Arte Espacio. Enriqueta Aguiló, la argentina que eligió La Barra, en Punta y expone en San Isidro: “Para mí pintar es vivir, es una necesidad del alma”
17/9/13. Ella fue una mujer de campo que trocó la ruralidad de su Azul natal por el encanto del bosque de La Barra que derrama en el mar. Allí, esta egresada de la Escuela Nacional Luciano Fortabat y de la Prilidiano Pueyrredon, que supo exponer en importantes salones de París y Nueva York encontró su lugar en el mundo. Ahí nomás de la ruta que atraviesa La Barra, en el Atajo que pasa por la Policía y el Club de La Barra tiene su atelier esta mujer dueña de un lenguaje contundente y de una técnica sutil que incorpora las figuras a los fondos. Sus trabajos permiten asomar a la cadencia de la mujer, abrevan en sus estados emocionales y se funden en fondos que trasmiten un profundo clima de espiritualidad. “Hace cinco años me afinqué en el medio de un bosque, donde siempre tengo buena música clásica, la chimenea a leña encendida, mi perro pointer, mi gata y de fondo… el ruido de mar. Si no creás ahí dónde lo vas a hacer”, plantea esta mujer sensible, que todos los años se suma a la propuesta de Arte Espacio. “Fuera de ArteBA, que es una exposición muy importante en la movida cultural, Arte Espacio es de las mejores expresiones artísticas que existen en Buenos Aires. Cada año se supera a sí misma y eso está muy bueno”, cuenta Enriqueta Aguiló al tiempo que revela que San Isidro guarda similitudes con su paraíso esteño: “Aquí existe una magia especial y el público está acostumbrado a otro tipo de belleza porque vive en pleno contacto con la naturaleza. El vivir en armonía con lo natural estimula los sentidos”, dice la artista que eligió el Este, al otro lado del río, para vivir
A lo largo de los años, Punta del Este se convirtió en el lugar elegido por numerosos artistas para exponer lo mejor de su obra e, incluso, instalarse. En efecto, muchos coinciden en que los paisajes esteños son en sí, una obra de arte perfecta. Naturalmente bella, los tonos que brotan de su paleta, más la vital energía que aporta el mar, estimulan los sentidos y suelen deslumbrar a aquellas almas sensibles que vuelcan todo ese venero en la tela.
Enriqueta Águiló es una argentina, oriunda de Azul, que encontró en la paz del suelo oriental le mot juste para crear. “De la Barra me enamoraron las soledades. La Barra es un foco de arte. Para un pintor no hay nada mejor que esas soledades”, confia y a renglón seguido añade: “Yo soy una mujer de campo. En Argentina me crié en Azul y necesitaba un giro, un cambio de 180 grados”, dice la mujer que un buen día decidió vender la tierra que la vio nacer, donde atesoraba sus entrañables recuerdos familiares y entendiendo que la vida es movimiento continuo, se animó a cruzar el charco y afincarse en el Uruguay.
“Toda mi vida quise terminar pintando en el mar y cumplí mi sueño”, cuenta distendida Enriqueta a quien de inmediato la sedujo no solo el paisaje sino la nobleza, simpleza y sencillez del pueblo uruguayo. “En esta etapa de la vida es lo mejor que me pudo suceder”, describe la mujer que apela a muletillas bien uruguayas como “seguro” pero a la que aún no se la ha pegado la tonada ni el tu, el ti y el tá, tan característicos.
ARTE, BOSQUE Y MAR
Enriqueta trabaja en su casa taller rodeada de verde. La acompañan su perro pointer, su gata y la majestuosidad de la Posta del Cangrejo que se funde en el fondo. “Si no creas en medio del paraíso, dónde”, plantea y enseña las obras de su última serie de óleos y técnicas mixtas “Las Piadosas”, que por estos días se exhiben en el stand 68 de Arte Espacio, el almacén de arte que todos los años abre sus puertas en el Multiespacio Darwin del hipódromo sanisidrense.
El arte ciertamente puede encontrarse en todos lados, pero la figura femenina siempre ha sido una gran musa inspiradora. Así lo demuestra en “Las Piadosas”, en ella Enriqueta abreva en los distintos estados emocionales del ser, donde la sensualidad es protagonista.
Simplificando sus formas, la artista se concentra en las expresiones de sus cuerpos; curvas y líneas se entrelazan con fondos texturados y barrocos, de colores vitales, intensos. “
El color es en la obra de Aguiló una metáfora del paisaje en el sentido de que crea un determinado clima y logra que en las texturas de los fondos se incorporen las figuras.
“Parto del color para llegar a la forma –devela– Yo creo que la belleza está en el ojo del espectador, eso es muy importante. Está dentro de él yo plasmo la obra pero es el espectador quien la tiene que descubrir”, suelta dando pistas de cómo ingresar a su mundo.
Sólo hay que tomarse algo de tiempo para ver, descifrar cada escena y esperar en silencio que las historias encriptadas en la imagen y sus paredes pintadas, húmedas, descascaradas y vueltas a pintar, comiencen a tener vida propia. “Para mí pintar es vivir, es una necesidad del alma”, define Aguiló.
http://www.youtube.com/watch?v=7coSTq8cV0U
“En Las Piadosas muestro mujeres en diversos estados emocionales e intento crear en la tela un clima sensual, pero fundamentalmente espiritual. Hay sensualidad pero sin agresión”, resume. Sus figuras aparentemente estáticas, paralizadas, parecen residir en un vacío donde la artista prefiere concentrarse en las expresiones de sus cuerpos. Explora, de esta manera, el modo de simplificar las formas, que junto a la ornamentación y texturas, introduce en ese clima tan especial. “En las texturas de los fondos incorporo las figuras y conforman un todo y está en el espectador descubrir ese todo. Como te dije, el observador es el encargado de develar el mensaje”, reitera esta mujer que se animó a dejar el bagaje de su historia atrás, recorrió el mundo, la Ciudad Luz y un sinfín de lugares por demás cosmopolitas y, de entre todos ellos, eligió el paraíso esteño de La Barra con sus casitas pintadas de colores, construcciones coloniales y modernas, calles angostas, la impronta bohemia y el bosque de ese increíble balcón natural que derrama en el mar. Es que para ella allí reside el arte en su total dimensión
Arte Espacio se puede visitar hasta este miércoles 18 de Septiembre, de 13 a 22, en el Multiespacio Darwin del Hipódromo local (acceso por av Santa Fe y Márquez, San Isidro).
La entrada general tiene un valor de $60 y es gratis para los menores de 12 años