Hoy como ayer Sanisidrenses que TIENDEN PUENTES y Presidentes que ABREN PUERTOS

28/8/2024. Reafirmando la Hermandad Rioplatense. Hace muchos años ya, en ocasión de la reapertura del fondeadero Barra San Juan (ROU) para los navegantes argentinos gestión que realizó la entonces revista náutica “Con Sol a Bordo” a raíz de una carta enviada por el navegante y reconocido inmobiliario local Antonio Mieres. El director de aquella publicación -mi padre Carlos Cúneo– valoró el gesto obsequiando un cuadro de la artista plástica, la colorista Lola Frexas, al entonces presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti. Quien esto escribe cubrió el acontecimiento junto al entonces reportero gráfico Horacio Solonka. Años después, por estos días para ser exactos, Horacio, ex comisario y capitán del velero “Perla Negra” en acto público llevado a cabo en Colonia, en la vecina orilla, le entregó una ilustración del cúter muy marineroLuisito” construido por el comandante Luis Piedra Buena, para rescatar a los náufragos del Bergantín Espora en verdadera epopeya al presidente oriental Luis Lacalle Pou. Solonka, en emotivo encuentro, le dijo a Lacalle que “será recordado por la comunidad náutica argentina como el segundo mandatario del vecino país que a los argentinos les abrió las puertas de sus puertos deportivos”. En muy vívido mensaje el sanisidrense le dijo al presidente uruguayo que está cercano a llegar a puerto. “Crease que para quienes lo vemos desde la otra orilla, llega con la satisfacción del deber cumplido”, Solonka durante el acto en el que el mandatario inauguró el dragado del Puerto Deportivo Carmelo en el departamento de Colonia.

El presidente de la República Oriental del Uruguay, Luis Lacalle Pou, inauguró el lunes último el dragado del Puerto Deportivo Carmelo en el departamento de Colonia, tras la concreción de las obras que supusieron una inversión cercana a los 3 millones de dólares, y confió en que el cauce vuelva a convertirse en un punto de atracción para las embarcaciones no solo uruguayas sino también argentinas.

El mandatario oficializó el fin de las obras de dragado en el canal sur de la Isla Sola, que abarcan 2,5 kilómetros del canal de navegación (40 metros de ancho y 1,8 metros de profundidad), y señaló que la limpieza del cauce convertirá a Carmelo “en un lugar donde la gente quiere estar”.

Esta obra de infraestructura, cuya inversión ascendió a 3 millones de dólares, es fundamental para restablecer la seguridad en la navegación en la zona, potenciando la actividad náutica. Además, de mejorar el acceso al Puerto de Carmelo, facilita la navegación y promueve el desarrollo económico de la región. El canal, que conecta las costas de Uruguay y Argentina, a la altura del Delta del Río Paraná y Carmelo, permite la navegación de embarcaciones recreativas y deportivas (veleros, lanchas y cruceros), así como de tráfico de pasajeros.

En su oratoria, Lacalle Pou recordó que hace antiguamente el cauce se encontraba plagado de embarcaciones deportivas. “Allá por el año 1990 tuve la suerte de conocer el Parque Anchorena, y recuerdo en Semana Santa ingresar por la boca del (río) San Juan (y ver) en el entorno de 400 embarcaciones deportivas. Era una romería eso”, rememoró.

En el acto no faltaron navegantes argentinos que celebraron la apertura, uno de ellos fue el sanisidrense Horacio Solonka, capitán del velero “Perla Negra” que muchos años atrás, allá por 1985 participó de la apertura de la Barra San Juan, realizada por el entonces presidente Julio María Sanguinetti. Solonka le dijo Lacalle que “será recordado por la comunidad náutica argentina como el segundo mandatario del vecino país que a los argentinos les abrió las puertas de sus puertos deportivos” y le entregó al presidente uruguayo un presente: una ilustración del cúter Luisito” construido por el comandante Luis Piedra Buena,  que atesora singular historia.

Breve Reseña de la Gesta de Piedra Buena con ‘Luisito’: DE BUENA MADERA

En Febrero de 1873 Piedra Buena zarpó, a bordo de su bergantín “Espora” (ex Nancy), desde Punta Arenas con destino a Isla de los Estados. El viaje tenía como propósito construir una fábrica para producir aceite de pingüino en la misma y comercializarlo. Pese a que no existen registros sobre su derrota, al arribar y fondear en la caleta Lacroix de la Bahía Franklin fue sorprendido por una fuerte tormenta que hizo garrear a su bergantín y lo encalló en la costa oeste de la Isla donde el mar lo dañó severamente, inutilizándolo; Piedra Buena salió indemne del naufragio junto con sus tripulantes.

Al comprender que nadie los rescataría, el marino argentino emprendió la tarea de construir una embarcación pequeña, pero muy marinera, para regresar al continente. Sin planos, con las pocas herramientas de las que disponía y con la colaboración de sus hombres, que por momentos estaban enfermos o desanimados, construyó una embarcación tipo cúter en un plazo de apenas 72 días lo que constituyó una verdadera hazaña.

El velero fue construido con madera de los árboles de la isla además de emplear madera del interior del “Espora”. Al que trató de salvar hasta último momento. Bautizó al cúter como “Luisito” en homenaje a su primer hijo varón. Una vez finalizado el barco, dejó la Isla de los Estados salvando la vida de los 47 marinos que lo acompañaban para arribar días más tarde finalmente a Punta Arenas.