Mons. Fassi recordó al cura villero Pancho Soares con una misa: “Mi consagración a los pobres es irrevocable”

 

firma-libro1-300x22914/2/2017. El padre Francisco Soares era conocido en  la Diócesis de San Isidro por su opción por los pobres y su compromiso social. Fue una de las primeras víctimas eclesiásticas del terrorismo de Estado. El Obispo auxiliar, monseñor Martín Fassi, celebró una misa en recuerdo al padre ‘Pancho’, el cura obrero que fue asesinado a balazos el 13 de Febrero de 1976 al lado de la capilla Nuestra Señora de Carupá, en Tigre. Hace un par de años el párroco de la Catedral e historiador, Pedro Oeyen -un escudriñador de la historia local- rescató la vida del religioso en su libro “Sangre en la iglesia, vida y muerte de Pancho Soares, cura villero”, bien vale su lectura!

 

cura-pancho-217x300El sacerdote Francisco Soares, el cura obrero que fue asesinado a balazos el 13 de Febrero de 1976 mientras se encontraba en su casa, al lado de la capilla Nuestra Señora de Carupá, en el partido de Tigre, fue recordado este lunes 13 , con una misa celebrada por el Obispo auxiliar de San Isidro, monseñor Martín Fassi.

El presbítero Soares, quien falleció a los 54 años de edad, aún es recordado “viviendo en una increíble pobreza y trabajando como obrero, sin dejar nunca de ejercer su sacerdocio, por lo que constituye un testimonio elocuente de fidelidad, coherencia y entrega”.

“Mi consagración a los pobres es irrevocable”, citó monseñor Fassi una de las cartas del presbítero Soares, confirmando una vez más su opción por los pobres y su fuerte compromiso social.

“A pesar de la tristeza que marca el recuerdo de su muerte, el padre Pancho es recordado con mucha alegría por la comunidad parroquial ya que su figura es símbolo de esperanza, ideales, esfuerzo y fraternidad”, aseguraron.

 

QUIEN FUE EL PADRE PANCHO

 

Polifacético, zapatero, obrero de una fábrica de mosaicos, empleado administrativo de un supermercado, traductor de francés, sacerdote de una precaria capillita de madera y chapas, habitante de una humilde casillla y uno más en su barrio encontró la muerte en un atroz atentado.

“En medio de la noche, el viernes 13 de Febrero de 1976, el padre Pancho Soares, con 54 años de edad y 30 de sacerdote, fue asesinado a balazos por un grupo armado, en su casa, junto a la capilla de Nuestra Señora de Carupá, en el partido de Tigre. Doce años antes había abandonado el convento, para instalarse en una de las villas del partido. Se identificó con sus vecinos, viviendo en una increíble pobreza y trabajando como obrero, sin dejar nunca de ejercer su sacerdocio”, recuerda el padre Pedro Oeyen en su libro: Sangre en la iglesia, vida y muerte de Pancho Soares, cura villero”, que fue presentado un par de años atrás en la Quinta Los Ombúes, en un encuentro del que participaron mons. Ojea y Casaretto, obispo y hemérito de San Isidro.

“Hemos encontrado muchas cartas y escritos suyos, así como de personas vinculadas con él, a lo que se añaden numerosos testimonios de la gente que lo conoció. Al leerlas podremos comprender por qué un hombre que era un excelente organista, un buen cantor, también autor de poemas y hablaba varios idiomas, se transformó en obrero de una fábrica de mosaicos”.

El padre Oeyen explicó que, al recorrer las páginas de su obra, “nos adentraremos en el corazón de un sacerdote que amaba la lectura, el silencio y la oración, pero se fue a vivir a una casilla de una villa de emergencia”. Fue párroco, superior y rector del mayor santuario mariano de Chile, pero terminó como encargado de una humilde capillita prefabricada, levantada por sus propias manos.

 

“De este modo, viendo todo su caminar por este mundo, su vida iluminará el misterio de su muerte y ésta será la culminación luminosa de toda una vida entregada por amor a Dios y al prójimo. Pero, desde ya, debemos afirmar que su muerte violenta es incomprensible si ignoramos el marco histórico en el que se desarrollaron los hechos. Conocer las situaciones que vivió, sus ilusiones, ideales, esperanzas, esfuerzos y frustraciones, ver cómo influyeron las personas que estuvieron cerca suyo, nos ayudará a penetrar en el significado de esta tragedia”, sostuvo el padre Oeyen. Su libro bien merece una lectura!