Bien de San Isidro. Beatriz Tirigall cumplió 62 y armó tremendo fiestón en Manola. CELEBRA LA VIDA!

 

 

13/3/2023. CON EL DISCRETO ENCANTO DE FESTEJAR EN EL BARRIO. A nadie escapa que el apellido Tirigall está profundamente ligado al devenir de San Isidro. Su papá Jorge – fundador de la Asociación histórico cultural Hijos y Amigos de San Isidro– ha escrito varios libros y organizado jornadas enhebrando historias del pago chico, describiendo personajes y regalando verdaderos frescos de época que atesora en esa prodigiosa memoria que lo ha convertido en una suerte de oráculo guardián de la cultura local. Menuda tarea y responsabilidad la que asumió. Y ella, ciertamente, no le va en saga: porque Betty – tal el apelativo con que cariñosamente todos la conocemos- se destaca en redes sociales sorprendiendo a tos no pocos seguidores de la página de facebook “No sos de San Isidro Si…” con sus valiosos aportes al pasado común. Egresada del Colegio Santa María y formada en la redacción del legendario Semanario “Costa Norte” esta inquieta mujer derrocha talento en todo lo que encara y ha sabido cosechar buenas amistades de esas que no se extinguen sino que se acrecientan con el tiempo. Por esa razón no fue extraño que el sábado último una multitud atiborrara las mesas del pintoresco restobar y pizzería Manola, toda una institución en la avenida Primera Junta en pleno casco de la ciudad. Por demás conocida en el barrio, sabedora de que en esta vida hay que ser millonario pero de buenos momentos, Betty quiso celebrar con su gente y fue la protagonista de un festejo que sedujo por lo auténtico.

 

 

 

 

 

Ocurre que Betty Tirigall cumplía 62 añetes y decidió celebrarlo a todo trapo en ese lugar que conserva la magia de los viejos y queribles bodegones, donde el tiempo discurre en interminables charlas, esas que se comparten entre amigos mientras se degustan menús caserísimos elaborados por Silvia Pereyro y Esteban Piluso (sus dueños) que cuentan con la inestimable complicidad de Diego Batteria. Hasta allí se llegaron las chicas de la camada 78 del Santa María con la profe de Historia, Cristina Roccia y todo, el maestro Hernán Ghiotto, sí el director de la Orquesta de Conciertos de San Isidro y su mujer Gabriela Barone, secretaria de la Asociación Española de Socorros Mutuos de San Isidro, el empresario y constructor Néstor Puppo, integrantes de Hijos y Amigos como Ricardo Demelli y su Sra. Elsa Tablado, Florencia Obarrio y Juan Rebollo, Tati Pujol, las artistas plásticas Teresa Kneitschel y Analía Galvagni, Daniel y Claudia Vega, Sandra Bonanata y Adriana Paternostro bien acompañada por el Dr .Gustavo Duró.

 

Obviamente estuvo el clan Tirigall en pleno con Don Jorge y la tía Susana, su hermana Mariel, la prima Kitty Tirigall y su esposo Héctor, hijos y nietos; en fin un familión importante y muy querible.

El pulso del encuentro lo llevaron su sobrina Rosario Tirigall, dueña de una voz privilegiada y la solvente cantante de tangos Cecilia Prados, ambas acompañadas por el guitarrista Julio Pérez, un virtuoso del punteo.

Rosario regaló una sutil interpretación de “Las Manos de mi Madre”, la hermosísima canción de Peteco Carabajal emocionando a un auditorio que la escuchó como en misa y no faltó el clásico de María Elena Walsh “Como la Cigarra” cantado por todos los comensales.

Con buena parada escénica Prados apeló a un repertorio bien tanguero que pasó por varios éxitos del recordado e impresionante letrista e intérprete Cacho Castaña: como “Qué tango hay que cantar”,Garganta con Arena” y  “Naranjo en Flor” por nombrar algunos y fue por demás aplaudida una sentida versión de “A mí Manera”.  La comida una delicia y para el final no faltó tremenda torta traída por Daniel Epstein – la pareja de la cumpleañera que no descuidó detalle-, para coronar un festejo donde Betty celebró la vida del mejor modo posible: entre amigos, familiares y vecinos en un pueblo que la vio nacer, crecer, irse (residió un breve tiempete en Estados Unidos) y volver. Ese mismo San Isidro a donde aún la aguardan -siguiendo el legado familiar- no pocas historias que contar, esas que hacen al pasado común que se nutre en la idiosincrasia de un pueblo y su gente, algo que Beatriz conoce de sobra.