MENSAJE DOMINICAL. Mons. Ojea llamó a una nueva IMAGINACIÓN DE LA CARIDAD

7/9/2020. EMPEZAR NUEVAMENTE A PENSAR EN EL PRÓJIMO. El Obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, dedicó su mensaje dominical a la corrección fraterna de la que habla el Evangelio y puntualizó: “Es la responsabilidad que tengo respecto al bien de mi hermano; es ir de frente y decirle con humildad, aquello en lo que me parece que ha obrado mal, en lugar de criticarlo por detrás”. “Nos necesitamos, no podemos solos; tenemos que empezar a pensar de un modo nuevo, en el prójimo, en mi hermano”, consideró el prelado.

“La corrección fraterna es ir con esa humildad del que se sabe perdonado, del que busca solamente el bien, del que no quiere imponer su pensamiento”, sostuvo.

El prelado sanisidrense relacionó ese punto con la solidaridad, un tema también presente en la catequesis de la audiencia general del pasado miércoles, en la que el Papa Francisco expresó: “Tenemos un origen común, un destino común y vivimos en una casa común, en un momento muy difícil que estamos sobrellevando; se hace imprescindible la solidaridad”.

Al analizar el escenario creado por la pandemia, el pastor sanisidrense señaló la importancia de la interdependencia entre las personas y afirmó: “Esa interdependencia debe llevarnos a la solidaridad” en tanto cambio de mentalidad. “Es cuidar la vida de todos por sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos”, sostuvo.

Refiriéndose al episodio bíblico del Génesis, de la Torre de Babel, monseñor Ojea consideró que “pone de manifiesto la soberbia del hombre que quiere tocar el cielo y Dios confunde las lenguas” y continúa contraponiendo el capítulo de Pentecostés donde “el espíritu de Dios se derrama sobre hombres que entienden la diversidad de lenguas, es la diversidad solidaria. Partiendo de lo diferente construimos una unidad”.

Al marcar la dificultad para encontrar armonía en este tiempo de pandemia, el obispo subrayó: “Nos necesitamos, no podemos solos; tenemos que empezar a pensar de un modo nuevo, en el prójimo, en mi hermano”.

Por último, monseñor Ojea invitó a pedirle al Señor que “nos conceda este don, con una nueva imaginación de la caridad, de lo posible según el realismo del Evangelio para este momento en el que nos necesitamos todos”.