‘El Museo se Juega’. San Isidro y un singular homenaje al Cruce de los Andes en el Pueyrredon

 

6/8/2017. San Martín y un centenar de chicos, junto con sus padres, homenajearon ayer al bicentenario del Cruce de los Andes transitando las barrancas del Museo Pueyrredon. Túneles, puentes de madera y mucho más, en una divertida y enriquecedora recreación de esa epopeya, como adelanto del Día del Niño. Dentro del ciclo El Museo se juega, los primeros sábados de cada mes, en Rivera Indarte 48, San Isidro. Gratis.

 

Apelando al imaginario infantil la gente de Cultura SI tuvo una muy buena idea. En efecto, este sábado 5 en el Museo Pueyrredón un centenar de chicos, acompañados por sus padres, cruzaron con entusiasmo la Cordillera de los Andes. No faltó el general San Martín, claro, ni Las Heras. Hubo que saltar troncos, pasar por túneles y puentes de madera en delicado equilibrio. Así fue el adelanto del Día del Niño, un paseo gratuito, que propuso acercarse a la historia desde la propia experiencia y con las barrancas devenidas, para todos, en Los Andes.

La actividad formó parte del ciclo ‘El Museo se Juega’, del Área Educativa de esta institución (Rivera Indarte 48, San Isidro), que los primeros sábados de cada mes propone un plan distinto para los chicos. En Agosto, mes sanmartiniano, la idea fue homenajear el bicentenario de esta gesta inconmensurable, concretada en Febrero de 1817.

“Transmitirles a los chicos el espíritu del ejército sanmartiniano y los obstáculos que atravesó para cumplir con con esa gesta, ideada y soñada en esta casa por San Martín y Pueyrredon. Esa fue la meta, que los chicos pongan el cuerpo, experimenten, aprendan, se diviertan y, de algún modo, sientan que efectivamente cruzaron Los Andes con San Martín”, dijo Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura de San Isidro.

“Van 400 recados. Van hoy por correo, en un cajón, los dos únicos clarines que se han encontrado. Van los 2000 sables de repuesto que me pide. Van 200 tiendas de campaña. Y no hay más”, dijo San Martín (interpretado por Juan d’ André), a viva voz, con uniforme militar y rodeado por los chicos, en el parque que está al pie de la barranca, al leer un fragmento (textual) de una de las cartas que le envío Pueyrredon como Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Chicos con cañas a modo de bastones, muchos con pecheras que simulaban uniformes militares y padres tan entusiasmados como sus hijos se unieron a los dos batallones, uno al mando del Libertador y otro dirigido por Las Heras, para subir por ese sendero de unos 100 metros zigzagueantes, en medio de una vegetación cerrada, entre talas, chañares, ombúes, espinillos y otras especies autóctonas, el mismo que se usaba en esos años convulsionados para llegar al río, donde se lavaba la ropa.

Túneles, puentes de madera, un alto para tomar agua y recuperar energías, el envío de mensajeros con noticias falsas y un último tramo en el chicos y grandes trasladaron a un San Martín enfermo en camilla de campaña. Ya en el campamento, del otro lado de la cordillera, esperaban dos carpas y una gran olla de mate cocido sobre el fuego y la tranquilidad de la misión cumplida.

“Es increíble cómo los chicos se compenetraron con la propuesta, que también les sirvió para refrescar algunos conceptos de historia”, comentó Sandra Taiariol, de Boulogne, junto a sus hijos, Malena (11) y Dante (11), que mostraba orgulloso su “uniforme militar”.

“Todo en orden, los dos actores estuvieron estupendos, los chicos cuidados. Para mi hijo (Lorenzo, de 8 años) fue muy especial, pero también lo fue para mí, que este año crucé Los Andes en mula”, comentó Juan Carlos Franco, que llegó desde Ituzaingó, sin ocultar su entusiasmo.

Guardaparques del municipio, boy scouts del grupo  Pablo Tissera, de Martínez, y el personal del museo se encargaron de que esta recreación transcurriera sin contratiempos, más allá de algún resbalón en la barranca. Claro, a modo de despedida, en la puerta del museo, San Martín se encargó de saludar y felicitar a sus “soldados”, que no paraban de mirarlo desde abajo con los ojos brillosos.