Bernardo de Irigoyen, entre Cazón y Rivadavia, en el Bajo Boulogne, fue un incesante ir y venir de vecinos. Del escenario principal al alternativo, y de los talleres de arte, a cargo de los profesores de la Casa de Cultura local, a los stands para probar las cosas ricas que prepararon los comedores comunitarios de la zona. Una fiesta que abrió y cerró con la murga Los Auténticos de Boulgone, y tuvo, de sobra, una fuerte participación e identidad barrial.

“Boulogne celebró a Boulogne, todo fue motorizado por el barrio, los talleres de arte desbordaron y hasta tuvimos que dar turnos extras. Este es un barrio con muchos niños y realmente nadie se quiso quedar afuera. Fue una verdadera fiesta de todos”, comentó Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura de San Isidro.

Así fue. En cuatro largas mesas hubo que hacer fila. En una, lápices para darle color a dibujos de manga y comic; en otra, pedacitos de mosaicos para armar todo tipo de piezas. También se decoraron galletitas, y se armaron pulseras y collares en el taller de bijouterie. “Vivimos a la vuelta. Llegamos pasado el mediodía ¿La nena?, feliz”, aseguró David Vergara, mientras su hija, Julieta (4), hacía cola sentada en su bicicleta para ser maquillada.

“Nos parece muy bueno que la fiesta del aniversario se haya trasladado del centro de Boulogne a este lugar. Es importante descentralizar”, comentó la catequista Lila Carretero, al frente de la parrilla de la Iglesia San Benito, del barrio Villa Jardín, donde el chimi casero fue sensación.

¿La música? sin respiro. Del folklore del Dúo Provinciana al rock de Los sospechosos de anoche, bien locales, que hasta le dedicaron una canción a la estación de trenes de Boulogne. Y de Kique Roy y María Inés Mateos, que a pura guitarra y voz convocaron al escenario con Cantamos una que sepamos todos, a la danza del Miniballet y a Joan García, Julieta Carrara y Andrea Alfonso con su baile contemporáneo.

No faltó el feliz cumpleaños y su respectiva lluvia de papelitos, divertidos clowns, los sorteos de la Cámara de Industria, Comercio y Profesionales local, y el paso de su reina, Azul de Freitas, que posó para cuánta foto le solicitaron. Además, la parada del colectivo adquirió coloridos tonos y sumó un loro en su techo interior, producto de la paleta de los artistas Agustín Rodríguez y Lucila Martino, que trabajaron allí toda la tarde y ad honorem. Un perfil solidario reflejado también en la gastronomía, ya que todo lo recaudado en ese rubro fue para las instituciones participantes.

“A catorce años de la creación del grupo, es la primera vez que actuamos en Boulogne. Cantar acá, delante de la gente con la me crié, es un sueño cumplido. Llegó el día”, coincidieron Fabián Vargas y Romina Di Ciancia, voces y líderes del Grupo Play, una de las bandas de cumbia del momento, que repasó buena parte de su repertorio, de lo más movido a lo romántico.

Unos 45 minutos de show al que Fabián y Romina también invitaron a algunos vecinos, como Marcelo, que estuvo en los inicios de la banda y se dio el gustazo de subir al escenario y volver a cantar con sus amigos de siempre, ante su gente y con el uniforme de barrendero municipal.

Participaron los siguientes comedores comunitarios: Capilla Itatí, Casa del Joven, Servidores de María, Grupo Scouts Santa María del Camino, Comedor Copacabana, Iglesia Misión Cristiana, Iglesia San Benito Grupo Juvenil, Ministerio del Espíritu Santo Casa del Profeta y Hogar Puerta del Cielo.