Viernes Santo. Los Obispos sanisidrenses celebraron la liturgia de la Pasión en una Catedral vacía

11/4/2020. “ESTE SILENCIO DE PANDEMIA NOS INTERROGA SOBRE NUESTRO ESTILO DE VIDA”. Encabezados por Mons. Oscar Ojea los obispos sanisidrenses realizar la celebración de la Pasión del Señor en una Catedral de San Isidro que presentaba una imagen inédita: sin la presencia de fieles, aumentando aún más la sobriedad de la ceremonia. Pero, ciertamente, la celebración de los ritos -que fueron transmitidos a través de las redes sociales-, contó con una gran participación de fieles en línea. Los Obispos proclamaron la Pasión del Evangelista Juan, adoraron la cruz y rezaron por las necesidades de todo el universo. La homilÍa central del oficio estuvo a cargo del Obispo auxiliar, Mons. Guillermo Caride. En uno de los tramos salientes de su oratoria el Obispo expresó: “Somos interrogados: ¿después de que pase todo esto, seguiremos viviendo de la misma manera que vivíamos antes?”, y continuó diciendo: “Somos interrogados si a partir de esta cuarentena habremos aprendido algo como sociedad. Somos interrogados los dirigentes, políticos, empresarios, sociales, religiosos, ¿si habremos aprendido algo en esta pandemia y si viviremos algo nuevo a partir de todo esto? Este tiempo de silencio de la pandemia nos interroga sobre nuestro estilo de vida y qué es lo que necesitamos aprender”.

 

Como ocurrió en todas las Iglesias del mundo, el Papa Francisco invitó a que una de la oraciones universales sea para pedir el fin de la pandemia que azota a la humanidad.

 

El Obispo auxiliar Guillermo Caride después de la lectura de la pasión tuvo a su cargo la homilía. “El silencio es el modo más humano que tenemos de acercarnos al dolor y a la muerte, también nos está acompañando estos días de cuarentena, el silencio que nos es solamente el que haya menos movimiento en las calles, sino que es también el silencio al cual nos expone esta pandemia, porque es el silencio de las preguntas que surgen a partir de la fragilidad que ha quedado visible, el silencio de nuestra vulnerabilidad; nos cuidamos porque nos podemos contagiar”, comenzó expresando en su mensaje monseñor Caride.

 

Refiriéndose a dos aspectos contrapuestos que quedan en evidencia ante la actual situación de emergencia sanitaria, el Obispo afirmó que: “En este silencio de la pandemia emergen con mucha fuerza el testimonio de todos aquellos hombres y mujeres que entregan su vida al servicio a los demás, los santos de la puerta de al lado, pero también en el silencio de la pandemia aparecieron las sombras que tenemos como sociedad”.

 

Continuando su reflexión sobre el silencio de la pandemia, el Obispo expresó que: “Somos interrogados: ¿después de que pase todo esto, seguiremos viviendo de la misma manera que vivíamos antes?”, y continuó diciendo: “Somos interrogados si a partir de esta cuarentena habremos aprendido algo como sociedad”, y continuó diciendo: “Somos interrogados los dirigentes, políticos, empresarios, sociales, religiosos, si habremos aprendido algo en esta pandemia y si viviremos algo nuevo a partir de todo esto? Este tiempo de silencio de la pandemia nos interroga sobre nuestro estilo de vida y que es lo que necesitamos aprender”.

 

Asimismo, se refirió al silencio del Viernes Santo asegurando que: “Al mirar a Jesús muerto en la cruz, queda expuesto el poder del mal de aquello que nos hace daño. Vemos hasta donde llega el poder de aquello que nos hace daño, el mal. El silencio del Viernes Santo nos abre a escuchar aquello que la palabra nos quiere revelar sobre lo que está aconteciendo en la cruz, sobre el misterio de amor que está contenido en la cruz”.

 

“Jesús quiere llegar con su amor hasta el último lugar, quiere llegar a abrazar también a ese hombre que grita su sentimiento de abandono”, manifestó monseñor Caride, “Jesús pudo en su amor, llegar a abrazarnos a todos, pudo llegar hasta el final porque estaba sostenido por el amor del Padre“, reafirmó después.

 

Hacia el final de su mensaje, el Obispo expresó en tono esperanzador que: “Lo que nos hace sufrir, la enfermedad, la muerte, no tienen la última palabra sobre nosotros, esa palabra es del amor del Padre, por eso, la Palabra nos invita a que miremos la cruz, nos invita a contemplar la cruz, para que este misterio que la palabra nos revela a través de la mirada, el Espíritu Santo lo pueda grabar en nuestro corazón y quede grabado allí para que sea memoria que nos sostiene en el camino de la vida, que nos anima a seguir adelante, que nos brinda una esperanza. No sabemos cuándo comenzó esta pandemia, ni sabemos cómo vamos a salir, lo que sí sabemos es que estamos sostenidos por el amor del Padre y que Él es quien tiene la última palabra sobre nosotros y el mundo”.

 

“El silencio nos abre a escuchar; la escucha nos introduce en el misterio, la mirada lo graba en nuestro corazón” ,dijo al concluir su mensaje monseñor Caride.