Mensaje de Cuaresma del Obispo Diocesano. Mons. Ojea animó a “volver a lo más hondo de la vida”

 

19/2/2018. “Volver a Dios” y “reconectarse con la vida, con la realidad”, es la invitación del Obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, en su mensaje de Cuaresma. “La Iglesia nos pide en este momento desnudar el corazón para presentarle, así como está, su deseo más profundo a Él”, animó. Mirá el video!

 

El pastor Diocesano, monseñor Oscar Ojea, envió un mensaje con motivo de la Cuaresma en el que invitó a “volver a Dios”.

“Este ‘volver a Dios’ significa para la Iglesia, reentrar en contacto con la realidad, volver a lo más hondo de la vida”, explicó y señaló que la realidad para la Iglesia es, en primer lugar, “la vida, la vida que Él nos regala y la vida que Él nos trae”. “En segundo lugar: el amor al prójimo, el contacto con la carne de Cristo y, tercero, es volver a entrar en contacto con nuestro deseo más profundo”, continuó.

Conectarse con la vida

“Cuando decimos que volver a Dios es recontactarnos con la vida, no estamos hablando de la vida biológica”, dijo el obispo. “Estamos hablando de la vida como don, como regalo de Dios, y la vida como don de Dios es lo imprevisto, es la sorpresa”, porque “la vida tiene que ver con lo imprevisible, no con lo que controlamos”, agregó y subrayó que, a veces, a causa de los avances en la ciencia y la técnica “creemos que controlamos la vida y que podemos prever todo y no nos asombramos de nada”.

“La ciencia nos ha enseñado, en cierto modo, el dominio de las cosas, no tanto lo que son las cosas”, advirtió.

“La vida entendida por el Evangelio es don de Dios y es sorpresa, por eso la Cuaresma vuelve a poner a nuestro corazón en espera y en contacto con la intensidad y la pasión de una vida, don de Dios y sorpresa, que siempre es una novedad”, reiteró.

Evitar que el corazón se nos enfríe

El prelado también llamó a “volver a contactarnos con la carne de Cristo que es la carne de mi hermano”, y – tomando las palabras del papa Francisco- aseveró: “Tenemos que evitar que el corazón se nos enfríe”. Por eso, “el ayuno y la limosna son los caminos de la Cuaresma”, invitó.

“Ayunar de verdad es tratar de vivir en mi corazón la suerte del pobre cuando tiene hambre o cuando le falta lo indispensable”, y la limosna “es hacer el corazón más blando, más flexible para poder, con generosidad, socorrer a nuestros hermanos”, recordó. Asimismo, invitó a “contactarse con nuestro deseo más profundo: la oración”. 

“La oración es un intercambio de deseos, el deseo del ser querido, que es el deseo del Señor y el deseo mío, pero para eso tengo que volver a pensar y a revivir: ‘¿Dónde está mi ansia más profunda?’”, manifestó.

“Muchas veces nos vamos lejos de lo que deseamos en realidad, muchas veces negamos realidades para ocultar nuestro deseo más profundo”, reconoció. “La Iglesia nos pide en este momento desnudar ese corazón para presentarle, así como está, su deseo más profundo de Él”, expresó monseñor Ojea y concluyó: “Que el Señor nos conceda este camino de recontactarnos con la vida verdadera, con la carne del hermano y con nuestro deseo más profundo para vivir hondamente este tiempo de Cuaresma y así poder morir con el Señor para resucitar con Él”.