Vivió en Beccar y a bordo de barco fondeado en la costa sanisidrense. A los 84 años murió Billy Cafaro, pionero del rock argento

6/9/2021. SE FUE UN ROMÁNTICO Y UNO DE LOS PRIMEROS ROCKSTAR DE LA ESCENA NACIONAL. Un bohemio en todo el sentido de la palabra, el cantante que revolucionó la escena nacional con la versión en castellano del tema ‘Pity Pity’ de Paul Anka, a fines de la década del 50, se convirtió en figura clave del emergente rock and roll en la Argentina al mismo tiempo que uno de los protagonistas de El Club del Clan. Luis María Cafaro -tal su verdadero nombre-, que durante muchos años tomó como improvisada vivienda un barco fondeado en la costa sanisidrense, murió el último sábado, según confirmo su esposa Susana Sanfilippo. El talentoso músico, se apersonó a poco de los 2000 en la redacción del Semanario “Costa Norte”y contó las razones de su bohemia y una historia de amor con su segunda mujer, una admiradora (groupie) de sus años de grandes éxitos que vivía en el Sur del país con la que se reencontró después de 35 años gracias a las redes sociales. Con ella dejó el velero, y tomó residencia en un departamento en Beccar. En 2003 presentaciones en el Dade County Auditorium de Miami con gran aceptación del público y actuó en Casinos, Bingos, Pubs, fiestas y eventos privados. Cafaro fue para muchos uno de los primeros rockstar de la escena nacional un rastreo de entrevistas a figuras relevantes del rock argentino permite hallar diversas manifestaciones sobre su impacto, tal el caso de Miguel Abuelo en los testimonios prestados para la biografía de Tanguito escrita por Víctor Pintos. “Billy Cafaro era la hostia, la gloria. Fue lo primero que me pegó porque era una especie de incongruencia y a la vez tenía poder de convocatoria en mis centros, en mi individualidad. Me parecía divino, un desfachatado”, dijo, en su momento, el líder de Los Abuelos de la Nada.

 

 

Billy Cafaro, el cantante que con la versión en castellano del tema de Paul Anka “Pity Pity”, en 1958, se convirtió en un pionero del rock and roll en la Argentina, murió el último sábado a los 84 años.

La noticia fue confirmada por su esposa Susana Sanfilippo a la emisora radial FM Emociones, de San Nicolás, dedicada a la música retro, aunque no dio mayores precisiones sobre las causas del deceso.

De inmediato, se hicieron ecos algunas figuras contemporáneas al artista, como el caso de Johnny Tedesco, quien le dedicó un sentido mensaje en su página oficial de Facebook.

“Adiós Billy Cafaro. Para mí el primer ídolo argentino de música de rock. Encender la radio en cualquier horario sonaba el gran Billy con su extenso y exitoso repertorio. Excelente intérprete de clara, potente y afinada voz. Llenaba estadios y detenía el tránsito en sus presentaciones radiales bajando en helicóptero en pleno Obelisco”, escribió el ex Club del clan.

Cafaro, que a finales de los `50 se convirtió de la noche a la mañana en un suceso de la música popular, con exorbitantes ventas de discos y largas colas para verlo actuar, tuvo sin embargo un breve reinado debido a un paso en falso en su carrera artística del que nunca pudo recuperarse.

Ocurrió cuando luego del suceso del single “Pity Pity”, que impulsó el lanzamiento de su primer larga duración titulado “Bailando con Billy Cafaro”, que incluía los hits “Personalidad” “Marcianita”, registró una versión del tema “Kriminal tango”, del italiano Piero Trombetta, que fue considerada una burla por los seguidores del tradicional género argentino.

Desde entonces, la carrera de Cafaro entró en un declive tan brusco como lo había sido su llegada a la cima, que incluyó un forzado exilio en busca de nuevos rumbos y un regreso en el que intentó sumarse sin éxito a “El club del clan”, la nueva sensación de la música joven del momento.

Nacido bajo el nombre de Luis María Cafaro, en el porteño barrio de Palermo, el futuro cantante, primo de los hermanos Expósito e hincha de Chacarita Juniors, mostró desde pequeño su inclinación para la música, pero no contó con el apoyo de su familia, que decidió inscribirlo en un colegio industrial por entender que allí tendría un futuro económico asegurado.

Con esa excusa, en su adolescencia, se escapó de su casa e intentó cruzar la frontera con Paraguay en busca de un mejor destino, pero fue detenido y devuelto a su hogar, desde donde finalmente decidió poner en marcha su sueño artístico.

Aunque encaró un repertorio con una fuerte presencia tanguera y de boleros, los ecos del boom del rock and roll que llegaron al país con el filme “Rock Around the Clock”, con Bill Halley, lo llevaron a poner un ojo en el nuevo género.

Así encontró en “Pity Pity”, de Paul Anka, la plataforma ideal para lanzarse el estrellato, algo que cristalizó de inmediato en 1958 con 300 mil copias vendidas, que impulsaron la grabación de un larga duración.

En ese lapso, Cafaro se estableció como un verdadero ídolo juvenil, por el cual se formaban largas colas para sus presentaciones, al tiempo que era requerido por señales de radio y televisión.

Pero al año siguiente, al mismo tiempo que participó con una canción (“Besame Pepita”) en la cinta “La patota”, de Daniel Tinayre, sufrió un duro revés del que nunca se pudo recuperar, cuando grabó “Kriminal Tango”, con el cual enfureció a los tradicionales seguidores del género, quienes creyeron ver ahí una desfachatada burla del rock hacia el tango.

Ante el desprecio del público y la actitud de las compañías discográficas que le cerraron las puertas, Cafaro se exilió en España, en donde intentó continuar adelante con su carrera.

La falta de éxito en el país ibérico y el nuevo boom de la canción juvenil en Argentina, de la mano de “El club del clan”, lo trajeron de vuelta al país en 1963, pero no logró cuajar en el elenco que integraban los nóveles Palito Ortega, Chico Novarro, Lalo Fransen y Jolly Land, entre tantos.

Desde entonces, Billy Cafaro intentó en diversas ocasiones reconquistar al público, ya sea con su refrito de “Pity Pity” como con algunos discos de boleros y tangos, el género que lo condenó ante el público.

En el año 1998 grabó un álbum titulado Dos almas, un disco con clásicos bolerísticos para el sello Magenta y en 1999, la compañía discográfica Sony editó 20 grandes éxitos con sus temas de los periodo 1959 1961. En 2000 el sello español Rama Lama publicó en Disco compacto los primeros seis EPs que aparecieron en ese país. En 2006 completó la grabación de un CD con tangos, valses y candombe en tributo a sus primos Homero y Virgilio Expósito; Billy Cafaro con un tango en el bolsillo.

Realizó en 2003 presentaciones en el Dade County Auditorium de Miami con gran aceptación del público y actuó en Casinos, Bingos, Pubs, fiestas y eventos privados. Vivió en un pequeño barco en la costa norte del Gran Buenos Aires hasta que contrajo su segundo matrimonio, con una admiradora de sus años de grandes éxitos con la que se reencontró después de 35 años. La falta de recursos económicos también significó para el artista un estilo de vida bohemio, que durante muchos años materializó en una vivienda improvisada en un barco en la costa sanisidrense. Sigue en el norte del Gran Buenos Aires, pero ahora en un departamento en Beccar.

 

Ni siquiera el revisionismo de moda en torno al rock en español, que en nuestro país centra su inicio en Los Gatos, Moris, Tanguito y Pajarito Zaguri, entre otros, y a nivel global reconoce a Los Teen Tops; logró reflotar el nombre de Billy Cafaro, acaso uno de los primeros rockstar, aunque por un tiempo demasiado breve.

Sin embargo, un rastreo de entrevistas a figuras relevantes del rock argentino permite hallar diversas manifestaciones sobre su impacto, tal el caso de Miguel Abuelo en los testimonios prestados para la biografía de Tanguito escrita por Víctor Pintos.

“Billy Cafaro era la hostia, la gloria. Fue lo primero que me pegó porque era una especie de incongruencia y a la vez tenía poder de convocatoria en mis centros, en mi individualidad. Me parecía divino, un desfachatado”, dijo, en su momento, el líder de Los Abuelos de la Nada.