EFEMÉRIDES: 29 de Enero – Figura consular del 2×4, Roberto Goyeneche: el POLACO DEL TANGO ARGENTINO

 

 

30/1/2025. GARGANTA CON ARENA. A 99 años del nacimiento de este cantante excepcional apodado “el Polaco” -nació un 29 de Enero de 1926 en el porteño barrio de Saavedra, ahí nomás de Vicente López-, como no recordar a Roberto Goyeneche, aquel fana del Calamar (Club Atlètico Platense) con esos rasgos distintivos que fueron su voz áspera y esa presencia carismática que cautivó a distintas generaciones con los tangos “Sur”, “Naranjo en flor”, “Chiquilín de bachín”, “Garúa” y tantos otros. Fue chofer de colectivo, taxista y arreglador de motores pero gracias a Dios se dedicó a la música para cantar junto a los más grandes Aníbal Troilo, Atilio Stampone, Osvaldo Pugliese, Astor Piazzolla y hasta la Negra Mercedes Sosa. Aquí la semblanza de un groso de la música ciudadana.

Roberto Goyeneche es una de las voces más famosas y porteñas del tango argentino. Si bien nunca estudió música, supo integrarse a las orquestas con una picardía y sensibilidad innata que le permitieron interpretar de manera memorable tangos como “Balada para un loco”, “Afiches”, “Como dos extraños”, “Sur”, “Naranjo en flor”, “Chiquilín de bachín”, “Garúa”, entre otros éxitos.

De origen vasco, fue el tango quien le dio el apodo con el que pasaría a la historia: “el Polaco”. No abundaban los cabellos rubios en los bailes y milongas y ante la pregunta, con cierto desprecio, de “quién es este polaco?” que hicieron los integrantes de la orquesta de Horacio Salgán cuando lo vieron llegar, quedó el Polaco como marca registrada.

Nació, se crió y murió en el barrio de Saavedra, rodeado de un ambiente musical y la pasión por el Club Atlético Platense. Su tío, al que no llegó a conocer pero del que heredó su nombre, era pianista y hasta tuvo su propia orquesta. Musicalizó canciones como “Pompas de jabón”, de Enrique Cadícamo, o “El Metejón”, una de las piezas preferidas de Horacio Ferrer, el reconocido poeta del tango.

De chico tocaba la armónica y podía descifrar acordes con la guitarra. Sin alcanzar la mayoría de edad se presentó en un certamen de voces en el Club Federal Argentino y ganó. En 1984 debutó en Radio Belgrano y grabó su primera canción: “Celedonio”.

Al año siguiente, se integró a la orquesta de Raúl Kaplún. Su madre, quien despreciaba el ambiente nocturno, le hizo jurar al Polaco por la memoria de su padre muerto que no seguiría los pasos de su tío. El juramento fue respetado por casi un lustro.

Goyeneche se convirtió en chofer de colectivo, taxista y arreglador de motores pero su destino estaba marcado. En 1952, en uno de sus recorridos nocturnos con la línea 219, que iba desde Puente Saavedra hasta Once, se subió José Otero, el representante de Horacio Salgán, y lo escuchó cantar mientras manejaba.

Deslumbrado, lo invitó a probarse para la orquesta. Desde ese momento y hasta su muerte, el Polaco no se bajó de los escenarios, mutando en su forma de cantar hasta llegar al fraseo, al recitado áspero que marcaron su estilo inconfundible.

En 1956 Horacio Ferrer le presentó a Aníbal Troilo, quien al principio no muy convencido lo invitó para cantar en su orquesta. Desde entonces, nacería una gran amistad que los llevó a grabar 50 canciones juntos: Troilo bautizaría a sus discos ¿Te acordas, Polaco?, El Polaco y yo e impulsaría a Goyeneche a iniciar su carrera solista. “El gordo me decía: ‘Hay que contarle al público. De cantar se encarga la orquesta’. Pichuco me enseñó a cantar las comas, los puntos”, solía recordar el Polaco en algunas entrevistas.

Goyeneche vivió todas las etapas del tango. En su época dorada, se presentaban a diario con grandes orquestas, formadas por tres o cuatro bandoneones, varios pianos y violines, en las que el cantor era un instrumento más. Otros momentos en los que mermaron los bailes, aparecieron los discos en EP, por lo que se comenzó a grabar menos y la situación económica del país obligó a reducir la cantidad de integrantes. Así, Goyeneche comenzó a cantar con cuartetos y tríos. Su voz y expresividad en el escenario ganaron libertad.

Compartió con Aníbal Troilo siete años y, luego, se sumó a orquesta de Atilio Stampone con quien crearon la mítica versión de “Afiches”. Hacia comienzos de los 60, el Polaco comienza su carrera solista junto a La Orquesta Típica Porteña con quien grabó un récord de sesenta tangos. En paralelo, el tango comienza a competir con el rock, con el pop, Los Beatles, el Club del Clan, Palito Ortega y más.

En 1969, la versión de “Balada para un loco”, de Astor Piazzolla, vendió más discos que Leonardo Favio, que lideraba todos los rankings. De allí nació una nueva amistad con Piazzolla, otro acusado de ser un detractor del tango. “Hay tipos que dicen que robo desde que dejé la orquesta del gordo Troilo. No se dan cuenta de que se han quedado en el tiempo petrificados”, respondía el Polaco ante alguna que otra acusación.

Su estilo siempre fue mutando y, en 1979, una operación de garganta le cambió para siempre la manera de cantar y su fraseo típico se comienza a acentuar, ya que no llegaba a algunas notas. Su cuerpo también entró en escena: el movimiento de sus manos, los golpes con sus pies sobre el escenario, un cuerpo que respira, transpira y se emociona hasta las lágrimas.

El Polaco llegó a grabar cerca de cien discos y fue acompañado por las más prestigiosas orquestas, como la de Pontier, Baffa-Berlingieri, Pugliese, Piazzolla y la Filarmónica del Teatro Colón. Ya consagrado, hacia mediados de los años 80, tuvo sus apariciones en la televisión y en el cine: grabó con Jorge Porcel y actuó en la película Sur, de Pino Solanas.

 

Roberto Goyeneche dejó el alma en los escenarios. “Me duele hasta el traje“, solía bromear durante los años 90, mientras compartía sus últimas presentaciones.

Murió el 27 de Agosto de 1994. Sus dos últimas grabaciones fueron un dúo con Mercedes Sosa, en el tango “Los Mareados“; y otra con el violinista Antonio Agri y el guitarrista Esteban Morgado, en el tango “Viejo ciego”.

 

Fuente: El Polaco. La vida de Roberto Goyeneche, de Matías Longoni y Daniel Vecchiarelli.