San Isidro. La Feria de Vinilos, OASIS PARA COLECCIONISTAS que SIGUE GIRANDO      

 

24/9/2023. MÁS DE TREINTA EXPOSITORES, DJS EN VIVO, GASTRONOMÍA Y ACCESO GRATUITO. La Plaza Yrigoyen? Una fiesta. Gente de todas las edades, de veinteañeros, y un poco menos también, a adultos que pasaron su adolescencia al ritmo de los vinilos. Ese fue el público que el sábado último anduvo de acá para allá y revolviendo bateas en la novena edición de la Feria de Coleccionismo Discográfico y Afines de San Isidro. Cita por excelencia en la zona Norte para los amantes de los platos negros y redondos que no paran de girar, que una vez más llegó a la Plaza Hipólito Yrigoyen, en la Av. Centenario y Roque Sáenz Peña, pleno centro comercial de San Isidro.

 

 

“La zona estaba demandando un encuentro para los amantes de los vinilos” – dice la gestora cultural Eleonora Jaureguiberry-. Y añade: “De allí el éxito de esta convocatoria que pone en contacto a generaciones muy distintas, pero que comparten la pasión por un formato musical que sigue en vigencia más allá del streaming y las redes”

Este evento con acceso gratuito se realiza a través de la Casa de la Juventud local y en colaboración con la productora local Orejas Abiertas.

Más de treinta puestos en los que hubo de todo para mirar, mientras una selección de Djs no dejó de hacer sonar música en vivo. “Bien organizada, muy profesional. Compré Kansas, Toto, algunas ediciones japonesas de muy difícil acceso. Me voy feliz”, asegura Federico Niño, coleccionista de hace más de 30 años y con viajes a EE.UU en busca de vinilos.

Rock clásico para todos los paladares, y también rock alternativo, grunge, pop, heavy metal, rock progresivo y glam rock. No faltan el blus, el jazz y muchos otros géneros, en español y en inglés, y de los 70 en adelante.

 

“Voy a averiguar si consigo Qué tal América de Two Man Sound, es el tema que está sonando ahora, temazo. Ese disco viene con una versión house impresionante. Me quedan bateas por mirar, pero ya tengo varias cosas apuntadas”, dice Randi Sánchez, que reconoce el origen de este hobby en su papá. “Fue baterista de la banda de metal Letal, de chico iba a salas de ensayo, conciertos, una casa llena de instrumentos. Siempre fui un curioso de la música y pero a mí se me dio por el lado del mastering”, cuenta el vecino de Villa Adelina con una bolsita en la que ya tenía la primera compra de la tarde: la remera de un sello.

Es que la feria, si bien se centra en los vinilos, que se conseguían desde $500, pero que también ofrecía combos de tres por 2000 o de dos por 3000, ofreció además casettes, Cds, remeras, todo tipo de piezas de coleccionismo, anime, libros, revistas, videos juegos retro, cine, pines, muñecos, parches, remeras, bazar en general y bar abierto. Una fiesta de la música en las bateas y también en las bandejas de los Djs Cuchodub, DJ Pablo Mastromonaco, Vinilos en la Vereda, Hunter, Pibas Vinileras y Dj Frsh, que sonaron desde las 12.

A pesar del mal tiempo que tuvimos al mediodía, se acercó muchísima gente, gran cantidad de pibes que no nacieron en época del vinilo ni del Cd y, sin embargo, no paran de hurgar bateas, lo cual es maravilloso. Muy contentos por la convocatoria y por el ambiente que a lo largo de los años fue creando la feria”, cuenta  Esteban Cavanna, director de Juventud de San Isidro.

 

“Las ventas funcionaron muy bien. Yo vengo desde la primera edición y San Isidro siempre responde. Un público diverso, la mayoría compra rock, pero también vienen por otros géneros, gente que busca jazz, tango. Es una feria que convoca a mucha gente joven, desde adolescentes, y eso está genial”, comenta Pablo Pedersen, apoyado en sus bateas.

Con auriculares colgados del pecho, Felipe Zamorano Graffigna se identifica como coleccionista, investigador y Djs. Se mete de cabeza en las bateas. “Recorro disquerías, pero en esta feria tenés todo junto, cosas muy variadas, rarezas, donde conseguís cosas que ni siquiera están en digital ni YouTube. Es un lugar esencial para nosotros”, afirma sin soltar la bolsa y conservando el misterio de su contenido. Hasta que afloja: un disco ignoto de Bernie Taupin, letrista de Elton John, y algo no tan raro, Touch the World, de Earth, Wind & Fire. Pero va por más, sabiendo que algo encontrará.