Mensaje del Domingo de Resurrección. Mons. Ojea: “La paz se construye con SOLIDARIDAD”

30/3/2024.  “Cuánta falta nos hace la solidaridad en este tiempo de emergencia, en este tiempo de crisis, en donde cuesta tanto la vida de cada día”, expresó el Obispo de San Isidro y presidente del Episcopado, Mons Oscar Ojea en su mensaje pascual.

 

El titular de la Diócesis sanisidrense y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, aseguró que “los frutos de la Pascua son la paz y la alegría que nos trae Jesús resucitado, pero la paz además de ser un don es una tarea; la paz se construye, no es un producto industrial, es artesanal”.

“Se construye con el trabajo de cada día, con la vida de cada día, la cercanía, la entrega, y se construye con la solidaridad”, sostuvo y exclamó: “¡Cuánta falta nos hace en este tiempo de emergencia, en este tiempo de crisis, en donde cuesta tanto la vida de cada día, ¡cuánta falta nos hace la solidaridad!”.

Sobre la situación actual que atraviesa el país, el Obispo de San Isidro contó: “Hemos recibido últimamente en la Conferencia Episcopal grupos diversos de personas que quedan sin trabajo, gente que queda como al ‘costado del camino’; es tremenda esta herida”.

“El día que nos gane la globalización de la indiferencia, el día que se nos endurezca tanto el corazón, que no tengamos sensibilidad para estos hermanos y hermanas que quedan sin trabajo, es ese día no nos podemos llamar cristianos; ese día vamos a decir nos ocupamos solamente de nosotros mismos y los demás: ¿Qué importa?”, advirtió.

Monseñor Ojea invitó a pedirle al Señor “esa gracia descubrir con una imaginación nueva la caridad cristiana”.

“Siempre la Pascua nos da una nueva creatividad para poder crecer en el amor, para poder crecer en la caridad”, aseguró y animó: “El Papa Benedicto nos enseñaba que la fe es un don de Dios. La fe nos libera del aislamiento del yo y nos lleva a la comunión, pero todo acto de fe es, en sí mismo y como tal, encuentro con los hermanos; es un acto que me lleva a ser más responsable de la vida de los demás”.

“Pidámosle al Señor renovar esta fe que la necesitamos tanto. Que el agua nueva del bautismo refresque toda nuestra alma para poder redescubrir en el amor y de este modo crecer como personas y como cristianos. Muy felices Pascuas”, concluyó.