TIPS PSICOLOGICOS. La familia, algunas ideas para CREAR UN AMBIENTE ENRIQUECEDOR
1/05/10. La arena de las pasiones humanas es la vida familiar. Ellas recorren un proceso de desarrollo y el sufrimiento y síntomas aparecen, generalmente, cuando este proceso se perturba. El síntoma es una señal de que la familia probablemente enfrenta dificultades para superar una etapa del ciclo vital. Por ejemplo, el crecimiento de los hijos y las nuevas situaciones a las cuales nos enfrentamos, nuestro propio crecimiento que corre en paralelo al de nuestro hijos y los desafíos que esto presenta, y muchas otras situaciones que aunque diferentes en cada caso, entrarán en juego las mismas coordenadas: comunicación, autoestima, normas y vínculos con la sociedad.
La intervención terapéutica apunta, si ese fuese el caso, a que el ciclo vital se ponga nuevamente en movimiento para ayudar a salir del atascamiento que se ha producido.
Siempre he pensado lo difícil que la tarea de ser padres significa y los desafíos que presenta. Coincido con estudiosos y pensadores de este tema, que es casi o la tarea más importante de nuestras vidas, y como uno de ellos simpáticamente dijo, “¡la paradoja de ejercer el rol de padres es que cuando lo hayamos aprendido, estaremos desocupados!”.
Las respuestas a estas dificultades y desafíos no son fáciles. Muchas veces no sabemos que hacer y nos sentimos desorientados. A esto hay que agregarle el cansancio que la vida cotidiana nos hace sentir, pero a pesar de esto, las necesidades de los niños deben ser atendidas.
Debemos encontrar formas de cuidarnos a nosotros mismos y re establecer nuestra energía de tal manera que no queden excluidas las necesidades de nuestros hijos ni las nuestras. Esto es crucial para el desarrollo de una actitud más sabia en el ejercicio del rol parental.
Aquí algunas sencillas y prácticas ideas que pueden ayudarnos en esta tarea:
-Reconocer que nuestra propia familia es, a veces, un poco conflictiva e intentar ver cuáles son los focos o temas de conflicto.
-Perdonarse los errores cometidos en el pasado y darse permiso para cambiar, siendo conscientes que las cosas pueden ser diferentes y que los cambios muchas veces son difíciles de hacer, toman tiempo, pero en definitiva, valen.
– Los padres como tales, deben ser capaces de decir “si” y “no” con firmeza. De ser líderes alentadores. Esto significa utilizar el poder desde una posición positiva y estimulante sin sentirse culpables por los límites que consideren adecuados.
– Muchas veces es muy bueno involucrar a los hijos en actividades familiares desde edades tempranas. Actividades tales como el ayudar en la casa, pedir que contribuyan en el orden, participar en tareas específicas . Esto es positivo ya que una de las experiencias más gratificantes para cualquier ser humano es sentirse productivo.
-Tener como meta el progreso y no la perfección. El elegir áreas sobre las cuales tanto la madre/padre como el hijo/a puedan trabajar para mejorar. Tener como meta la perfección acarrea altos niveles de estrés familiar que no estimulan ni enriquecen a la familia ni a los miembros individualmente.
– Educar en forma individualizada. Todos los años se publican docenas de libros y artículos sobre educación y familia. Si bien estos pueden ser excelentes y de gran ayuda, preste atención individualizada y a medida de cada uno de sus hijos. Aprender a discernir lo que cada hijo necesita y lo que contribuye a su maduración y desarrollo personal.
– Escuche a sus hijos. El no sentirse escuchado por nuestros seres queridos conlleva innumerables e indeseadas consecuencias negativas, tales como la disminución del autoestima ya que al no sentirse escuchado uno tiende a no sentirse valioso. Esto mismo les enseña a los chicos a no escuchar a los otros y no estimular el reconocimiento y valor de las demás personas.
-Optimice y anticipe los momentos de crecimiento de sus hijos. Los cuerpos y las mentes de nuestros hijos están en permanente crecimiento y cambio, pero cada tanto este crecimiento está más apto para ser estimulado a través de actividades múltiples y diversas. Aproveche estos momentos para llevar a sus hijos a ver buenas películas, escuchar buena música, leer buenos libros, llevarlos a muestras de arte y ciencia y otras muchas cosas que se ofrecen en nuestra ciudad. Aunque los niños sean chicos, todo lo bueno que podamos darles formará parte de su “equipaje” para la vida. También mostrándole lo que es valioso, ellos desarrollarán la capacidad de discernir entre lo que es y lo que no lo es.
– Cultive la expresión de emociones a través de su cara. Según investigadores en Neurociencias, la cara y la voz de los padres son potentes reguladores del estado de ánimo de los chicos. Esto quiere decir que el ser mirado por los padres, el escuchar sus voces, desarrolla en los niños la capacidad de empatía, ayudándolos a comprender los sentimientos de los otros así como los de ellos mismos.
-Comprométase y enseñe regularmente lo que se llama el diálogo reflexivo. Esto es un tipo de comunicación en donde el padre/madre habla y discute sobre emociones, sentimientos, recuerdos, creencias e intenciones. Este diálogo o comunicación reflexiva debería ser en colaboración con el niño, que haya contacto visual, que la comunicación tenga un tono emocional, sin querer educar ni sermonear. Simplemente interactuar emocionalmente para conocerse sin barreras defensivas y cuyo efecto será una mayor intimidad afectiva.
Podría continuar pensando acerca de las múltiples formas de acercamiento entre padres e hijos, quedará para próximos encuentros. Simplemente querría finalizar con las palabras de un reconocido pediatra y terapeuta de niños, Donald Winnicott, quien dijo que para ser un buen padre se requería, simplemente, ser “suficientemente bueno”. Esto quiere decir no buscar la perfección pero si el mejoramiento, ver lo que no funciona y comprometerse en hacer lo mejor para superarlo.
Todos cometemos errores, y siempre los haremos. La habilidad consiste en admitirlos como en nuestra capacidad de intentar corregirlos.
Lic. Paula Gallacher
Psicóloga- M.P. 91.398
e-mail, pollygallacher@gmail.com