Monseñor Ojea y un llamado a la dirigencia para “construir una cultura de la paz y a salir de una cultura de la violencia”

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16/5/2014. El Obispo Diocesano, Mons. Oscar Ojea, junto al Obispo Emérito Mons. Jorge Cassaretto y al párroco Pedro Oyen, entre otros sacerdotes y diáconos, presidió ayer la celebración de San Isidro Labrador y en los tramos más salientes de su homilía, pronunciada ante un templo repleto de felimpecable san isidroigreses, pidió por la paz social y expresó: “ Los Obispos, hemos sacado este último documento “Bienaventurados los que trabajan por la paz”, ese es su nombre, para poder – después de señalar aquellas violencias que nosotros vemos juntgustavo obispo 1o con nuestro pueblo- hacer un llamado a todos, especialmente a la clase dirigente y así encontrar el camino a través de políticas públicas y pestación buenaolíticas de Estado que nos ayuden a construir una cultura de la paz y a salir de una cultura de la violencia”. Aquí el video con la homilía completa y la palabra del Intendente Gustavo Posse y la del titular del HCD, Carlos Castellano

 

 

 

En una singular celebración de San Isidro Labrador que contó con un nuevo recorrido en la procesión por las calles del partido, que permitió el encuentro de las imágenes de Santa María de la Cabeza y San Isidro Labrador a la altura de la la Estación del Mitre y una tarea misionera previa convocando a los festejos, la comunidad sanisidrense conmemoró con la unción de siempre a su Santo Patrono. “Esta fue unas creación de la comunidad parroquial, ellos –los laicos- se la sugirieron al párroco y la llevamos adelante; ese es el camino que debe seguir la Iglesia. Fue una manera de decirle a la gente que estamos más cerca”, confió el Obispo ante CONtinta NORTE.

 

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El pastor de la Diócesis explicó que durante los días previos la imagen de San Isidro Labrador recorrió centros de salud, colegios, clubes y los tribunales sanisidrenses y en el último día se estableció en las cercanías de la estación de tren.  “Es una manera de decir: ‘la Iglesia católica quiere ponerse a disposición de aquellos que necesiten un descanso espiritual, una palabra o bien encomendarnos una intención’; ese fue el sentido de toda la misión”, reveló

 

 

En cuanto al replanteó de la procesión, provocando el encuentro de los dos santos, el prelado destacó: “Quisimos que el recorrido nos vaya llevando por donde transcurre la vida cotidiana de nuestra ciudad

 

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DIÁLOGO, PAZ SOCIAL Y TRABAJO EN EQUIPO

 

La homilía central de la misa en celebración del Santo Labrador estuvo marcada por un fuerte llamado al díalogo, a la ulectura libro 1nidad y al trabajo en equipo para enfrentar los dificultosos problemas que hoy enfrenta la sociedad. “Es un humilde deseo de poder trabajar de manera conjunta en políticas de estado para poder juntarnos y así enfrentar problemas muy difíciles y acuciantes”, observó el Obispo al tiempo que hizo hincapié en que nadie puede resolver esos problemas en soledad, “hoy estamos en el tiempo de los equipos

 

 

 

En ese sentido, el Intendente de San Isidro, Gustavo Posse quien participó de la celebración junto a su mujer, María Fernanda Nuevo y su hija Macarena deslizó: “Tenemos que tomar las palabras del Obispo Ojea y trabajar en la búsqueda de la paz social”. Posse valoró la misión peregrina que se hizo con la imagen de San Isidro por diferentes lugares lo cual produjo una mayor participación de las instituciones y la feligresía y recalcó el gesto de unidad en la celebración –donde a su vez se conmemoraron los 20 años de Monseñor Pedro Oeyen al frente de la Parroquia y los 35 del ObispoEmérito Jorge Casaretto-, “es una buena señal y un muy buen mensaje para la Argentina”, observó.

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“Nosotros, los sanisidrenses, provenimos de un Santo trabajador, un labriego de la tierra y nuestra comunidad está representada por pioneros, italianos, rusos, patricios; inmigrantes trabajadores de todas las latitudes que eligieron este suelo donde poder establecerse con los suyos y realizar sus sueños”, indicó Posse.

 

 

 

 

A su turno, el presidencastellano mujer y teresita capparellite del HCD local, Carlos Castellano rescató también esa cultura del trabajo que campea en el ser sanisidrense- “Es la cultura del esfuerzo, del progreso social a partir del propio sacrificio, donde se tiene que sembrar para después cosechar y eso es algo que lamentablemente se ha ido perdiendo en Argentina”, razonó.

 

 

En una nota en extenso que podrá ver por separado, el dirigente puso el acento en los logros sociales que se fueron dando en el tiempo en la comunidad sanisidrense, atelias hijo11 partir de la continuidad, del rescate de trayectorias que merecen ser recordadas y que hacen a un pasado común. Si a esa tradición uno le va aggiornando, fomentando la inclusión –detalló-, seguramente la festividad del Santo Patrono irá mucho más allá del casco y podrá replicarse en un futuro en otros puntos del distrito”

 

 

“Desde el Concejo vamos a proponer que la imagen de San Isidro Labrador, más allá de la fe religiosa que se profese recale en el recinto porque viene bien que la fe y la cultura del esfuerzo esté presente en ese ámbito legislativo. Es un buen símbolo”, indicó.

 

 

Habló de la necesaria construcción de ciudadanía, a través de una tarea integradora, que incluya a todos los sectores y destacó que ese a lo largo del tiempo ha sido uno de los rasgos indelebles de las festividades de San Isidro Labrador en el pago chico. “Esta es una fiesta que ha superado lo que es la fe católica, estrecha vínculos en la comunidad, acuden vecinos de distintas creencias y debe ser por lejos, la única celebración en el área metropolitana que tiene tanta fortaleza en términos culturales y sociales”

 

 

“No hay muchas fiestas que evidencien un proceso de integración tan notorio que se ha venido dando a lo largo de tantos años – resumió– desde aquella recordada kermesse a esta que incluye un mapping en 3D en la catedral, que seduce a los jóvenes con las nuevas tecnologías o juegos interactivos que hacen a un concepto más solidario, como el de rescatar al ahogado”, culminó.

 

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Estuvieron presentes además del Posse, concejales de disitntos partidos políticos, el legislador Provincial Sebastíán Galmarini, acompañado por sus padres, Fernando y la concejal Marcela Durrieu, los dirigentes Pro, Rodrigo Seguín y Horacio García y feligreses de San Isidro que participaron con mucha devoción en la tradicional fiesta.

 

 

 

A continuación el video y el texto completo de la homilía de Monseñor Ojea

 

 

 

 

Festividad de San Isidro Labrador

 

 

 

Querida comunidad de San Isidro, querido hermano Jorge, obispo emérito de nuestra diócesis, querido padre Pedro, párroco que hoy cumple 20 años de estar al frente de esta parroquia con alegría, hermanos sacerdotes, diáconos, Sr. Intendente municipal, autoridades municipales y legisladores. Lo primero que quería decirles es referirme directamente a la comunidad parroquial y felicitarlos por esta salida misionera de San Isidro que ha recorrido en estos últimos días nuestros centros de salud, nuestros clubes, colegios y finalmente ha estado esperando este encuentro con Santa María de la Cabeza aquí en la estación en un día muy hermoso misionero donde se recogieron tantas intenciones de nuestro pueblo que vamos a acercar aquí en la Misa. Qué bueno tener este santo patrono para poder aprender de él la cultura del trabajo. Pero no fue cualquier trabajo el de San Isidro. Fue el trabajo de la labranza y esto supone conocer el ritmo de la naturaleza y entrar dentro de ese ritmo con sus estaciones, con sus esperas, con la paciencia como nos dice la Carta de Santiago. Es una de las características propias del trabajo del labrador, el labrador que siembra con amor y con cuidado pero que al mismo tiempo tiene que saber acomodarse al ritmo de la tierra y pasar el invierno y pasar los tiempos duros y pasar las podas y las dificultades.

 

Qué notable que la sagrada escritura compare al trabajo de la labranza con el trabajo por la paz. En un maravilloso texto del capítulo segundo de Isaías, el profeta en una visión en donde está viendo a la ciudad santa a  la cual se allegan pueblos de diferentes lenguas, de diferentes lugares para poder concentrarse y confluir allí en Jerusalén. Dice el profeta “de las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas, no alzará la espada pueblo contra pueblo”.

 

Esta comparación de la sagrada escritura del trabajo por la paz, de la construcción de la paz con el trabajo de la tierra es tan acertada porque la construcción de la paz es artesanal, requiere paciencia, requiere escucha, requiere diálogo, requiere tiempo, requiere reflexión. Y nosotros, los obispos, hemos sacado este último documento “Bienaventurados los que trabajan por la paz”, ese es su nombre, para poder después de señalar aquellas violencias que nosotros vemos junto con nuestro pueblo, de allí salimos decimos claramente en el documento, somos sus pastores, después de señalar las violencias que vivimos, buscamos hacer un  llamado a todos, especialmente a la clase dirigente, para poder encontrar el camino a través de políticas públicas y políticas de estado que nos ayuden a construir una cultura de la paz y a salir de una cultura de la violencia. El Papa Francisco cuando en la exhortación apostólica toca este tema, al final, nos dice entre otras cosas, “buscamos una paz que no surja como fruto del desarrollo integral de algunos sino de todos”, “no puede haber exclusión en el trabajo por la paz”, “para convertirse en pueblo se requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada, es un trabajo lento, arduo, que exige integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía”.

 

Hablamos mucho del respeto por la diferencia, del respeto por la pluralidad, pero nos cuesta llevarlo adelante. Tenemos que tener cuidado de que esto no se nos quede en palabras, porque esto es fundamental para la construcción de la paz, el reconocimiento de las diferencias. Más adelante el Papa señala cuatro principios que surgen de tensiones bipolares en toda realidad social. Y uno de esos principios es la tensión entre la unidad y el conflicto y aquí me quería detener un segundito.

 

Cuando estamos trabajando por la paz aparecen los conflictos y frente a los conflictos tenemos distintas actitudes. Una de ellas puede ser no mirarlos, pasar de largo, hacer como si no existieran, y de este modo nos vamos evadiendo, viviendo un mundo que de alguna manera nos vamos fabricando, negando la realidad. Otro modo puede ser entrar de tal manera en el conflicto que quedo entrampado en él y rápidamente huyo de la voluntad de seguir trabajando para la paz, porque son tantos los obstáculos que encuentro, las dificultades que encuentro que entonces me vengo abajo y digo esto es imposible, entonces buscamos el camino más corto, la salida más rápida, cuando la construcción de la paz requiere tiempo, reflexión y una escucha, un modo de escuchar muy profundo de dónde viene la violencia, cuál es la causa última de la violencia, por qué grita, por qué pega, por qué se destruye, cuál es la razón última de la violencia.

 

Un gran santo de nuestro tiempo Jean Vanier, va a decir , es el creador del Arca, que trabajó toda su vida con hermanos de capacidades diferentes y sabe muy bien de qué habla. Dice, la causa de la violencia es el temor, el temor a desaparecer por no ser reconocido. Como Caín, que es la primera manifestación  bíblica de la violencia frente a su hermano Abel, experimenta que puede desaparecer, que puede dejar de ser reconocido en su persona, en su trabajo. El reconocimiento más profundo es el del amor. El amor es el que puede dar seguridad a la persona. Santo Tomás diría “y descansar el corazón en el sumo bien”. Esto es la paz, poder descansar el corazón en el sumo bien, descansar en la verdad, tener la persona integrada, segura, entonces no crea la inseguridad. La falta de amor, la falta de experiencia del amor, el vacío interior, la soledad, son de las causas más profundas de la violencia, pero para todo esto es necesaria una escucha profunda del otro, un ponerme en su lugar y un intentar componer este interés, esta dificultad con esta otra. Por ejemplo, si tengo que enfrentar el problema del narcotráfico no puedo solamente estar mirando el problema de la oferta del narcotráfico, es tremendo, allí me encontraré con mafias, allí tendré enormes dificultades y allí tendré que actuar con mucha inteligencia y rigor, pero para poder enfrentar todo el problema tendré que ocuparme de la cultura de la demanda, por qué nuestros chicos demandan. Hay problemas que no se arreglan con la ley seca, son más profundos, vienen de lejos, vienen de la falta del calor familiar, viene de la falta de imágenes, de modelos. Y para trabajar en todo esto tenemos que hacerlo juntos, nadie puede solo enfrentar cosas así.

 

No estamos en los tiempos de los genios, estamos en el tiempo de la humildad, de los equipos y de saber que nosotros solos no podemos.

 

Termino con esta frase de Francisco cuando nos está hablando de esta tensión que les hablaba hace un ratito entre la unidad y el conflicto.

 

“El conflicto no puede ser ignorado, no puede ser disimulado, tiene que ser asumido, pero si quedamos atrapados en él perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada. Cuando nos detenemos en la coyuntura conflictiva perdemos el sentido de la unidad profunda de la realidad.”

 

Como la paz es don de Dios y no sólo tarea humana, no sólo actividad humana, se la vamos a pedir por la intercesión del labrador, que supo usar sus instrumentos de trabajo para vivir la cultura del trabajo. Este santo nuestro que protege nuestro partido, nuestra diócesis, vamos a pedirle a su intercesión, como vamos a rezar el 25 de mayo en la oración de San Francisco, que podamos ser instrumentos de su paz.

 

Somos instrumentos, la paz la trae él, la da él, la regala él, es el primer fruto de su Pascua.

 

Abramos el corazón para poder recibirla en esta hermosísima fiesta que ahonda nuestro sentido de pertenencia, nuestro sentido comunitario, nuestra alegría de ser hermanos, de ser vecinos. Pidámosle que nos regale abrir este corazón para poder ser constructores, artesanos de la paz.

 

Que así sea.