Boulogne celebró el sábado último de lo lindo su 55° aniversario como Ciudad. Y lo hizo en Bernardo de Irigoyen, entre Cazón y Rivadavia, donde unas 7000 personas fueron tan partícipes de esta II edición de Alboroto en Boulogne, organizado y producido por la Cultura SÍ, como los artistas locales que de 12 a 17 animaron con ganas y talento.

Una fiesta con música en vivo y en dos escenarios, talleres para los más chicos, caballetes desplegados, clowns despertando sonrisas, circo, gastronomía, sorteos y un cierre bien arriba con Johana, ex miembro de Viru Kumbierón y nueva estrella de la cumbia.

“La gente saltó la soga, hubo circo, orquesta, cumbia, rock, una riquísima comida cocinada por la gente del barrio. Los vecinos fueron el alma del festejo, lo protagonizaron. Este es nuestro formato, entendiendo al arte como una excusa maravillosa para encontrarnos, comprendernos, convivir, crecer y defender la alegría a pesar de todo”, dijo la gestora cultural Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general del área en San Isidro.

La consigna fue participar y, en ese sentido, uno de los sectores clave fue el de los talleres, a cargo de docentes de la Casa de Cultura de Boulogne, que en mesas desplegaron pinceles, pinturas y todo lo necesario para que la creatividad fluya. Banderines y móviles (Marta García), Globología (Flavia Giampaoli), Maquillaje artístico (Verónica Abreu) y Máscaras (Lorena Sánchez) fueron las propuestas por las que pasaron más de 300 chicos.

“Habíamos ido a la Piñata en Villa Adelina, pero no conocíamos esta fiesta. Es relinda. Seguimos hasta el cierre”, aseguró Melisa Giménez, tras dejar un taller con las pinturas aún frescas de sus hijos Benjamín (6) y Zoé (10) y entre los clowns del grupo de Marcelo Katz que desparramaron alegría, como también lo hizo Varieté de la Calesita con su show circense al que no le faltaron los equilibristas, claro, ni la música en vivo, a cargo de Banda Elefante.

Y de Rockeark, a pura batería y guitarra metálica, a la cumbia de Tambora, otra banda que jugó de local, y de ahí a ocho músicos de la Orquesta Sinfónica Juvenil de San Isidro, que ensaya en el SUM de la iglesia del barrio. “Acá toqué el violín, pero también toco el piano y pienso estudiar saxofón. Sí, feliz, vine con mi hermanita, para que me escuche”, dijo orgullosa Lourdes Gómez (15), vecina y del grupo, que fue sin reparos del Can Can de Offenbach y el Trepak de El Cascanueces a La Cumparsita y Bombón asesino.

En un par de pliegues, expertos en jugar del Museo del Juguete enseñaron a armar y lanzar modelos de avioncitos de papel, cada cual con su secreto, y tentó con éxito a saltar la soga. Ahí nomás, Galpón de las Artes trabajó a la vista entre pinturas y tallas, y enfrente grandes y chicos echaron mano a diversas técnicas para embocar un aro en una botella y una pelota en un aro de básquet en una kermesse sin pausa.

“Nos ganamos dos mazos de cartas y muchos caramelos, el premio consuelo”, dijo sonriente Paola Berardi, que llegó al Bajo Boulogne desde Villa Adelina con  su hija Michelle (5) y su sobrino Román (12). Cerca del área gastronómica, Olga Legal daba buenas noticias. “Vendimos todo, hasta tuvimos que reponer las hamburguesas”, dijo la mujer en el puesto de la iglesia San Benito, donde todo lo recaudado, como en el resto de los stands de comidas, será destinado a colaborar con entidades sociales del barrio.

“Es mi primera vez en un festival así y estoy feliz por el recibimiento. Es importante lo que hace el municipio, porque no todos pueden pagar una entrada para escuchar a su grupo preferido, de cumbia o de lo que fuera”, sostuvo Johana antes de cantar No te creas tan importanteMe vas a extrañarLa mejor versión de mí y otros tema con los que cerró una fiesta de cinco horas intensas que incluyó, claro, un Feliz Cumpleaños entonado por todos.