Día Mundial de la Diabetes. “EL CUERPO AVISA antes que el análisis”: señales anticipatorias; suelen confundirse con cansancio cotidiano

 

14/11/2025. Sed constante, ganas de orinar con frecuencia, sueño persistente o bajadas y subidas de peso sin motivo aparente pueden ser indicadores tempranos de diabetes. Detectarlos a tiempo cambia el pronóstico, previene complicaciones graves y permite iniciar un tratamiento que mejore la calidad de vida.

 

POR UN MUNDO SIN DIABETES. Con el fin de incrementar la concientización sobre la enfermedad, de dar a conocer las causas, síntomas, tratamiento y consecuencias, desde 1991, todos los 14 de Noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes. En nuestro país, afecta a 1 de cada 10 argentinos y en el mundo, a un total de 400 millones de personas. Las tendencias indican que lejos de reducirse, el número de afectados por esta patología va en aumento, por este motivo es de suma importancia encontrar tratamientos seguros y eficaces para estos pacientes.

La diabetes es una enfermedad metabólica caracterizada por niveles de azúcar en sangre elevados (glucemia). Este aumento, es el resultado de defectos en la secreción de insulina, en su acción o en ambas. La insulina es una hormona que fabrica el páncreas y que permite que las células utilicen la glucosa de la sangre como fuente de energía. De no controlarse adecuadamente, a largo plazo, la presencia continua de glucosa alta en la sangre puede provocar alteraciones en la función de diversos órganos, y hasta la muerte.

¿Cómo se detecta?

Ciertamente la diabetes avanza de manera silenciosa, pero no tanto como se cree. El cuerpo habla antes de que le hagan un análisis de sangre. El problema es que esas señales suelen confundirse con estrés, calor, cansancio o “una mala semana”. Sin embargo, ignorarlas puede retrasar su diagnóstico y derivar en complicaciones que afectan la visión, los riñones, el sistema nervioso y el corazón.

En la Argentina, según International Diabetes Federation, se estima que más de 4 millones de adultos conviven con diabetes y que cerca de 1 de cada 3 personas no sabe que la tiene. El punto crítico es que, cuando los síntomas se vuelven evidentes, muchas veces la enfermedad ya lleva tiempo afectando el organismo.

Los primeros avisos pueden ser sutiles: sed intensa que no se calma, necesidad de orinar muchas veces, visión borrosa temporal, fatiga constante, hambre exagerada o cambios de peso sin explicación. No se trata de señales “menores”: son mecanismos de defensa del cuerpo frente a niveles de glucosa elevados.

A esto se suma que los estilos de vida actuales —comidas rápidas, largas horas sentado, estrés sostenido y poco descanso— favorecen la aparición de la enfermedad. La rutina moderna muchas veces deja poco lugar para registrar cómo se siente el cuerpo y qué señales está enviando. Escuchar esos avisos requiere un cambio cultural: poner la salud propia como prioridad antes que la productividad o la inercia diaria.

También es importante desarmar un mito frecuente: la idea de que solo las personas con “sobrepeso” pueden desarrollar diabetes. La diabetes tipo 2 puede aparecer en personas con distintos tipos de cuerpo, y la diabetes tipo 1 no está relacionada con la alimentación o los hábitos. Por eso, reducir el tema únicamente al peso corporal no solo es impreciso, sino que puede retrasar el diagnóstico.

La gente suele creer que si puede seguir con su día, entonces está todo bien. Pero el cuerpo puede compensar durante mucho tiempo antes de mostrar daño. Por eso escuchar estas señales es fundamental”, explica la Dra Ma. Julieta Godoy Asis, Médica Generalista de familia y diplomada en diabetes de Boreal Salud (MP 7960). “No se trata de generar alarma, sino de promover conciencia. Consultar a tiempo puede evitar complicaciones muy serias”.

En la práctica clínica, gran parte de los diagnósticos se dan cuando la persona llega por otro motivo de consulta o tras años de síntomas minimizados. Muchas veces no es falta de interés, sino desconocimiento: nadie nos enseñó a leer señales fisiológicas básicas como la sed, el cansancio o la alteración del sueño. Por eso, el rol del acompañamiento profesional es también educativo: ayudar a reconocer el lenguaje del cuerpo y actuar antes de que la enfermedad avance.

El acompañamiento nutricional y emocional también juega un rol clave. “El diagnóstico no es una sentencia: es una oportunidad de reorganizar hábitos con acompañamiento. No se trata solo de ‘comer bien’, sino de aprender a leer el propio cuerpo, entender qué alimentos y rutinas lo ayudan y cuáles lo desestabilizan”, señalan desde Boreal Salud.

Detectar la diabetes de forma temprana cambia el pronóstico: permite evitar daños irreversibles, reduce el riesgo de internaciones y mejora significativamente la calidad de vida. Los controles de glucemia son simples, accesibles y rápidos. La consulta profesional temprana no solo salva vidas: previene sufrimiento.