Conocida popularmente como  la Bollywood del cine, la industria del séptimo artede la India ha funcionado desde poco antes de la mitad del siglo pasado, con un promedio en sus etapas mejores, más plenas, de 800 a 1000 al año. Volcada a toda clase de géneros en su inicio, desde los ochenta se ha venido especializándose en comedias románticas musicales, que mezclan distintas vertientes estéticas y son las que mayor difusión y éxito entre el público.

El término Bollywood, hoy usado en los diccionarios especializados, surge de unir el principio y el final de dos palabras: Bombay, que es la ciudad en Maharashtra donde tiene sede la industria fílmica del país asiático, y Hollywood, la meca del cine norteamericano.

Producidas para el consumo preferencial de la India –el cine ha tenido gran importancia en la integración cultural de esta nación en la que se hablan dieciséis idiomas- y también para los otros países del subcontinente indio, a partir de los comienzos de este milenio comenzó a intentar una mayor.

Lo cierto es que el cierre del festival de Bicicine en la Playa, que organiza Cultura SÍ en la playita de Martínez (Pacheco y el río), tocó a su fin con cine indio del muy bueno.  Gano la pantalla junto al río la producción del realizador y guionista Ritesh Batra, que si bien tiene condimentos e influencias del género romántico, logró plasmar con una pintura exacta de dos seres solitarios que llegan a contactarse solo en el plano de la correspondencia epistolar porque nunca llegan a encontrarse

La propuesta otra vez, contó con la complicidad de muchísima gente que deseó compartir una buena pelí con los pies en la arena ahí nomás dl río. Amor a la carta puso fin anoche al festival gratuito Bicicine en la Playa, que en esta III edición demostró que ya ganó su lugar con unos 2.500 espectadores en tres impecables veladas organizadas y producidas por Cultura SÍ, junto con la Fundación Cinemateca Argentina (FCA).

“El público se sumó con entusiasmo a la propuesta, lo vimos llegar en bicicleta, con sus mantas y reposeras, y disfrutar y compartir el espacio público a partir de un programa muy familiar. Este año -dijo la gestora cultural Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria del área en San Isidro- tuvimos la evidente confirmación de que el vecino, y los que llegan de otros municipios, que cada vez son más, realmente se apropiaron del festival”.

Así, la costa de Martínez, a la altura de Pacheco, se convirtió desde el viernes pasado en un enorme cine a cielo abierto con pantalla gigante desplegada a espaldas de la Ciudad de Buenos Aires, recortada a lo lejos. Ese día fue el turno de Cinema Paradiso, que tiene la virtud de seguir emocionando, seguida el sábado por Los Goonies, una de aventuras de los ochenta, con todos los condimentos del género, que supo atravesar generaciones.

 

Anoche, como siempre, hubo muchísimas mantas, comida casera en viandas, un parking lleno de bicicletas, reposeras desplegadas, ambiente distendido y familiar, encuentro de amigos y un pintoresco patio de comidas abastecido por los food trucks Manjaretes y The Good Beef en el que muchos recalaron antes de que la acción comenzara.

“Varias veces estuve en el festival Cinema a la Fresca, en Mallorca, y cuando me enteré que en Martínez se hacía esta movida no quise perdérmela. Es una maravilla, sigan fomentándola”, expresó anoche Alan Berestein (26), junto a Jagger, un labrador manso, mientras acomodada la reposera a la par de la de su novia y a la espera de su mamá y su hermana.

Noche con algo de brisa ribereña, una luna que demoró en aparecer y la detallista mirada del director Ritesh Batra, que en su ópera prima nos trajo la historia de Saajan Fernandes, un empleado reservado, viudo y a poco de jubilarse, e Ila, una esposa bella y no correspondida. Soledades unidas involuntariamente por el error de un dabbawala, de los miles que por día, en forma sincronizada y en bicicleta, reparten incontables menús en viandas por la populosa e intrigante Bombay.

“Lo que les pasa a ellos con las cartas que intercambian nos pasa a los jóvenes todo el tiempo con los correos electrónicos y las redes sociales. El miedo a encontrarse personalmente, la soledad. Es una peli que te deja pensando”, aseguró Fernando Cirilo (28), un peruano que llegó desde Virreyes con su amigo Ruverson Quiroz, a pura pedaleada intercalada con pasaje de tren.

Una salida que para los amigos terminó con foto junto al cartel del festival, de espalda al río, y la certeza de regresar dentro de un año.

+ Bicicine en la Playa fue parte de Humor en Verano en San Isidro, un calendario de actividades culturales gratuitas y diversas que hasta el 25 de Marzo llegará a plazas y espacios públicos. La programación completa, en cultura.sanisidro.gob.ar y obviamente en contintanorte.com.ar