El Papa Francisco será enterrado en la BASÍLICA DE SANTA MARÍA MAYOR según su deseo

21/4/2025. JUNTO A OTROS 7 PAPAS. Una de las cuatro basílicas papales (la más cercana a la Embajada Argentina), alberga la tumba de Francisco. El espacio fue elegido por el propio pontífice. Otros siete papas están enterrado en este templo.

El Papa Francisco, fallecido el 21 de Abril a los 88 años, manifestó su deseo de ser enterrado en la basílica Santa María Mayor, una de las cuatro basílicas papales de Roma (la más cercana a la Embajada Argentina), fue el lugar elegido por Jorge Bergoglio para su sepultura, hablando de la gran devoción a la Virgen, en particular al icono de la ‘Salus Populi Romano’.

El pontífice lo anunció en una entrevista a N+ de México, en 2023, en la que aseguró que ya esta “preparado” el lugar donde sería enterrado, cuando falleciera, en la basílica Santa María Mayor de Roma, es decir, fuera del Vaticano.

“Como siempre le prometí a la Virgen, ya está preparado el lugar. Quiero ser enterrado en Santa María Mayor”, había precisado Francisco y explicó que es por su “gran devoción”.

Sí, porque es mi gran devoción, mi gran devoción. Y antes, ya cuando venía, siempre iba ahí el domingo en la mañana que estaba en Roma, me iba un rato allí. Hay una ligazón muy grande”, destacó el Papa en aquella ocasión.

De hecho, al día siguiente de ser elegido, el Papa Francisco se dirigió a esta basílica a rezar, a primera hora de la mañana y también ha acudido allí meditar antes y después de cada viaje apostólico.

JUNTO A OTROS SIETE PAPAS

Esta basílica, situada en lo alto del monte Esquilino, tiene 16 siglos de historia y su origen se atribuye a un acto milagroso: según la tradición, la Virgen María indicó e inspiró la construcción del edificio, apareciendo en sueños al patricio Juan y al papa Liberio (siglo IV).

El lugar fue identificado por el llamado “milagro de la nieve”, según el cual, el 5 de Agosto del año 358, nevó en pleno verano en el Esquilino, una de las siete colinas de Roma.

El Concilio de Éfeso (431) declararía a la Virgen como Madre de Dios y el papa Sixto III (432-440) ordenó la reconstrucción de la Basílica, la primera en Occidente construida en honor a María.