Boulogne. El administrador del barrio Santa Rita feliz con la reparación de una bomba. FUNCIONARIOS QUE NO HACEN AGUA

10/7/23. GESTOS. Los problemas comunes, unen y reúnen al barrio y a sus vecinos. Ocurre que en el Barrio Santa Rita, en Boulogne, comenzó a tener problemas el suministro de agua por un desperfecto en una bomba. Lo cierto es que el administrador de esa populosa barriada, se comunicó con los referentes locales y estos articularon con el Municipio y rápidamente la situación quedó solucionada. No tardó en hacerse público un efusivo agradecimiento de don Luis Gómez, tal el nombre del administrador de ese complejo urbanístico, al delegado municipal Daniel Giovannelli, al secretario del HCD, Pablo Fontanet, activo vecino de la zona y a los profesionales Mónica Guerra y Bernardo Landívar, responsables de Obras Públicas de la comuna, por poner con premura manos a la obra y solucionar el asunto.

 

Es más, Gómez destacó no sólo la celeridad en el accionar del ingeniero Landívar por su gestión ante el Intendente Gustavo Posse sino también su ayuda “tanto en lo económico como en lo material” y además hizo extensivo el agradecimiento al ingeniero Busi, quien estuvo a cargo de los trabajos in situ.

 

Si bien es cierto que es la tarea de los funcionarios del área solucionar esas calamidades, siempre es bueno ser agradecido porque no sólo estimula a construir vínculos sociales sólidos sino que es un mimo o una caricia para aquel que se esfuerza en su tarea del cotidiano y hace méritos por una sociedad mejor.

 

No es ninguna novedad que hay gente a la que le cuesta un horror dejar un comentario agradable, explícitamente elogioso, eso se percibe con frecuencia en redes sociales en el que reconozcan sin ambages que tal o cual obra le ha gustado o le ha servido, en otras palabras le ha cambiado la vida. Por el contrario siempre destacan las fallas. Es eso de ver el vaso medio lleno o medio vacío, felices quienes pueden agradecer, porque la gratitud habla de nuestra riqueza espiritual, cosa poco frecuente en los detractores crónicos, pues la queja per se, solo refleja la pobreza del alma.