Nadie se quedó sin premio. IX Carrera de Autitos a Piolín SÍ: Lo pasaron PIOLA PIOLA con sus racers de competición
8/11/2021. RÉCORD DE PARTICIPANTES: MÁS DE UN CENTENAR DE PIBES CON SUS PAPIS ENTREGADOS A LA DIVERSIÓN: CASEROS, TUNEADOS Y BIEN FLAMA. A pura adrenalina y con récord de inscriptos, se corrió ayer por la tarde la novena edición de la tradicional Carrera de autitos a piolín – Edición Boulogne 2021, en la que primaron, como siempre, más las ganas de divertirse que otra cosa. De las pruebas, organizadas por el Museo del Juguete de San Isidro (MJSI) y el San Isidro Automóvil Club (SIAC), participaron 113 niños y niñas, acompañados por un adulto, que corrieron de lo lindo por el pintoresco circuito del Parque Arenaza, lindero al museo. “Para nosotros son 
claves las actividades que permiten el aprendizaje y el disfrute por medio de la propia experiencia y de poner el cuerpo en acción. Algo indisoluble con el espíritu lúdico que anima al Museo del Juguete, que invita a distintas generaciones a compartir un mismo espacio y enriquecerse mutuamente, ya sea sobre un tablero de juegos de mesa, en un taller o corriendo entusiasmados tirando del piolín de un autito artesanal”, dice Eleonora Jaureguiberry, titular de Cultura SÌ.
Cinco categorías divididas por edades, más la Bonus Tracks sin ningún límite, por un circuito entre árboles añosos y bajo el relato en vivo de Matías Fonre que le dio el picante necesario a la jornada, de 13 a 17.30. Todo bajo la supervisión deportiva del SIAC, especialistas del cronómetro y en banderas a cuadros, y la colaboración de una veintena de scouts, en su gran mayoría del Grupo de Scouts Fray Luis Beltrán, muy atentos ante el menor despiste.
“Los chicos están mucho con los juegos electrónicos y que vuelvan a un juguete real armado por ellos mismos es muy lindo. ¡Hermosa idea! Se nos cortó la cuerda, pero pudimos seguir”, comentó con una sonrisa David Klausa, un alemán radicado hace cuatro años a pocas cuadras del museo, que corrió con gran entusiasmo a la par de su hijo de siete.
“Junto con el museo, nuestra área de carpintería dio previamente cinco talleres de construcción de autitos con diseños de los propios corredores y corredoras. Se dibujaron en papel, pasaron a recortes de madera y terminaron en treinta autos. Vinimos con 22 chicos y los autos restantes quedaron a disposición para los que llegaron al museo sin su prototipo”, contó Mariano Acuña, director de la asociación civil Starte, del barrio vecino Santa Rita, en el debut de este grupo como colaborador en la competencia.
“El circuito más largo tiene poco más de 200 metros y un par de curvas -indicó Fernando Viviani, prosecretario del SIAC, en la línea de llegada y cronómetro en mano-. Siempre al lado del Museo del Juguete, es una gran satisfacción estar acá”. No muy lejos, Víctor Stastny posaba para una foto junto al modelo imitación del Tesla Alas de Gaviota (híbrido en su versión original) construido con su nieto Germán (10). Neumáticos gastados de karting, reflector de un automóvil y bidones de agua de 20 litros.
“Nos juntamos el fin de semana pasado en casa para intervenir el auto. Bandejas reciclables, cartones de rollos de papel higiénico, pinturas, caja de pastas de dientes. Es a propulsión nuclear”, dijo sonriente Constanza Piñeiro Sorondo (61), llegada de Acassuso con tres sobrinos nietos. “Me gustó correr. Lo construí con mis hermanos y mi papá”, dijo todavía agitada Morena Medina (9) tras cruzar la meta con su mamá y con un auto manejado por un Power Ranger de una casa de comidas rápidas.
Del partido de San Martín, Adrián Ces y Vicky, su esposa, siguieron las carreras desde reposeras y al borde del asfalto, a nuevo para evitar contratiempos. “Traje seis modelos, el que quiere lo usa y lo vuelve a su lugar. Manijas de muebles, latas, madera made in volquete. Todo sirve. Venimos hace tres años –dijo Adrián-, siempre con autos para prestar hechos por mí”.
