Croquiseros Urbanos de Buenos Aires pasaron por San Isidro. El arte de dibujar para conocer el pago chico
4/9/2016. Se los pudo ver este sábado por característicos rincones de San Isidro con sus blocks, cuadernos o libretas, lápices y pinceles.
Se trata del grupo de Croquiseros Urbanos, una cófrade de arquitectos que tiene el ritual de captar a mano alzada, en trazos rústicos, la esencia del paisaje de diferentes zonas en este caso de la pletórica plaza Mitre, el casco histórico, las casas museo, el Atlético San Isidro; en fin de esos lugares únicos que atesora San Isidro que aún conservan la atmósfera de los tiempos idos. Fue una feliz iniciativa impulsada por la socia de CASI, Alejandra Grayeb y Patricio Lutteral que contó con el apoyo del club y del Concejo Deliberante local que cautivó por su propuesta.
La movida de los Croquiseros empezó cinco años y medio atrás, después de que el arquitecto, pintor y escultor Roberto Frangella se enteró casi por casualidad, de que en varios países del mundo existían los Urban Sketchers, artistas que se dedican a dibujar croquis de las ciudades donde viven o visitan, y luego lo suben a un blog colectivo o a Facebook. La idea lo entusiasmó y, junto con su amigo y colega Isaac “Coco” Rasdolsky, decidieron convocar a todos sus conocidos que comparten la misma profesión y pasión para organizar una salida colectiva.Las diferentes actividades (salidas, exposiciones, charlas, publicaciones, viajes, etc.) están coordinadas por un grupo organizador de seis integrantes que recogen las inquietudes y propuestas de todos los participantes.
Lo cierto es que este sábado recalaron con sus trazos mágicos en San Isidro. Se los pudo ver sentados en el suelo o en sillas plegables, abstraídos en sus dibujos o acuarelas, como si el tiempo se hubiera detenido sólo para ellos. En su recorrida no faltó la visita a la plaza Mitre con sus históricas tipas y enfrentada por la Catedral, la recalada en las dos casas con pasado: el Museo Pueyrredon y la Quinta Los Ombúes, distintos rincones exquisitos del casco como el Paseo de los Tres Ombúes y, finalmente, se llegaron hasta el Atlético San Isidro donde hubo profusa actividad, almuerzo y cierre a todo trapo con la exhibición del tremendo trabajo realizado.
Aquí algunas imágenes de este rito íntimo y compartido que en tiempos tan tecnológicos de selfies instantáneas, apelan a rescatar apelando a la humanidad del trazo y el color lugares únicos y muy nuestros.