Con ‘Piñata’, muchísimas actividades y recital de Los Bonnitos, Villa Adelina FESTEJÓ 109 AÑOS EN COMUNIDAD

23/4/2018. EJEMPLO DE CRECIMIENTO. Villa Adelina celebró el sábado último su 109° aniversario con arte y casi 5.000 vecinos que desde las 14.40 y por seis horas participaron con entusiasmo del cumpleaños organizado y producido por la Municipalidad junto a Cultura SÍ. Con acceso gratuito, la fiesta incluyó talleres de arte para todos los gustos y edades, food trucks, una torta compartida, la tradición Piñata y un cierre a pura cumbia con Los Bonnitos y show de fuegos artificiales. “Recuerdo de chiquito a Villa Adelina con zanjas en sus principales calles y avenidas. Hoy es la localidad del distrito que más creció y elegida por muchísimas familias jóvenes para vivir. Ser parte de esta fiesta tan convocante y de este presente de Villa Adelina me emociona”, expresó el Intendente de San Isidro, Gustavo Posse, en el predio de Luis Piedrabuena y El Indio.

En la Gran Piñata 2018, con el lema Encontrarnos y ser protagonistas, nadie se quedó con ganas. “La gente bailó, cocinó, los chicos hicieron magia, pintaron, la panadería local hizo una torta gigantesca que demoró 25 segundos en comerse, explotamos una Piñata con los chicos del barrio, nuestros artistas se lucieron. Realmente fue una fiesta mágica en la que ciudad, a través de sus instituciones, se celebró a sí misma”, expresó la subsecretaria general de Cultura del municipio, Eleonora Jaureguiberry, apenas concluido el festejo.

Capoeira por un lado, trucos de magia por otro, un ballet folklórico seguido de una nutrida clase de zumba, teatro danza, yoga, canto y guitarra. ¿Los talleres?, el de las 3 R: reduce, reutiliza y recicla, para hacer bolsas con sachets de leche, otro de repostería donde se hicieron (y comieron) riquísimas galletitas decoradas, juegos en italiano y mucho más. Cerquita, un metegol que no paró, juegos inflables y food trucks para picar y seguir participando.

“Recién llegamos, todo está muy lindo. Es nuestro primer taller”, expresó Gonzalo Medina, vecino de Florida, mientras su hija, Penélope, y una amiga, Delfina, ambas de 5 años, pensaban rimas en una mesa. Y salió, con dibujo incluido: La mariposa rosa se posa.

Lo hecho, a casa, como las incontables pinturas producidas durante la fiesta, que tuvo la activa participación en la organización de la directora de la Casa de Cultura local, Susana Mancini, y del concejal Pablo Fontanet, y la conducción desde el escenario de Jonathan Vidal.

“Es la primera vez que venimos. Está enchufadísima”, dijo Lorena Esquivel, de Villa Adelina, al tiempo que su hija, Selena (4), en el piso, ponía las manos con pintura en una obra que creció con el aporte de todos.

Caballetes por doquier, esculturas, filetes y árboles que fueron soporte para colgar obra, como el mural del taller de comic, en film plástico, donde Bautista y Fabricio, alumnos de la Casa de Cultura local y aerosol en mano, le dieron color a un ave. La otra mitad quedó para el público ¿El primero en animarse?, Franco Varela (6), con camiseta de Boca, que sacó pecho y pintó los colores de su club, junto a su mamá, Elizabeth, docente en la escuela del barrio.

“Nos pareció un show muy ameno, con muchas familias y chicos. Creemos que la gente la pasó tan bien como nosotros, que disfrutamos de un modo especial cuando tocamos en nuestro lugar”, comentó Santiago Moreno, octapad de Los Bonnitos, la banda formada en San Isidro, en 2012.

Coco Romero, otro del barrio, reconocido investigador de la tradición carnavalística del país, subió al escenario con su grupo para hacer interesantes y pegadizos ritmos murgueros y rioplatenses. Hubo algo de baile en la platea y varios que no pudieron con la tentación de lanzar las clásicas patadas al aire.

Cerca de las 17.30, uno de los momentos más esperados. Debajo de los eucaliptus, las tortas portaban velitas. No faltaron el soplo, el canto colectivo del feliz cumple y porciones para todos. Siguieron las piñatas, que derramaron una lluvia de golosinas sobre los más chicos, que andaban de aquí para allá con sus pinturas a cuestas y los bolsillos llenos de ilusiones.