por 365 cristales biselados. También por el llamado salón dorado, cuyas paredes fueron tapizadas con brocato y oro a la hoja.

 

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Ni qué hablar de la sala de juegos, la biblioteca o la capilla, oratorio cuyo techo fue diseñado en marquetería a roble como el habitáculo, en lo alto, reservado para el coro.  Y luego el salón de espejos, un interminable ambiente que guarda el que perteneciera al ex presidente Miguel Juárez Celman antes de alcanzar el comedor, con su mesa de casi 8 metros de largo y rodeada por las 24 sillas que se engaman con las consolas y fuentes de mármol Fiore di Pesca. O la galería alta, cuya altura –valga la redundancia- equivale a tres pisos de las construcciones modernas.

 

 

Buena cuenta del cuidado que requiere la imponente construcción de Sargent la dan las comodidades que, en el subsuelo, fueron dedicadas al plantel dedicado a atender el Sans Souci.

 

 

com01tHay allí cocinas, leñeras, bodegas y montacargas instalados para satisfacer las necesidades de las cuatro alas del palacio. Y unas 40 habitaciones para albergar a los encargados del mantenimiento y la cocina que, en un principio, permitía derivar menús diferentes al comedor o bien a las respectivas “offices” de cada una de las habitaciones del primer piso. Un verdadero lujo.

 

 

LOS HABITANTES

 

 

La inauguración del Sans Souci tuvo lugar con una gran fiesta que convocó al tout Buenos Aires a San Fernando. Las galerías exhibían los cuadros al óleo de los principales antepasados de la familia: el de Diego de Alvear y Ponce de León, brigadier general de la armada española y, entre otros, el de Carlos de Alvear y Balbastro, presidente de la Asamblea del Año XIII y Director de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

 

 

Con todo Carlos María de Alvear y su mujer bien pronto acallaron la prometedora vida social que comenzaba a caracterizar a la residencia y el edificio fue quedando en manos de Diego, a quienes apenas acompañaron una cocinera y un mucamo.

 

Los 7 mil metros cuadrados de edificación, obviamente comenzaron a degradarse  ante la notoria falta de cuidadores.

 

 

En 1940 el Sans Souci fue adquirido y habitado por el Cardenal Santiago Copello y éste, al morir, lo dejó en manos de la Curia Metropolitana.

 

 

jardin-2Finalmente, en 1962 la familia Durini compró el edificio con las hectáreas de tierra que lo rodean. El crecimiento demográfico había segmentado el impresionante parque que vio nacer el Sans Souci.

 

Desde que se encuentra en poder de sus actuales dueños el palacio ha cumplido funciones de set de filmación –como la reciente Tetro de Ford Coppola– dio cabida a jornadas, simposios diversos, distintas expresiones del mundo empresario, las finanzas, de la publicidad y la cultura han utilizado sus salones.

 

Los Durini –claro está- dedicaron al edificio una atinada tarea de restauración.  Esa tarea fue dirigida por la arquitecta especialista en restauración de monumentos M. Josefina Barra de Durini. Supieron visitar el palacio destacas figuras de nuestras letras como Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Láinez, Adolfo Bioy Casares, Victoria Ocampo y otras personalidades.

 

HISTORIA DE LOS DURINI

 

 

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La familia Durini desde el Siglo XVIII se dedicó al servicio del mecenazgo para el arte y restauración de monumentos, ejemplo de ello es el Palacio Durini de Milán, el palacio del cardenal Durini sobre el lago Mayor, cantidad de obras y monumentos en América, cuando, decidió parte de la familia, mudar sus vidas al nuevo mundo.

 

 

Los hermanos Hugo y Eduardo Durini tomaron como un desafío la restauración del Palacio Sans Souci, ya que se considera al edificio uno de los monumentos más importantes de la Argentina y a su diseñador el arquitecto Renè Sargent, el mejor de su época.

 

 

Desafío, ya que cuando la arq. Josefina Barra de Durini tomó a su cargo las obras del recién comprado palacio, en la década del 1960, su situación edilicia era caótica. La arq. Barra supo devolverle al edificio su gloria pasada