Más intimista, sin grandes orquestas pero a todo lujo: El Camino del Santo 2021 cautivó en los jardines del Pueyrredon

 

4/4/2021. CERRÓ EL SÀBADO 3 CON EL CUARTETO FÉNIX, DE VIVALDI A PIAZZOLLA. Con un concierto ecléctico, que paseó del barroco de Vivaldi a Piazzolla en los vientos del Cuarteto Fénix, cerró el sábado 3 en los jardines del Museo Pueyrredon la decimotercera edición del ciclo gratuito El Camino del Santo. Música clásica en San Isidro. Tres funciones diurnas, con estrictos protocolos sanitarios, aforo reducido y un público de todas las edades que disfrutó a la par de los artistas. “Fue un gran desafío diseñar esta edición, muy distinta a las anteriores, más intimista, sin grandes orquestas, con sonido amplificado y al aire libre, que nos devolvió la enorme alegría de ver la felicidad de los músicos y del público, que con cada aplauso hizo desaparecer las burbujas que se cumplieron a rajatabla. Pese a las dificultades de estos tiempos, volvimos a ser el nexo entre los artistas y la audiencia, lo cual nos llena de felicidad”, expresó la inquieta gestora cultural, Eleonora Jaureguiberry, nervio motor de Cultura SÍ y su propuesta se llevó todos los aplausos.

 

“Acá el público siempre ha sido muy cálido con nosotros. Eso, sumado a este lugar bellísimo, hacen de experiencia una gran caricia al alma”, dijo la fagotista María Marta Ferreyra, antes de subir al escenario con Laura Rus (flauta), David Bortolus (oboe) y David Lheritier (clarinete) para ir de Vivaldi (1678-1741), Karl Goepfart (1859-1942) y los “Tres micropoemas” de Eduardo Alemann (1922-2005) a la primera audición de “Aires de Buenos Aires”, que el compositor de San Isidro Pablo Kunik (1970) escribió para esta destacada agrupación nacida en 2005.

 

Luego siguieron más perfumes rioplatenses, pero en homenaje al centenario del nacimiento de Piazzolla con su “Fuga y Misterio”, de la ópera “María de Buenos Aires”, y “Decarísimo”, resultado de la admiración de Astor por Julio De Caro. Ya fuera de programa, una más, “Contrabajeando”.

 

“Vimos que había programada música clásica y no lo dudamos. Hace poco que vivimos en San Isidro y ya nos encanta su agenda cultural”, aseguró el francés Charles Dimaria, junto a Cecilia, su mujer, y a sus dos hijos, Olimpia (2) y Dante (9), alumno de piano.

“Fue maravilloso, una alegría ver niños saltando por la música. Agradecidísimos. Lo necesitábamos, los artistas y nosotros”, aseguraron Nelly y José Luis Piccone, de Olivos y con las palmas rojas de tanto aplauso.

Así fue el cierre de esta edición atípica, pero igual de conmovedora, que inició el Jueves Santo con canto de cámara italiano del siglo XVII y el diálogo maravilloso entre la mezzosoprano Mariana Rewerski y la tiorba de Dolores Costoyas, sobre temas vinculados con el amor.

“La contemporaneidad se define por lo que el filósofo Gadamer afirma, La actualidad de lo bello. Aspiro a que mi obra inspire belleza y sea merecedora de ser llamada contemporánea”, el director Santiago Chotsourian dixit.

Chotsourian, de San Isidro, compuso esta obra en 2020 y tuvo su primera audición el Viernes Santo. Una suite para viola (Gabriel Mateos) y violonchelo (Adriana Inés Bonaudi) acompañada por un relato en vivo que hizo reflexionar, como su música, sobre las estaciones del calvario de Jesús.

 

“Tuvimos artistas de lujo y la gente respondió y disfrutó. Una edición que, con sus particularidades, fluyó como las anteriores y nos demostró que no solo fue posible hacerla manteniendo todos los cuidados, sino que también era muy necesaria”, evaluó Francisco Varela, director musical del festival Camino del Santo.

 

En síntesis, un ciclo que convocó a un público cautivo del género y también a una audiencia nueva y familiar que se fue con un gran abanico de tonalidades musicales ofrecidas en un marco natural imponente y junto a una casona, de cara al río, por la que transcurrió buena parte de la historia grande del país.