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Son más de 15.000 volúmenes que incluyen manuscritos de Borges. Exhiben la biblioteca de Bioy Casares y Silvina Ocampo en la Biblioteca Nacional
28/8/2025. TREMENDO PATRIMONIO LITERARIO. Los 15.860 volúmenes fueron donados a la Biblioteca Nacional en 2017, pero recién ahora 8 años después se los puede exhibir. Hay manuscritos, dedicatorias, notas de Borges y primeras ediciones que nutren la Sala del Tesoro. Entre ellas la biblioteca heredada de los padres, de Bioy, Adolfo Bioy Domec, Marta Casares Lynch además de libros de Victoria Ocampo y una buena cantidad de ejemplares de la colección de Jorge Luis Borges, su entrañable amigo. Cómo fue, la movida inédita entre herederos y donantes que lo hizo posible.
La Biblioteca Nacional abrió esta semana para la consulta pública el material que fue donado a la institución en Noviembre de 2017. Hace ocho años se trasladaron a la Biblioteca Nacional más de 300 cajas que reúnen varias bibliotecas: la de Adolfo Bioy Domecq y Martha Casares Lynch, la del matrimonio de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo y la de Jorge Luis Borges. Primeras ediciones, ejemplares anotados y libros raros antiguos que ahora forman parte del acervo de la Biblioteca Nacional gracias a una donación privada.
En estos años, los ejemplares han sido trabajados e intervenidos por distintas áreas de la Biblioteca Nacional para poder estar disponibles para la consulta. Se han realizado tareas de preservación, de catalogación, archivística e investigación sobre estos fondos que constituyen un acervo crucial de la literatura argentina.
Era la increíble biblioteca que tapizaba las paredes del famoso departamento de la calle Posadas. Casi 900 metros cuadrados en el que los libros iban de suelo a techo, de pared a pared, con escalera para llegar a los más lejanos. “Esa biblioteca estaba viva, Borges la usaba como si fuera suya, llevaba y traía libros”, dijo al canal TN Ernesto Montequin, representante de la obra de Silvina Ocampo y, en esta donación, de los herederos del matrimonio. Ahora, esa biblioteca viva es de acceso público, abierta a curiosos e investigadores de la obra de ambos autores.
Carta de Gabriel García Márquez a Adolfo Bioy Casares. (Foto: Biblioteca Nacional).
Como dijo el anterior director de la Biblioteca Nacional, Alberto Manguel, toda una galaxia que ayuda a definir lo que llamamos cultura argentina: la trama de conexiones y afinidades, cruces entre autores amigos del matrimonio (de Alejandra Pizarnik a Gabriel García Márquez). Un mapa de intereses y curiosidades intelectuales que tomaba como fondo la biblioteca heredada de sus padres, Adolfo Bioy Domec, Marta Casares Lynch, con otras búsquedas de otros tiempos. Además de la de Victoria Ocampo y una buena cantidad de ejemplares de la colección de Jorge Luis Borges, su entrañable amigo de aventuras literarias, cuya presencia allí era cotidiana.
Con una movida extraordinaria por lo inhabitual, “una vaquita de donantes” permitió comprar esa biblioteca a los herederos del matrimonio para luego donarla a la Biblioteca Nacional. Una iniciativa particular que logró reunir apoyos de importantes fundaciones, bancos, filántropos y mecenas particulares para que ese acervo no se perdiera ni se desperdigara. Así llegaron 330 cajas en un camión, en Noviembre de 2017. El proceso de trabajo sobre ellas culminó ahora, ocho años después.
“Los herederos me pidieron que me ocupara de la biblioteca de ellos que estaba en un depósito, que le buscara un destino, y ahí entramos en comunicación con la BN, primero en la gestión de Horacio González, después en la de Alberto Manguel, y luego se pudo armar esta conjunción de donantes” —dice Montequin, circulador de la obra de Silvina Ocampo desde 2003, junto a la actual directora de la BN, Susana Soto—.
“Verónica Viel Tempreley logró reunir una gran cantidad de donantes institucionales y particulares que estuvieron de acuerdo en comprar la biblioteca y, en el mismo acto, donarla a la BN. Fue una movida bastante inédita, el hecho de que particulares compraran una biblioteca de estas características, absolutamente única, y la donaran a la BN fue un caso testigo que, desgraciadamente hasta ahora no ha tenido otros emuladores”.
Después de no pocas gestiones y reuniones para acercar voluntades, se logró dar forma legal al acto de compra y donación que ahora culmina con la puesta en estado público. “Los herederos podrían haber elegido venderla al exterior, o desmembrarla, pero había una voluntad firme de que la biblioteca quedara en el país e indivisa —dice Montequin—. La mayor tragedia para una biblioteca es la dispersión, y en una como esta sería una doble o triple tragedia. Porque era también la biblioteca de Borges, no solo de Silvina y Bioy Casares. Los herederos eligieron esperar hasta que se encontrara la manera de lograr la donación. No había ejemplos de algo parecido, no existían antecedentes. Fue un trabajo extraordinario de todos los involucrados: herederos, donantes, abogados, y por supuesto, la gente de la Biblioteca Nacional”.
En el minucioso proceso de selección de lo que contenían esas 330 cajas, 789 ejemplares fueron a la Sala del Tesoro de la Biblioteca Nacional. Entre ellos, un original dactilografiado deEl jardín de los senderos que se bifurcan,con anotaciones de Borges, original de imprenta. Con el prólogo agregado por Borges en una hoja membretada de la biblioteca municipal Miguel Cané, donde trabajaba en aquel momento.
Libros del pintor surrealista Giorgio De Chirico dedicados a Silvina: ella había estudiado pintura con él en París, en los años treinta. O una primera edición deFinnegans Wae, de Joyce, con anotaciones a dúo de Borges y Bioy, jugando con las frases que empezaban con “en menos que”. También hay libros de García Márquez o de Alejandra Pizarnik, muy amiga del matrimonio, con cartas adentro. Y primeras ediciones de Borges.
Aunque los libros estaban mezclados, pues era la biblioteca de la pareja, el comunicado de la Biblioteca Nacional detalla las bibliotecas personales de cada uno. La de Adolfo Bioy Casares, dice, representa a su dueño en sus diferentes edades y etapas literarias. Reúne sus libros de viajes familiares, sus libros escolares y de educación universitaria, un importante conjunto de literatura española e hispanoamericana, poesía, diarios personales, novelas, literatura universal contemporánea y antologías. Especialmente valiosos resultan los ejemplares de sus primeras novelas, excomulgadas de sus obras por el propio autor y, por tanto, inhallables hoy en el mercado editorial.
Hacia 1932, su biblioteca registra un quiebre conceptual, asociado al inicio de la amistad con Jorge Luis Borges. Como testimonio de ese vínculo encontramos varias primeras ediciones de Borges. Entre las más valiosas, se cuentan dos ejemplares deFervor de Buenos Aires (1923) dedicados uno a Silvina y otro a Adolfo. Más raro aún es un ejemplar de Anales de Buenos Aires, revista que dirigió el autor deEl Alephy donde dio a conocer algunos de sus mejores cuentos. Este número en particular posee las correcciones de puño y letra de Borges a su relato “El Zahir”.
La biblioteca de Silvina Ocampo posee una valiosa colección de poesía francesa del siglo XX y de las vanguardias artísticas europeas. Este material no solo conforma por sí mismo un apartado de excepcional valor, que difícilmente se halle representado en otra biblioteca pública o privada del país, sino que ha sido enriquecido con notas y dedicatorias de los principales actores e impulsores de esas vanguardias.
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este Noticia Escrito por admin on Jueves, Agosto 21, 2025, 20:56. admin Fue escrito 1055 Noticias en Continta Norte.