MENSAJE DE NAVIDAD. Mons. Ojea: “Dios ha querido entrar al mundo por la ventana de nuestra vulnerabilidad”

 

monseñor ojea

26/12/2014. El Obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, definió la Navidad como la ¨fiesta de la ternura de Dios¨, que viene a buscar al hombre gracias a su amor incondicional. Al reflexionar sobre el nacimiento del Niño Dios, el prelado observó que el Verbo quiso ¨entrar por una ventana¨ al mundo, y justamente la ventana de la vulnerabilidad. También habló de la búsqueda de Dios por el hombre, que lleva a un encuentro; finalmente, pidió a los fieles trabajar por la dignidad del hombre, con el mismo fervor con el que la Navidad invita a celebrar la dignidad del hombre, que es, por Jesucristo, hijo de Dios.

 

 

Monseñor Ojea observó que la Nochebuena y la Navidad, es la fiesta de la ternura de Dios, fiesta en la que se revela “ese amor incondicional por el hombre, que quiere al hombre como es”. El prelado insistió: “Dios nos ama con locura tal como somos”.

 

En la misa de Nochebuena en la Catedral local, monseñor Ojea comentó la profecía de Isaías, quien dice ‘Un niño nos ha nacido’. Ell obispo reflexionó: “Ese niño es de todos; pertenece a nuestra raza. Por eso este es el día de nuestra dignidad. El Niño nos hace hijos. El profeta también presentan al Niño como hijos de todos. Es como si María y José extendieran su paternidad…”.

Monseñor Ojea señaló que en la Navidad, se manifiesta la ternura más profunda, la de un Dios que quiso entrar al mundo “como pidiendo permiso“. Al respecto dijo: “Él, que es el dueño de todo, ha querido venir a la periferia y en un estado animal. Ha querido entrar por una ventana, y justamente la ventana de la vulnerabilidad. Llega a nosotros por lo que nos duele, por lo que nos cuesta; llega a nosotros justamente por lo que nos falta. Viene a tocarnos, luego de mirarnos, sin ningún temor, con toda ternura, y a detenerse especialmente en las heridas”.

La herida más profunda del hombre es la soledad“, definió el prelado. “Nuestra vida sale de un encuentro y camina hacia otro encuentro. Quiere decir que hay Alguien que nos busca y hay Alguien que nos espera. Es el Señor que nos busca. El alma busca Dios, pero mucho más busca Dios al alma. Dios nos busca. No solo está al lado nuestro, sino que está continuamente buscando el encuentro con todos nosotros. El Señor nos espera cuando no estamos encontrados o no podemos encontrarnos”, reflexionó.

Monseñor Ojea insistió en que el hombre no está solo, porque “nuestra compañía es este Niño”, con el que Dios quiere emprender de nuevo, con cada uno de nosotros, el camino de la vida. “El encuentro está fundamentado en que el Señor nos encuentra primero“, agregó.

“No tengan miedo”, dijo el obispo. “Hoy es un día de alegría, porque van a encontrar al Niño acostado en un pesebre y envuelto en pañales. Que podamos trabajar por la dignidad humana, ya que este es el día de la dignidad, y el Hijo es de todos, y ha venido a cambiar la vida de todos. Que el Señor así nos lo conceda”, suplicó monseñor Ojea