Charla de la creadora del biodrama, Vivi Tellas en el Teatro del Viejo Concejo: “Lo que todo espectador merece es que la obra despierte preguntas, interrogantes”

 

24/6/2018. Este sábado 23, la inquieta directora y curadora ofreció una charla abierta y gratuita en el marco del ciclo Platea Abierta en San Isidro. Obras + Escuela de Espectadores. Durante el rico ida y vuelta con el público que pobló el Teatro del Viejo Concejo, en este encuentro moderado por Malala González, Vivi una de las directoras de teatro experimental más influyentes y reconocidas del país develó de qué trata el biodrama. Pero también buceó en su rica historia que  se tutea con el rock nacional – de hecho, integró “Las Bay Biscuit” que fueron apadrinadas por el talentoso Charly García en tiempos en que estas muñecas bravas no tenían un rol protagónico en la escena nacional, toda una rocker vanguardista por cierto y, además, le puso letra a ‘Cleopatra’, sí la reina del twits, que luego bailaron generaciones en la voz de Pipo Cipolatti-. Obviamente Tellas abordó los interrogantes que tienen que ver con el rol del archivo en el proceso creativo y comentó que el biodrama no pretende que la gente se cure, ni ser la sanación, sino que procura la búsqueda de la poética esencial. “Es la construcción de un texto a partir de lo que la gente me va contando, la vida de esa persona construida por mí sobre el escenario. Parto de ciertas preguntas: ‘¿Tu esposo, con el maletín en mano, te dijo alguna vez que se iba a trabajar y en realidad se iba a un bar porque lo habían despedido?’ Está lleno de situaciones del estilo. Ahí empieza la construcción. Ahí hay teatralidad”, destacó. Y al rato confió: “Lo que todo espectador merece es no saber bien qué está viendo, que la obra despierte preguntas, interrogantes”.

En el marco del ciclo Platea Abierta, de la Subsecretaría General de Cultura de San Isidro, ayer por la tarde noche brindó una provechosa charla en San Isidro la multifacética Vivi Tellas, creadora del biodrama.

Vivi habló del término que acuño y llevó por el mundo, el biodrama y aseguró que el teatro es tan efímero como la vida. Pasajes de la charla que ayer brindó la directora y curadora Vivi Tellas en el Teatro del Viejo Concejo (9 de Julio 512, San Isidro)

En la pantalla, el video sobre Las Personas, uno de sus proyectos de biodrama, en el que 22 empleados del Teatro San Martín, incluidos varios acomodadores, suben al escenario. “El biodrama (bio, por biografía, y drama, por teatro) pone la luz en la experiencia de las personas para tejer con esos elementos una experiencia escénica. Fue un gesto teatral, social y político muy fuerte -aseguró la directora-. Que un empleado del teatro se ponga el traje usado por Alfredo Alcón significó apropiarse de un mundo, tomar el escenario y que los que siempre estaban atrás pasaran al frente”.

Tellas estudió durante la dictadura militar. Egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano” y de la carrera de Puesta en Escena de la Escuela Municipal de Arte Dramático. Su primer grupo escénico fue Las Bay Biscuit. “Teníamos 23, 24 años, y no sabíamos hacer nada. Charly nos invitó a presentar su disco No llores por mí Argentina, en el Teatro Coliseo, y tuvo que intervenir la policía, la gente se subió al escenario, nos tiraban monedas. Hacíamos Marcianita, de Billy Cafaro, vestidas de marcianitas, y Volare, de nube. Era muy divertido, nuestro estilo era el “casi bien”. Rubias de peluca, tratando de ser sexis en una época donde en el rock no había mujeres ni humor”.

Con su arte, Vivi siempre buscó desdibujar límites, y transitar por lo experimental y el vértigo del error. En ese andar, la Universidad  Nacional de Córdoba publicó una investigación sobre los seis biodrama que dirigió y la de Princeton la nombró Belknap Fellow of the Humanities Council. Recibió innumerables premios, fundó el Centro de Experimentación Teatral de la UBA, dirigió el Teatro Sarmiento, fue curadora de artes escénicas del Centro Cultural Recoleta, y parte de su vida transcurre al frente de seminarios, aquí y en otros países.

Durante la charla, moderada por Malala González, contó que a poco de recibirse como directora no hallaba textos que la representaran o hablaran de nuestra realidad. “Fundamos el género neo bodrio. Buscábamos folletines muy malos y llegamos a tres obras pésimas, que parecían de alguien que no sabía escribir español. Las dirigí bajo el nombre de Teatro Malo y dos fueron llevadas al Instituto Goethe. Era encontrarle un nuevo sentido al error. Se creaba un clima muy enrarecido, porque pasaba lo que no tenía que pasar, lo impensado. El autor -recordó sonriente- se había hecho un sello que decía: Autor nacional de obras teatrales Orfeo Andrade”.

La autora de Cleopatra, grabada por Los Twits, dijo que la parodia tiene algo de peligro, porque en un momento llegás al origen de lo parodiado y deja de ser graciosa, y reconoció que se aburre cuando el teatro le ofrece cosas conocidas. “Lo que todo espectador merece es no saber bien qué está viendo, que la obra despierte preguntas, interrogantes”.

En una ida y vuelta con el público, Vivi comentó que el biodrama no pretende que la gente se cure, la sanación, sino la búsqueda poética. “Es la construcción de un texto a partir de lo que la gente me va contando, la vida de esa persona construida por mí sobre el escenario. Parto de ciertas preguntas: ¿Tu esposo, con el maletín en mano, te dijo alguna vez que se iba a trabajar y en realidad se iba a un bar porque lo habían despedido? Está lleno de situaciones del estilo. Ahí empieza la construcción. Ahí hay teatralidad”, aseguró.

Pero, antes de despedirse, profundizó de un modo inquietante. Aseguró que todo recuerdo tiene algo de ficción, porque no sabemos bien qué fue lo que ocurrió. “La verdad absoluta ya pasó. En mis talleres trabajamos y pensamos mucho en cómo modificar ese pasado, que sea otro y así, de algún modo, que nuestro presente también sea otro”, concluyó Tellas.

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