La Diócesis de San Isidro agradecerá sus 60 años a la Virgen de Luján

15/8/2017. La feligresía sanisidrense peregrinará al santuario de Nuestra Señora de Luján para agradecer a la Virgen María por los 60 años de la creación de la Diócesis. El Obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, envió un video invitando a los fieles a participar. La marcha al santuario será el venidero 21 de Agosto.

 

Con motivo de la celebración de los 60 años de la creación de la Diócesis de San Isidro, el Obispo diocesano, monseñor Oscar Ojea, invitó a los fieles a participar de la peregrinación diocesana al santuario de Nuestra Señora de Luján, que se llevará a cabo el 21 de Agosto.

“Luján es la capital de la fe, porque allí está la madre, la primera creyente, la que Jesús quiso dejarnos para que nos acompañe y nos ayude también a hacer memoria de nuestra fe”, explicó monseñor Ojea. El lunes 21, a las 11, la Diócesis tendrá como punto de encuentro el Monumento al Soldado de Malvinas, en Luján. Desde allí peregrinará hasta el santuario, en donde el prelado celebrará una misa al mediodía.

“Vamos a agradecer este don maravilloso de ser diócesis, de ser Iglesia local, de ser comunidad, durante estos 60 años”, señaló el prelado y expresó: “El primer don que agradecemos es el don de la fe. Vamos a agradecerle por todas aquellas personas que nos han transmitido la fe, vamos a agradecerle el privilegio de ser Iglesia, de ser hermanos. Vamos a pedirle que nos ilumine en la tarea misionera y en el servicio de los pobres” 

Monseñor Ojea manifestó que la Iglesia tiene hoy dos grandes deudas: hacer que el Evangelio llegue a cada rincón, “con mayor entusiasmo, con una espiritualidad renovada, con una mística nueva”; y aprender como Iglesia a servir a los pobres.

“El cristiano, al encontrase con el Señor, no puede frenar, no puede permitirse dejar de hacer sentir a Dios en los ambientes en donde está”, exhortó  Ojea. “Vamos a pedirle a la Virgen ese gusto espiritual de ser pueblo de Dios, de sentirnos auténticamente hermanos y de poder salir cada uno de nosotros mismos para anunciar el mensaje en el que está centrada nuestra vida: el encuentro con Jesús. 

“Cuando vamos a la Madre vamos a nuestra raíz, nuestra identidad. Vamos a pedirle de una manera especial por todos los hermanos que verdaderamente necesitan de nuestro servicio, de nuestra compañía, de nuestra asistencia, de nuestro afecto”, pidió.