Ayer en la Catedral, Mons. Caride, el coadjutor: “Celebrando el Misterio de Amor de la Pascua es que inicio este ministerio”

 

6/4/2024. UN CAMINO DIOCESANO que hace a la HISTORIA ECLESIAL. Tal como anunció CONtintaNORTE, ayer por la tarde en la Catedral sanisidrense el prelado, monseñor Guillermo Caride inició su ministerio como Obispo coadjutor de la Diócesis en una misa presidida por el Obispo Oscar Ojea y concelebrada junto al Nuncio Apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk; al Arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Jorge García Cuerva; al Obispo auxiliar de San Isidro, monseñor Raúl Pizarro y al Obispo emérito de esa Diócesis, monseñor Jorge Casaretto y a varios sacerdotes; en su homilía el coadjutor recordó que la sucesión “nos habla del camino diocesano, de nuestra historia eclesial, de la multitud de rostros que construyeron esta Iglesia”. El Intendente de San Isidro, Ramón Lanùs y su par de Tigre, Julio Zamora participaron de la celebración junto a otras autoridades de municipios de San Fernando y Vicente López, integrantes de la Diócesis.

 

Monseñor Guillermo Caride inició este viernes 5 de Abril su ministerio como Obispo coadjutor de la Diócesis de San Isidro en una misa concelebrada en la Catedral que presidió el Obispo y presidente de Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea.

 

Concelebraron la Eucaristía, el Nuncio Apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk; el Arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Jorge García Cuerva; el Obispo auxiliar de San Isidro, monseñor Raúl Pizarro; el Obispo emérito de esa diócesis, monseñor Jorge Casaretto, junto con varios sacerdotes.

Acompañado por un grupo numeroso de personas provenientes de comunidades de la Diócesis, monseñor Caride destacó: “Estamos celebrando la Pascua, el Padre ha resucitado a su Hijo. Jesús es el Señor, Él venció al mal y la muerte. Él es la palabra definitiva del amor de Dios sobre el mundo y ese amor es más fuerte que todo lo que hiere la vida humana”.

“Celebrando este Misterio de amor -dijo- es que inicio este ministerio como obispo coadjutor de la diócesis, que significa, que en el futuro sucederé en el pastoreo de la diócesis a nuestro Obispo Oscar”.

“La sucesión nos habla del camino diocesano, de nuestra historia eclesial, de la multitud de rostros que construyeron esta Iglesia. Desde este momento de nuestra vida eclesial es que los invito a mirar a Jesús, el Señor de la Iglesia y a la Iglesia fruto de la Pascua”, continuó.

El Obispo coadjutor recordó que Jesús, “Él es el Señor de la Iglesia, Él es quien lleva adelante la misión, Él siempre llega primero a las distintas realidades y nos espera allí. A nosotros nos toca escuchar su palabra, discernir por donde nos quiere conducir en medio de lo que vivimos y seguirlo”.

“La fidelidad de todo discípulo pasa por dejarse conducir por su amor, y allí encontraremos fecundidad”, enfatizó, al tiempo que señaló: “Es en la cercanía a la realidad, a lo que viven las mujeres y los hombres de hoy donde aprendemos a escuchar la voz del Señor. Discernir es la tarea de todo cristiano adulto y de toda la comunidad eclesial, y se discierne en la cercanía”.

Acercarse al otro en su propia pobreza
Monseñor Caride aseguró que “el acercarse al otro desde la propia pobreza nos libera de la tentación del sentimiento de superioridad, que nos hace pensar que yo sé cómo tiene que vivir el otro”.

“En medio de la crisis económica que nos afecta a todos, volvemos a lo esencial, a estar cerca de aquellos que más la sufren. La presencia junto a los pobres en las comunidades es expresión de nuestro ser cristianos”, exclamó.

Además, aseveró que “siempre el criterio de discernimiento será la comunión eclesial, el sentir con la Iglesia. La iglesia diocesana es muy grande y diversa, el camino sinodal nos ayuda a poner en comunión las diferentes realidades y caminar en el discernimiento comunitario”.

“Hermanos y hermanas, estamos celebrando el misterio de amor más grande que es la Pascua del Señor, Jesús ha resucitado, está junto al Padre e intercede por nosotros, y ha derramado su Espíritu sobre todos nosotros”, afirmó.

Sobre el final de sus palabras, instó a que “volvamos con nuestra imaginación a la escena del evangelio, en la noche, después de no haber pescado nada. Allí, en el amanecer, para que en medio de nuestra realidad, escuchemos la voz del Señor, hagamos el acto de confianza  de dejarnos conducir por su palabra, y seremos sorprendidos con una fecundidad desbordante”.