San Isidro celebró a su Patrono con un claro mensaje: SUMAR MÁS HERMANOS A LA MESA

16/5/2017. Como cada 15 de Mayo la feligresía se volcó ayer a las calles para conmemorar al Santo Patrono de la ciudad. A las 16 hs con salvas arrancó la procesión desde el atrio de la Catedral, portando las imágenes de San Isidro Labrador y María de la Cabeza las que recorrieron el casco histórico y el centro de la ciudad.Hubo paradas en el Sanatorio San Lucas, para pedir por la salud de los enfermos; los procesantes pasaron por el Colegio de Abogados y por distintas casas de estudio. Frente al Nacional Antonio Sagarna y al Comercial Manuel Obarrio se rezaron plegarias por la educación. Luego la procesión se detuvo en el mástil, en el corazón del pueblo y más tarde frente a la Biblioteca Popular Juan Martín de Pueyrredon y a la Municipalidad, donde se pidió por las autoridades. Finalmente, la nutrida columna que se extendió por mas de dos cuadras ingresó al templo portando a mano alzada las imágenes. Allí el Obispo, Mons. Oscar Ojea y su auxiliar, Mons.Martín Fassi concelebraron la Santa Misa en advocación al santo labriego que contó con la participación del Coro de la Catedral, dirigido por el maestro Gustavo Felice interpretando la Misa Criolla. En su homilía Ojea recordó los rasgos que caracterizan al santo agricultor, evocó dos de sus milagros e invitó a “salir a buscar a los que no están” en el banquete del Reino. Por lo demás el Intendente de San Isidro Gustavo Posse, representantes del legislativo local, funcionarios del ejecutivo, miembros de las cámaras profesionales locales y caracterizados vecinos le dieron especial marco al oficio religioso. La tarde terminó con un espectáculo de aerotango junto a la Catedral y una gran kermesse familiar y gratuita en la plaza Mitre que convocó a familias enteras.

Los actos centrales por las festividades del Santo Labrador –que vale recordar se extienden durante todo Mayo– suelen convocar a la activa participación de vecinos y feligreses en una conmemoración de características propias con profundos lazos de unidad.  “Es muy importante participar en esta procesión porque es una forma de fomentar valores y de entender que todos juntos podemos compartir y participar en actividades en comunidad”, dijo Isabel, una de las mujeres que sostenía a pulso la imagen de María de la Cabeza al experimentar ese acto de devoción que se reedita todos los 15 de Mayo y que identifica a un pueblo y su gente. Un poco más atrás desarrollando igual tarea pero con la imagen de San Isidro Labrador, Andrés Stahler, coincidía.

Numerosas familias participaban de este ritual que lleva a desandar las calles céntricas y del casco histórico, realizando paradas muy significativas, en la Intendencia, el mástil, el Colegio Nacional, el Sanatorio San Lucas pidiendo por los funcionarios, las instituciones, la educación, la salud.

Tras la procesión, y durante la misa solemne que ofició en la Catedral, monseñor Ojea junto a su auxiliar monseñor Martín Fassi, recordó que este año se cumplen los 60 años de la Diócesis y en su  homilía centrada en la figura del Patrono resaltó que “San Isidro tiene un patrono laico, de familia pobre, trabajador de la tierra y un verdadero amigo de Dios. Cuando celebramos nuestras fiestas patronales, celebramos la alegría de vivir en esta comunidad de San Isidro, le damos gracias al Señor por el trabajo de nuestros mayores”, indicó el pastor diocesano.

LA HOMILIA

“San Isidro fue un santo trabajador, que dejó herencia, que dejó siembra, un santo dedicado también a su familia. Qué él continúe acompañándonos, ayudándonos y protegiendo a San Isidro, que es una comunidad trabajadora”, expresó.

LOS MILAGROS DE ISIDRO. Ojea observó que el “gran desafío de recibir esa herencia nos vuelve aun más deudores del amor al prójimo” e indicó que también es tiempo de “replantearse la vida misionera. “Existen nuevos espacios misioneros y al mismo tiempo formas, lenguajes y gestos que la Iglesia tiene que ir adaptando para que la llegada del Evangelio sea más directa y más fresca”, afirmó el Obispo. En esa inteligencia llamó también  a “trabajar juntos por la dignidad de nuestros hermanos que no pueden participar del banquete de la vida. El deber nuestro es advertirlo“. Recordó que “la dignidad no significa solo aquello es es inmediata necesidad” y abrevó en dos de los milagros de Isidro el Labrador, íntimamente ligados con compartir el pan: el milagro de la olla y el de la comida en la cofradía. “El milagro de la olla se produce cuando un pobre toca la puerta y no hay nada en casa de Isidro, pero de pronto María de la Cabeza descubre que en la olla vuelve a haber alimento, vuelve a alcanzar la comida para que ese pobre se siente a la mesa”. El del banquete de la cofradía da cuenta que en una ocasión Isidro había sido invitado a un banquete por una cofradía, Él permaneció en la iglesia absorto en oración y llegó cuando la fiesta tocaba a su fin, seguido por un grupo de mendigos para almorzar también. El anfitrión lo recibió con cierta frialdad y disgustado le dijo que solamente le podía dar almuerzo a él porque solo habían guardado su porción, pero que no podían alimentar a todos sus compañeros. San Isidro le contestó que su porción bastaba para él y todo el grupo. Repartió su almuerzo entre los mendigos, alcanzó para todos y hasta sobró.

HUMILDAD QUE HUMANIZA. En su mensaje el pastor de la Diócesis rescató los valores de San Isidro, “tenemos un patrono laico, de familia pobre, trabajador de la tierra que conoce los ritmos de la naturaleza”. También habló  de su “paciencia y humildad” y destacó que “cuenta con una sensibilidad exquisita para con el hermano que sufre”. Planteó que en la mesa redonda del banquete de la vida, es imprescindible “salir a buscar a los que no están” y ver “de qué manera nosotros podemos aprender mejor de nuestros hermanos más pobres a ser sus verdaderos amigos para que de verdad cada uno tenga un lugar en el banquete del Reino”. 

Terminada la misa, el Intendente Gustavo Posse que participó del oficio afirmó: “Este día lo vivimos siempre de manera muy especial por lo que significa para las raíces de todos los que somos sanisidrenses. Además transmite un mensaje a la comunidad sobre la importancia del trabajo y esfuerzo”

El jefe comunal indicó que la comunidad sanisidrense celebra al Santo agricultor “con mucha alegría, con la procesión y la misa celebrada en el mismo sitio donde Domingo de Acassuso levantó la primera capilla por llamado de San Isidro Labrador. Pero también festejamos en la plaza Mitre con una kermesse que es parte de nuestra tradición y recrea a la que vivimos de chiquitos. Una tarde con nuestros vecinos que nos hace muy felices”, dijo Gustavo Posse.

FESTEJOS ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA

La plaza Mitre fue un ir y venir de familias dispuestas a divertirse entre puestos para todos los gustos. Pirámides de latas para derribar con una pelota de medias, el juego del sapo, un clásico, pescar patitos en una pileta o intentar parar con una argolla en la punta de una caña una botella apoyada en una base de madera. Sonrientes y estirando el cuerpo lo más cerca posible del objetivo, todos participaron, chicos y no tanto. En el medio, clowns que interactuaron con el público, cantaron, hicieron simples trucos de magia y despertaron sonrisas.

“Es la fiesta que queremos, que tiene un origen religioso, pero que trasciende la fe, abierta a todos, más allá de las creencias. La familia en la plaza, disfrutando de una kermesse recuperada hace unos años, aggiornada, más participativa e integradora. El cierre, con un espectáculo actual, moderno, habla de esta mirada, con raíces y tradiciones, pero también de cara a lo contemporáneo”, expresó Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria de Cultura.

Los más grandes recordaban la vieja kermesse, con juegos pagos y rifas de chanchos vivos. Los más chicos disfrutaron de la actual, gratuita y con premios asegurados, desde juegos de mesa, paraguas y patinetas hasta plantínes de plantas autóctonas que se entregaron en el puesto de la Reserva Municipal Ribera Norte, donde se agotaron los 400 disponibles. El alto gastronómico se hizo en las carpas de la escuela de cocina local CESyT, que instaló mesas debajo de los árboles. Hubo desde empanadas, locros y guisos de lentejas hasta pastelitos de batata y membrillo, y riquísimos churros.

El cierre, ya de noche, pasadas las 18, fue todo de Experiencia Phaway, de Aerotango, con ocho acróbatas suspendidos a 40 metros, junto a la torre del templo, y un trío de tango electrónico en vivo. Interactivo y atrapante. Destrezas y bailes, espuma, papel de diario y plumas que caían desde lo alto, mientras los vecinos apuntaban con sus celulares listos, desde el atrio y la calle adoquinada.