JUGUETES CON NOSTALGIA. Duravit, INDESTRUCTIBLES Y ETERNOS!

8/11/2024. Camiones y autitos que VENCEN EL PASO DEL TIEMPO. En la década del 70 del siglo pasado hicieron furor. Es que los Duravit: eran irrompibles. Indestructibles. Juguetes que desafiaban el paso del tiempo y las modas. Si tenías uno sabías que te acompañarían “toda la vida”. Es más, hasta le podías dar otro uso que no pasaba nada. Recuerdo una cupecita colorada de importante porte en la que me sentaba en su techo y la utilizaba a modo de andador o monopatín. “¡Con este siempre gano!”, tentaban desde la publi de época y no se equivocaban le sacaban media pista a los otros y se imponían hasta a los rellenos con plastilina y cucharita. Eran chiches únicos que pasaban de generación en generación y tenían su mística. Tuve amigos que se animaban a arrojarlos desde la terraza a la vereda e incluso hay quienes memoran todavía la publicidad de un chiquito martillando uno de los camioncitos para demostrar que era irrompible. Acá te contamos cómo surgió la idea de este juguete eterno que contagió alegría a generaciones de argentinos…

En el libro Diccionario de Juguetes Argentinos, de Daniela Pellegrinelli, incluso recuerdan un desafío que había en el programa de Canal 9 “El Show de Anteojito y Antifaz” llamado Choque Rebote y Gran Chocada Duravit, donde los chicos iban a probar la resistencia de sus juguetes.

La marca ya lo decía todo Duravit, “dura para toda la vida”. Su creador, Ricardo Macchiavello, un militar retirado, en busca del chiche indestructible empieza a idear juguetes en goma. En esa época, el producto bruto del país pasaba por el agro, no había mucho desarrollo industrial, así que investigó y desarrollo una fórmula que en su momento usó básicamente a fuerza de prueba y error.

Hace casi 80 años, ese militar retirado tuvo que reinventarse pergeñó el juguete indestructible. Había sufrido un accidente en la Cordillera que lo dejó fuera del regimiento de ingenieros y empezó a pensar qué podría fabricar para volver a mover la rueda de la economía familiar. Experimentó con distintos artículos de goma, primero bolsas de agua caliente, de esas que se ponían a los pies de la cama en invierno, y después las famosas bombachas impermeables para bebés. Entonces -en un salto que ni sus hijos todavía comprenden muy bien-, un día se propuso fabricar juguetes. El nombre oficial de la compañía es y sigue siendo Caupur (por caucho puro), pero su carta de presentación fue y es Duravit.

Tal fue el impacto de la marca en Argentina que en la actualidad se convirtieron en un producto vintage que cotiza, y muy bien, en el nicho del coleccionismo de juguetes, al menos así lo revelan los precios en Mercado Libre. Directo de épocas en las que el concepto del merchandising no existía y Duravit era la manera de que los chicos de los años 70 pudieran jugar con los mismos autos que veían por la calle o en las carreras que transmitía la TV con Fangio como ídolo máximo. Vos tuviste un Duravit? Te acordás de ellos? Eran tiempos donde heladeras (SIAM), autos (FALCON) y electrodomésticos se pensaban con ese concepto de eternidad, “para toda la vida”.