En el Museo del Juguete de San Isidro todos fueron constructores y ciudadanos de República Rasti, una iniciativa que el último fin de semana desembarcó en General Lamadrid 197, Boulogne, con todo su arsenal de ladrillos multicolores para encastrar y dar rienda libre a la creatividad. Una Nación con un sólo requisito para ser ciudadano: tener ganas de jugar y compartir.

“República Rasti es una excelente excusa para hacer lo que siempre hacemos en el museo, jugar. Pero jugar en compañía, entre niños y adultos, con la idea central de encontrarse, pasarla bien y reflexionar, mientras jugamos, acerca de las enormes posibilidades y facetas que nos ofrece el juego”, expresó Eleonora Jaureguiberrysubsecretaria general de Cultura de San Isidro, bajo cuya órbita está el Museo, ubicado a pocas cuadras de la Autopista Panamericana.

Una exhibición de piezas interactiva de juegos y juguetes, con trabajos de 12 expertos en la materia, desde chicos a grandes, le permitió a la visita, que en el museo siempre se hace protagonista, meterse de lleno en estos ladrillos de encastre perfecto. Autos, robots, aviones, autobombas, grúas, casas con molinos, helicópteros y personajes de Disney, entre muchas otras piezas, estuvieron bajo la mirada de todos, sin distinción de sexo ni edades.

Además, los expertos de República Rasti se dieron el lujo de levantar un edificio de más de tres metros, una linda forma de estimular el “se puede” en esa legión de más de 700 personas que fue de un lado al otro del museo. En algunos sectores hubo permiso para tocar, hacer rodar y girar distintos juegos, interactuar con un memotest, un rompecabezas, un laberinto de bolitas y un minifutbol. Y también, claro, no faltó lugar para armar modelos propios que crecieron con las horas, porque, justamente, de eso se trata, de ser parte.

La movida, en ambas jornadas de sábado y domingo empezó a las 13, culminó a las 17 y también incluyó tres vitrinas preparadas especialmente para la ocasión con muestras que recorren la historia de este juego, a partir de colecciones originales de las décadas del 70 y del 80 hasta nuestros días. ¿El jardín? una fiesta, donde ladrillos de todos los colores, tamaños y formas, además de ruedas, bloques y otras piezas, estuvieron a disposición de los que se animaron a la aventura de armar y desarmar a lo grande. Y nadie se quedó afuera.

“El museo busca preservar el patrimonio lúdico y la historia de los juguetes, pero al mismo tiempo genera experiencias concretas de juego entre niños y niñas, adultos y adultos mayores. República Rasti, en su segunda edición en el museo, nos permite seguir compartiendo con nuestra comunidad la experiencia de jugar a partir de un juguete que ha sido y es muy representativo de la historia de los juguetes en la Argentina”, explicó Cecilia Pitroladirectora del Museo.

El domingo, la idea de jugar con ladrillos se redobló con dos talleres, a las 14 y a las 15, guiados República Rasti, y dirigidos a chicos y chicas desde los seis años, acompañados por un adulto.

“Nunca habíamos ido al museo y como el día estaba tan lindo nos pareció un buen programa. Nos divertimos muchísimo, sobre todo mi hijo mayor, Bruno, de cuatro años, que se animó a todo y estaba entusiasmadísimo en el jardín armando su coche para luego tirarlo por una gran pista. Nos sentimos incluidos, ésa sería la mejor síntesis”, expresó el licenciado en Ciencias de la Educación Juan Bevacqua (33), que llegó con su mujer y sus dos hijos desde Floresta y a poco de la apertura del museo, y no dudó un sólo instante en quedarse hasta el final.