Cierre del Jubileo de la Esperanza. Obispo Caride: “Gracias por haber abierto las puertas y el corazón al pueblo de Dios”
30/12/2025. AGRADECIMIENTO SINCERO Y CERCANO. El domingo último se celebró en la Catedral sanisidrense la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, con mucha alegría y el cierre del Año Jubilar en la Diócesis. Al concluir el Año Santo, el Obispo de San Isidro, monseñor Guillermo Caride destacó el
compromiso pastoral de parroquias y comunidades que acogieron a los peregrinos y sostuvieron el camino jubilar. “Este año terminó, pero la invitación es clara: sigamos siendo Peregrinos de Esperanza, comprometidos, con los pies en la tierra”, invitó el pastor diocesano.
Al cierre del Jubileo de la Esperanza, el obispo de San Isidro, monseñor Guillermo Caride, dirigió una carta de agradecimiento a los párrocos, equipos pastorales y comunidades de los templos jubilares, reconociendo el servicio brindado a lo largo del Año Santo y la disponibilidad para acoger a los peregrinos.
En su mensaje, el obispo expresó un “agradecimiento sincero y cercano” a quienes mantuvieron las puertas de los templos abiertas con generosidad y el corazón dispuesto para recibir a tantos hombres y mujeres que se acercaron en búsqueda de consuelo espiritual, reconciliación y encuentro con la misericordia de Dios.
El pastor sanisidrense destacó que en cada celebración, gesto de acogida y momento de oración se manifestó un auténtico fervor pastoral al servicio del Pueblo de Dios.
Monseñor Caride subrayó especialmente el acompañamiento brindado a quienes buscaron el perdón y la experiencia del “corazón indulgente del Padre”, así como el trabajo silencioso y constante de quienes organizaron peregrinaciones, animaron la oración comunitaria y sostuvieron el camino jubilar con entrega generosa.
Perseverar en una Iglesia cercana y misericordiosa
El Obispo señaló que el Año Santo 2025 fue para toda la Iglesia un acontecimiento providencial, que invitó a una conversión renovada y a volver a colocar en el centro la virtud de la esperanza.
Recordó, además, que este tiempo estuvo marcado también por la muerte del Papa Francisco, quien había convocado el Jubileo con una mirada profética.
“La partida del Santo Padre nos desafió a no detenernos, sino a asumir con mayor responsabilidad su legado”, afirmó y alentó a continuar el camino hacia una Iglesia cercana, misericordiosa y en salida, fiel al espíritu que animó el Año Jubilar.
Finalmente, monseñor Caride encomendó a la Diócesis a la protección de María y pidió perseverar en el espíritu vivido durante el Jubileo, para seguir siendo una Iglesia que abre sus puertas, camina unida y da testimonio de esperanza en medio del mundo.





