Se cumplió peregrinación a Luján por los 60 años de la Diócesis de San Isidro ‘Memoria agradecida,esperanza compartida’

22/8/2017. Bajo ese lema elegido con motivo del año jubilar de la Diócesis de San Isidro, más de 3.000 personas que integran las comunidades parroquiales y movimientos de la Iglesia participaron de la peregrinación en Luján el domingo último. La feligresía sanisidrense que desandaron el camino hasta el santuario de Nuestra Señora de Luján partieron ayer desde el monumento al Soldado de Malvinas, y llegaron hasta la Basílica guiados por la imagen de la Virgen María. Sacerdotes, religiosos, religiosas, junto al pueblo de Dios celebraron la Misa a las 12 hs. encabezada por Monseñor Oscar Ojea y pidieron a la Virgen renovar la misión de la Iglesia diocesana como así también vivir una esperanza comprometida.

Como dijimos, Mons. Oscar Ojea, Obispo de la Diócesis sanisidrense, presidió el oficio religioso que fue concelebrado por Mons. Martín Fassi, Obispo auxiliar de la Diócesis de San Isidro y los Obispos Jorge Eduardo Sheinig y Miguel D’Aniballe, muy cercanos en afecto a la Diócesis. Monseñor Jorge Casaretto, Obispo emérito de la Diócesis, estuvo presente en la celebración y a pedido de  Ojea compartió unas palabras en las que recordó especialmente a monseñor Antonio María Aguirre primer Obispo de la Diócesis.

Ojea expresó en su homilía: “Venimos a celebrar el amor de Dios, la alianza de Dios con su pueblo, que nos haya elegido para regalarnos la Fe”.

Asimismo, afirmó que: “La misión forma parte de nuestra vida, por eso tenemos que ir descubriendo en la comunidad cual es nuestro carisma, qué es aquello para lo que el Señor nos ha elegido”.

Al finalizar su mensaje, el pastor diocesano propuso como camino de la Diócesis hacia la Asamblea  del próximo año reflexionar acerca de quiénes son los pobres en la Diócesis de San Isidro: “Les pido que reflexionen sobre quiénes son los pobres en nuestra Diócesis, quiénes son aquellos de quienes tenemos necesidad de aprender. Estamos llamados a reconocer la presencia de Cristo en los pobres. A prestarles nuestra voz en sus causas. Pero también a ser sus amigos, a escucharlos y a interpretarlos”, culminó.