San Isidro: 310 Años merecen ser celebrados. Bernardo Lozier Almazán destacó la figura del fundador, Domingo de Acassuso

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Lozier Almazán disertó en el HCD de San Isidro con gran precisión histórica sobre el pasado sanisidrense

24/10/2016. Organizado por la Asociación San Isidro Tradicional, el historiador brindó en el Concejo Deliberante local una conferencia sobre Acassuso. Fue en el marco del 310 aniversario de San Isidro.

 

Conocedor como pocos de la historia de San Isidro, el historiador Bernardo Lozier Almazán, autor de varias publicaciones sobre el pasado sanisidrense -entre ellas la “Reseña Histórica del Partido de San Isidro”, publicada por el decano del periodismo local, “Costa Norte”, que recibiera el premio Adepa Historia- brindó una conferencia en el Concejo Deliberante local sobre Domingo de Acassuso, creador en 1706 de una capilla, hecho que fue el que dio origen al pueblo de San Isidro.

El encuentro fue organizado por la Asociación San Isidro Tradicional en el marco de los festejos por el 310 aniversario de San Isidro. La fecha exacta en la que Acassuso mandó a construir una capilla bajo la advocación de San Isidro Labrador fue el 14 de Octubre de 1706.

“Si bien San Isidro no tiene una fecha de fundación, como sí la tienen otros pueblos, se considera el 14 de octubre de 1706 como su momento inicial, ya que ese día se decidió construir una capilla que fue la que dio origen al pueblo”, expresó Lozier Almazán en el inicio de su charla.

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Castellano junto a Lozier Almazán y autoridades de San Isidro Tradicional

 

Su conferencia, un relato conciso y muy bien documentado, nada más y nada menos que de unos 4 siglos de historia, fue seguido por un auditorio atento en el que no faltó entre otros el presidente del Concejo Deliberante de San Isidro, Carlos Castellano y miembros de la Asociación San Isidro Tradicional.

El académico es uno de los historiadores más queridos y respetados de un municipio que como comentó el mismo Lozier Almazán al finalizar el acto, goza de una nómina de historiadores muy importante. Él es el autor, entre otros textos, de unas Crónicas de San Isidro que ya son un clásico, para todo aquel que quiera documentarse y un poco así, empezar a amar lo que le rodea. Porque como bien deja escrito en sus páginas el historiador, “uno no puede querer lo que no conoce”.

Amor y pasión por su labor y por su pueblo es lo que transmitieron sus palabras. Con éstas, el público que asistió a la conferencia pudo saber un poco más de la vida del que fue el fundador del municipio, Don Domingo de Acassuso, del que se pudo ver en una imagen fotográfica su residencia natal que se encuentra en el Municipio de Zalla, en la provincia del País Vasco (España) y no en Madrid, como durante mucho tiempo se creyó.

En la charla se conoció en profundidad las condiciones que llevaron a este comerciante de todo tipo de mercaderías, esclavos entre ellas, a realizar su sueño que no fue otro que erigir una capilla y así poner la piedra fundacional de lo que luego sería la ciudad de San Isidro. Y sorprende saber que no existe ni rastro del paradero de los restos de tan importante personaje.

 

Para aquellos que no conocen la historia de Domingo de Acassuso, aquí está su leyenda:

 

El soldado español Domingo de Acassuso, en una de sus recorridas, desmontó de su caballo para descansar bajo un espinillo, ubicado en el lugar donde actualmente se levanta Catedral de San Isidro.

Muy pronto quedó dormido en profundo sueño, durante el que se le apareció San Isidro Labrador requiriéndole que, cuando dispusiera de fortuna, levantase en ese mismo lugar una capilla para que los pobladores de estos pagos pudieran asistir a Misa.

Una vez despierto interpretó que en aquel sueño había un mandato del Santo Patrono de su familia, por lo que asumió el compromiso de hacerlo realidad cuando su fortuna se lo permitiera.

Años después, convertido en un próspero comerciante, el capitán Acassuso estuvo en condiciones de concretar aquel sueño, por lo que el 14 de octubre de 1706 fundó una Capellanía y Capilla, bajo la advocación de San Isidro Labrador.

Aquella antigua capilla fue testigo del nacimiento del pueblo de San Isidro y el centro de su vida espiritual y social. A fines del siglo XIX fue demolida para levantar en su lugar un nuevo templo, que perpetuaría la devoción al Santo Labriego hasta nuestros días.