Para Llinás: “El cineasta se juega la vida en cada plano, después viene el editor, lo corta todo, y hace una de Campanchella”

 

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27/10/09. Convocado por el ciclo “Creación, locura y lo político” el director Mariano LLinás, ofreció una rica y polémica charla en el ciclo que promueve la Fundación Campos del Psicoanálisis -que como se sabe tienen sede en Martínez- en la galería van Riel, Juncal 790, Capital. En este encuentro coordinado por la lic. Adriana Abeles con la colaboración de Valeria van Riel el autor de “Historias Extraordinarias” (Premio Bafici 2008) reveló sus intereses particulares sobre el séptimo arte y cómo reconoce el mundo a través de la lente. Habló de las motivaciones que lo llevaron a hilvanar un jugoso film en poco más de cuatro horas, develó las bondades de la voz en off, se ocupó de la importancia del guión en la concepción cinematográfica, de cómo abrevó en Borges y estructuró en base a la yuxtaposición de ideas, sin apelar al rizoma deleuziano, una película que escapa a los tradicionales esquemas del cine argentino.

 

 

El autor habló de “Historias Extraordinarias”, su ambicioso e imaginativo film fuera del circuito comercial

 

La noche del pasado miércoles 21, pasado el temporal de lluvia y viento, invitaba –a pesar de lo destemplado del clima- a la reflexión y a la posibilidad de adentrarse en el maravilloso mundo del séptimo arte, escuchando a uno de los noveles autores cinematográficos más talentosos e innovadores de la actualidad: Mariano Llinás

 

 

Convocado por el ciclo “Creación, locura y lo político” el autor de la multipremiada “Historias Extraordinarias” y “Balnearios” se llegó hasta la galería van Riel, en plena Recoleta para compartir su visión sobre su más reciente producción.

 

 

Por cierto “Historias extraordinarias” mereció los premios Especial del Jurado del BAFICI 2008, Revista Ñ y Cinecolor Voto del Público y Centinela al Mejor Filme y Mejor Director.

 

 

La audaz estructura de esta película, que -por decirlo de alguna manera- rompe los esquemas de la producción nacional, propone tres relatos centrales que cibernéticamente van abriendo nuevas narraciones que, a su vez, se ramifican en otras a través de tres personajes: X, H y Z, interpretados por el propio Llinás, Agustín Mendilaharzu y el actor Walter Jacob.

 

 

Manteniendo y potenciando la unidad de cada una de estas historias, Llinás las hace fluir como ríos y sumerge al espectador en el rastreo de unos misteriosos monolitos, la búsqueda de un tesoro y la obsesión de alguien tras los pasos de otro alguien combinando el thriller, la comedia, el melodrama, el falso documental, la película de aventuras, el cine bélico y el road movie. Y aunque la película transcurre en una mítica provincia de Buenos Aires, incluye -entre otras sorpresas- la presencia de un león, escenas rodadas en Sudáfrica y Mozambique y más de 50 actores, lo que no es poco decir a la hora de ceñirse a un presupuesto mas que acotado.

 

 

 

silvina-cuneo-costa-norte-noticias-9601A poco de realizar la presentación Valeria van Riel destacó que la película cuenta con recursos ciertamente extraordinarios. “Suplanta los diálogos por la voz en off, y el narrador se convierte en un protagonista invisible, testigo necesario que nos acompaña como un factor unificador a través de las diferentes historias”, observó al tiempo que rescató: “Mariano dice en un reportaje que ‘con la voz en off, las escenas pueden estar vivas, tienen una autonomía y vitalidad que no logran cuando deben justificar su lugar delante de la cámara. La película transcurre en los paisajes de la provincia de Buenos Aires y las historias tienen un comienzo casual, donde los protagonistas se ven envueltos en objetivos tan grandiosos como ajenos. Atrapados en una escena afín de otro, el verdadero sentido pasa a ser la aventura misma, y el brillo de la meta se desliza en el devenir de las historias’”.

 

Para quienes aún no la hayan visto – además de la proyección en el BAFICI, este rico “largo metraje” se difundió recientemente en el MALBA y este mes ganó la pantalla de la señal ISAT, una de sus promotoras- “H E” es una película aluvional, voluptuosa, que en lugar de reclamar esfuerzos, entrega cuentos, cuentitos, situaciones, conjeturas, datos, anécdotas y emociones de manera sostenida, a lo largo de cuatro horas. Doscientos cuarenta y tantos minutos que no son eternos, que se van volando, en los que la voz de los narradores (Daniel Hendler, Juan Minujín y Verónica Llinás) casi no se apaga, como ese cantor que no se calla y que llevó a Roberto Gargarella (en la revista especializada El Amante ) a celebrar el rescate de la palabra emprendido por el director: “Sólo por permitir que volvamos a escuchar a la pantalla hablando un castellano limpio, divertido, rico, irreverente, Llinás merece nuestro reconocimiento y aplauso. Así como Lucrecia Martel había recuperado el oído, ahora Llinás hace lo propio con el lenguaje”, ponderó con rigurosidad el crítico.

 

 

LA VOZ EN OFF Y TODO GUION, UNA PELÍCULA EN SI MISMA

 

 

La Lic. Adriana Abeles también puso la mirada en el lugar primordial que tiene el relato en off en la obra. “Esa voz acompaña, relata, anticipa, cuestiona, es muy particular, casi podríamos decir que dentro de la película el off produce una audiencia. La audiencia del film y nosotros mirándola somos otra, porque allí nos encontramos con la lectura de lo que pasa. Porque dice, informa, explica”, razonó la titular de Campos del Psicoanálisis y destacó que si bien en el cine la literatura tiene un indiscutible lugar, “acá toma uno especial”

 

 

Fue entonces cuando Llinás explicó que todo guión cinematográfico bien narrado es una película en sí misma. “Toda película tiene una base literaria que es un guión cinematográfico, entonces el cineasta recurre a él. Esa es una visión muy difundida, pero la pregunta es si es real eso, si sucede de esa manera. Y me parece que yo estoy un poco tentado a decir que no. No es para decir que lo que vos dijiste está mal sino para generar cierta chispa que encienda a nuestros espectadores – retrucó el conferencista-. En principio hay una idea que debemos desterrar. Si vamos a dividir en lo específicamente literario y lo cinematográfico; entendiendo lo primero a lo que trabaja con conceptos y a lo segundo, a aquello que trabaja con imágenes. Hay que evitar pensar que el guión de la película es una instancia previa literaria, y que la película es su concepción cinematográfica. Me parece que es un error. O es una manera de escribir malos guiones, un guión cinematográfico ya es cine. Y si no es cine, es un mal guión cinematográfico”, advirtió enfático.

 

 

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En tono risueño y desenfadado, Llinás explicó que quien escribe un buen guión ya puede considerarse un cineasta sencillamente “porque piensa un film”. “Se puede decir que hace una película, toma decisiones inherentes a la cámara, al montaje, al tono, al nervio –añadió-.  Su trabajo tiene que ver con la imagen, con lo visual, con la narración en imágenes. Entonces, es falso eso de que en la película primero hay una base literaria y después viene el cine. Una película se concibe como un film desde un comienzo. Todo al mismo tiempo. Sino es un disparate”.

 

Sin embargo hay quienes creen que el recurso de la voz en off omnipresente relaciona la película con un relato novelístico y en una suerte de contrapunto con el público el autor reconoció finalmente que el cine es una forma de género literario, toda vez que cuenta y reveló que su obra apeló a los procedimientos borgeanos de contar “como en el ‘Informe de Brodie’, ‘ Historias…’ está contando una cosa que existe, está ofreciendo un resumen. Este es el procedimiento central de “H E”. Es verdad, está la intención de pensar una narración, y que el comentario sea eso y no ponerla en crisis, sino que se produzca más desde el lado del amor hacia el argumento, que es muy difícil porque a la vez la película trabaja con un nivel de tensión muy alto, y un trabajo de argumento que va increscendo. Pero también, si uno tiene que resumirla es imposible. Hay un tipo que ve un asesinato y se mete en un hotel, y mira cosas por la ventana, ve a dos tipos, y empieza a leer el diario y se da cuenta que ahí pasa algo, pero es todo falso. De hecho lo que yo hago está en la literatura, es básicamente utilizar una serie de procedimientos borgeanos de contar”, admite el realizador.

 

 

EL RIZOMA Y UNA DE CAMPANCHELLA

 

 

Dueño de un ángel y un histrionismo especial, además de un lenguaje gesticular en el que apoyó buena parte de su relato – sus manos se movían como aspas y las miradas perdidas en el vacío en procura de la respuesta mas ajustada, supieron seducir y establecer un puente de plata con el público a poco de entrar en charla –,  supieron darle al encuentro un tono intimista, casi coloquial, entre autor y audiencia. Resultó muy divertido el contrapunto entre sus seguidores que creían ver en su obra una apuesta al rizoma de Déleuze, por como como una raíz, capilarmente las historias presentadas podían tocarse unas con otras, mientras que Llinás confesó que nunca lo entendió así, que siempre puso su energía en filmar cada plano. “¡Esto es un cónclave de deleuzianos!” –exclamó eufórico y al rato explicó que  para el cineasta el problema radica en la construcción de cada imagen en sí, después viene la construcción del relato.

 

“La circunstancia angustiante del cineasta es ante cada imagen –confía– . Es decir, cómo construir, cuáles son las técnicas que de alguna manera dan corazón y alma a cada una de las imágenes. Y cuando digo imagen estoy hablando de cada uno de los planos, el espacio que va de corte a corte y que responde a una  puesta de cámara. El cineasta se juega su vida ahí, en ese momento. Después viene el editor, lo corta todo, y termina haciendo una de Campanchella”, desgranó risueño.

 

Obviamente, Valeria van Riel intentó corregirlo advirtiéndole su error al italianizar aún más al autor del film más taquillero de la pantalla nacional, “El secreto de sus ojos”, pero Llinás incurrió en más de una oportunidad en rebautizar a Campanella como Campachela, tal vez dejando en claro que en “H E” decidió mostrar otra arista y no apela a los cliches recurrentes que propone el circuito comercial, antes bien es una apuesta innovadora. Llinás la deja bien en claro al explicar que existe todo un cine que se resiste a ser concebido de manera industrial. “Hay películas que no aceptan ser una empresa o parte de una industria. ‘H E’ la hicimos entre todos, con poca gente, intercambiando roles. No entender esto, que es una forma artesanal de filmar que tiene que ver con el futuro del cine del mundo y no subsidiarlo es un error. Tendrían que abrir los ojos y dar otro tipo de subsidios. Me opongo a convertirme en un patrón con empleados. Yo trabajo, hago un producto artístico y mi último objetivo no es el lucro. Nos pelamos el ojete haciendo la película y si generamos algún dinero lo repartimos”, ejemplificó al tiempo que deslizó un tirón de orejas al INCAA .

 

LA FRESCURA DEL CINE ARTESANAL

 

Vale preguntarse si no resultaba arriesgada la idea de una superproducción de bajo presupuesto con tan poco apoyo. A lo que el conferencista reveló que las posibilidades de desastre eran infinitas. “Una batalla imposible a diarios: botes, explosiones, un león, un viaje a Africa. Teníamos un cuaderno de problemas sin solución. Pero los encarábamos de una manera gozosa. Porque ésa es la película. Hacerla con 6 millones de dólares y con todo preparado sería artificial. Había que ponerle el cuerpo”, graficó y expresó que había ciertos desafíos que ponían en jaque esa máquina perfecta que comenzó a funcionar con el relato.

 

Una vez que empezamos el rodaje si la película no se imponía metas reales mas altas, mas fuertes, entendimos que iba a convertirse en su condena; así es que había que arriesgarse. Entonces decidimos viajar al África porque no podías traspolarlo a Zárate. También había que filmar la provincia de Buenos Aires y dar idea de la segunda  guerra mundial. Debimos alquilar un león para la escena con el tipo que se quería deglutir, costó unos 3 mil dólares, y esa era la otra clave. La palabra podía decir ‘el león y el tipo’, pero si el plano no refleja lo mismo, no funciona, hay falsedad. En la película “El globo rojo”, el globo va caminando con el chico y no lo lleva nadie. Pero, claro lo lleva alguien: tiene que haber un plano, donde vos veas al tren que arrolla a la chica, sino todo está contaminado de falsedad. El cine es el único sistema narrativo capaz de mostrar el peligro real”, concluye este hombre capaz de contar historias bien hilvanadas, para nada trilladas, un relato que conversa constantemente con sus contemporáneos mientras investiga ese rincón oculto de nuestra cinematografía, el territorio de la pampa húmeda y su fauna, quizás hasta la identidad argentina toda, lo que no es poco decir