Noches de Carnaval. Martínez y Boulogne al ritmo de murgas y comparsas. El color de cada barrio

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1/3/2017.-  El sábado por la noche la avenida Fleming se vistió de color, música y baile. Durante seis intensas horas, San Isidro volvió a vivir la fiesta del Carnaval con un multitudinario desfile a lo largo de seis cuadras, entre General Piran e Hipólito Yrigoyen, Martínez. Nueve comparsas, unos 600 artistas, más de 35.000 espectadores, entrada gratuita y un cierre a todo color con Marí Marí, la más ganadora de Gualeguaychú.

 

El espectáculo, organizado por la Subsecretaría General de Cultura de San Isidro, con la amena conducción del Pollo Álvarez y Santiago Marochi, comenzó puntualmente a las 20 y se vivió vallas adentro con ocho murgas locales que desplegaron todo su arte. Pero también en las veredas, con chicos (y no tanto) jugando con espuma, sacando fotos, bailando y disfrutando de una fiesta que tendrá su jornada de cierre mañana, también desde las 20, en la Avenida Rolón y Olazábal, Boulogne.

“Es reconfortante ver a tantos chicos, generaciones intermedias y abuelos, disfrutando así, en familia y sanamente. Esta fiesta es el resultado de un año de trabajo de las murgas y del área de Cultura del municipio, que tiene como objetivo central la integración. Grandes y chicos que preparan los trajes, ensayan los bailes en sus barrios. Algo que tiene un valor social enorme -dijo el intendente Gustavo Posse, al borde de la pasarela- y se ve reflejado en esta verdadera fiesta de todos los vecinos”.

La zona más caliente estuvo frente a las tribunas del coqueto y colorido corsódromo, con un gran pórtico de entrada, pero la fiesta, con prohibición de venta de alcohol, se vivió a lo largo de toda la pasarela y desde la primera pasada, con Los purretes de San Isidro, integrada por los siempre jóvenes habitúes de Puerto Libre, un espacio municipal para los adultos mayores.

Muchísima gente, una puesta en escena muy prolija, accesos seguros y una guerra de espuma notable desde las 20, así definió  Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria General de Cultura de San Isidro, lo que se estaba viviendo. “Un Carnaval lindísimo e integrador que recuperamos hace cinco años con la ayuda de las murgas. Lo hicimos juntos. Desde el municipio nos propusimos jerarquizar la propuesta artística de estos grupos, ayudarlos a mejorar su arte en cada edición y formar un público para que se luzcan en un escenario privilegiado. Ahora viene Boulogne, con un clima distinto, más popular si se quiere, con mucho baile espontáneo en las veredas y mucha tradición carnavalesca. Dos fiestas con identidad propia –agregó Jaureguiberry-, pero atravesadas por el ambiente familiar, desde los bebés en upa de los bailarines hasta los de más de 90. En el medio, la gente que no para de disfrutar”.

Vecinos, dentro y fuera de la pasarela

Con un pompón de espuma en la nariz, Carlos Hernández, de San Isidro, corría a sus hijos con el tubo de aerosol. Era uno más. “Venimos todos los años, nos encanta, pero yo me divierto más que ellos”, dijo el vecino al pasar. Por ahí andaban también dos de Los Purretes, Víctor (70) y Luis (75), percusionistas, de negro y transpirados hasta la médula. “Creo que somos un buen ejemplo para los pibes que nos van a suceder en esto tan lindo. Estamos fundidos, pero felices”, coincidieron los murgueros.

Tambores pegados en los muslos o bien arriba mirando el cielo, acrobáticas patadas al aire, caderas giratorias, trajes bordados con la pasión de mamás, tías y abuelas, un desfile sin edades, desde bebés hasta canosos orgullosos, y una meta solidaria, ya que parte de lo recaudado por la venta de espuma será destinado a la asociaciones cooperadoras del Hospital de Boulogne y del Hospital Materno Infantil de San Isidro.

A Los Purretes le siguieron Los del mal del Sauce (Bajo de San Isidro), vestidos con prolijas chaquetas verdes, blancas y violetas, y Los locos por el Ritmo, formada en La Cava, que ofreció un show aparte  cuando, como quien no quiere despedirse, se reagruparon cerca de Yrigoyen para seguir bailando. “Nunca soné con tener una murga, es un sueño cumplido”, dijo Raúl (Tato) Solís, su director, de 34 años y encargado de mantenimiento en el Colegio Parroquial Santo Domingo Savio, también en La Cava.

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Los incomparables de Martínez fueron locales, con el orgullo de ser la primera murga del barrio, mientras una familia no paraba de bailar en el balcón de su departamento, en Fleming al 1700. Lloviendo Estrellas exhibió una interesante puesta en escena, con estrella, dado, paraguas, tambores y galeras artísticamente iluminadas. “Fue muy lindo, emotivo”, aseguró Humbertina (55 años), maquillada y primeriza en la pasarela, de la mano de Bianca (3), su nieta, de las más chiquitas de esta murga.

Los últimos tres números locales fueron de Los Desordenados de La Sauce, Los Soñadores de la Ribera y Los Caporales reyes de Boulogne, formaba por la colectividad boliviana de esa ciudad, que aportó pasos y saltos muy coordinados, ocho vientos, pantalones largos y botas para ellos, y polleras cortas, largas trenzas y sonrisa contagiosa, ellas.

La Aplanadora de Gualeguaychú

“Venimos a San Isidro para replicar lo que hacemos en Gualeguaychú con una comparsa ligera. Somos 50, pero se sumaron 20 de acá con muchísimo entusiasmo. Es un Carnaval hermoso, con la fusión tan linda de la murga rioplatense con la gran comparsa entrerriana”, explicó Juan Cruz Santana, productor general de Marí Marí Tours, en su tercer año en San Isidro, que presentó Bazofia, con un mensaje que habla del valor del reciclado, del ahorro de energía y la naturaleza.

Máscaras y físicos trabajados, plumas, pies eléctricos, caireles y espaldares gigantescos, que montados superaban los tres metros y medio, y una aplaudida doble pasada cerca de las 2 de la madrugada formaron parte del cierre. Antes, mientras se aprestaban dentro de la carpa, los músicos de Marí Marí sumaron sus tambores a los de Los Soñadores de la Ribera, que aguardaban su turno en la calle. Un diálogo en tono de batucada con distintos matices, sin miradas, pero guiado por idéntica pasión carnavalesca.

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Los Purretes de San Isidro

Formada por integrantes del Programa Juventud Prolongada

Los del mal del Sauce

Está integrada por vecinos del Bajo de San Isidro, lugar donde predomina la naturaleza, cerca del río. Será su segunda presentación en el Carnaval. Tiene ochenta miembros de todas las edades. Su propuesta es una interesante combinación entre murga y batucada. El motivo por el cual forman este grupo es llevar alegría a los más chicos. Su nombre surge de la leyenda que cuenta que los navegantes que llegaban al Bajo se encontraban perdidos entre la gran cantidad de sauces llorones, y que al irse de estas tierras los sauces lloraban su partida. Por eso, los navegantes sentían que no se tenían que ir, y así el Bajo comenzó a poblarse.

Los Locos por el Ritmo

Fundada en 2015, cuenta con aproximadamente 90 integrantes y los colores que la definen son el violeta, el blanco y el dorado. Sus participantes tienen entre 5 y 38 años. Ensaya en Hudson y Neyer, Beccar. Este grupo pertenece a “La Quinta”, pero tratan de estimular la participación de todo el barrio de La Cava para generar un espacio de encuentro y contención para los jóvenes en riesgo.

Los incomparables de Martínez

Esta murga tiene el orgullo de ser pionera en esta localidad. Participó tres veces en el Carnaval y cuenta con 180 miembros de todas las edades. Trabajan con la meta de integrar a su colectividad con este proyecto, que no para de crecer.

Lloviendo estrellas

Dos familias de Beccar inician esta murga con el fin de incluir a la niñez de su barrio, a partir de un proyecto sano y comunitario. Es su segundo año en el corso.  Cuenta con 150 miembros, entre niños y adultos.

Los desordenados de la Sauce

Esta murga surge en febrero de 2015 con la idea de formar un lugar de diversión, pero también de contención para grandes y chicos del barrio. Cuenta con ciento veinte integrantes y uno de sus metas es sumar nuevas disciplinas, como zancos, malabares y cantos populares.

Los soñadores de la Ribera

Una murga del Bajo de San Isidro con cuatro años de vida y tres carnavales.

Surgió en el taller de murga del Centro Cultural La Esperanza y ensaya todo el año. Sus estandartes llevan los colores patrios, sumado al rojo de nuestra sangre, y tiene más de 80 integrantes, la mayoría niños, niñas y adolescentes.

Los Caporales Reyes de Boulogne

Es una comparsa de la colectividad boliviana residente en San Isidro, que participará por segunda vez en el corso oficial del municipio. Está conformada por ochenta integrantes (entre bailarines y banda musical), de todas las edades. Su objetivo es mostrar una parte del colorido Carnaval del altiplano, a partir de bailes muy alegres que le rinden tributo a la Virgen de Copacabana.

Boulogne bailó al compás del Carnaval

En tanto el domingo desde la tardecita más de 40.000 vecinos disfrutaron en Boulgone del cierre del Carnaval de San Isidro. Nueve murgas locales y Marí Marí, la comparsa más ganadora de Gualeguaychú, le dieron ritmo y color a este evento familiar y gratuito, organizado por la Subsecretaría General de Cultura de San Isidro, que se extendió por casi seis horas sobre una avenida Rolón vestida de fiesta.

“Cientos de chicos que a lo largo del año aprenden baile, ejecución y reparación de instrumentos, armado de trajes y se comprometen en sus respectivos barrios con un proyecto cultural que trasciende lo artístico. Estamos felices porque la familia, como ocurrió en la jornada de apertura, en Martínez, está reunida para ver y disfrutar de sus elencos, y también de Marí Marí que ya pertenece a todos los argentinos”, expresó el intendente Gustavo Posse, que al borde la pasarela disfrutó a la par de todos.

Con la amena conducción del Pollo Álvarez y Santiago Marochi, entre ambas fechas participaron 17 murgas locales, unos 1.500 artistas y más de 70.000 personas. Cifras elocuentes de un evento que no para de crecer. “Era muy necesario recuperar esta fiesta y lo hemos logrado en estrecha colaboración con cada una de las murgas. Hoy tenemos un Carnaval muy profesional, con un escenario privilegiado y un nivel en constante ascenso. Realmente -expresó Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria General de Cultura de San Isidro-, se advierten mejoras sensibles en cómo suenan, las coreografías, las puestas en escena. Es un placer ver el arte de nuestros murgueros, y que la gente lo valore y reconozca”.

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Alegría, alegría…

En el corsódromo, tribunas repletas de gente, brillos, color, música y baile. En las veredas, una inofensiva guerra de espuma que no sólo convocó a los más chicos. “Mucho no pude ver todavía de las murgas, pero me estoy divirtiendo un montón”, aseguró Virginia Sejo con el rostro blanco por la espuma que le acababa de tirar su sobrina, sin saber que, además de jugar se sumaban a un fin solidario, ya que parte de lo recaudado por la venta de los aerosoles será destinado a la Asociación Cooperadora del Hospital de Boulogne.

“Imaginate, todo el año pensando en esto. Con la mirada buscas a tu familia, a los vecinos, y están todos”, dijo conmovido y con el torso desnudo Damián Dipp, bailarín de Los Auténticos de Boulogne (la primera en desfilar), luego de más de 400 metros, casi desde el túnel hasta Olazábal, de adrenalina sin límite, saltos acrobáticos y brazos que se movían como rayos.

Balcones con vecinos atentos a todo, gastronómicos que cumplieron la prohibición de venta de alcohol, celulares en alto para la foto del recuerdo, zancos voladores, lentejuelas en las chaquetas, bastones y galeras iluminadas, y murgueros de todas las edades en acción formaron parte del corso que siguió con Los Elegantes de Boulgone y Los Soñadores del Bajo Boulgone, de trabajados trajes rojos y blancos, que se despidieron con una furiosa y aplaudida batucada en Olazábal, que se extendió, incluso, vallas afuera. “Hay que tener oído…con una seña todos saben lo que tienen que hacer. Esto es único, no se puede describir”, aseguró Alan (Lolo) Sánchez, del Bajo Boulogne, que con sólo 24 años dirige a los 65 intensos percusionistas de esta murga.

Luego fue el turno de Los Chiflados de Boulogne, de los barrios Covicom, Santa Rosa y Obrero, Los inesperados de Martínez, de El Congo,  Los soñadores de Beccar y Los Fantoches de San Isidro, integrada por habitantes de La Cava. “Tuvimos que cortar las vacaciones porque mi hijo no paraba de llorar. Quería estar acá. Es ése, Joaquín, tiene ocho años y toca el redoblante. Los pantalones se los hice yo”, comentó orgullosa su mamá en el túnel de Rolón, donde Los Distinguidos de Boulogne, locura de los vecinos del barrio Santa Rita, esperaban ansiosos el momento de salir al ruedo.

Otro que no quiso perderse el desfile por nada del mundo fue Pablo Lisarraga, que esta vez tuvo que dejar el zurdo. “El año que viene, cuando camine, vamos a desfilar juntos”, prometió el percusionista de Los del banquito de Beccar, mientras caminaba feliz a la par de sus compañeros con Xamaira en brazos, su hija de ocho meses, dormida y con el traje flamante de la murga.

A modo de cierre, Marí Marí desplegó lo que todos esperaban, batucada, fantasía, mucho brillo, físicos esculturales y unos 70 activos integrantes con vistosos estandartes y disfraces que le dieron color a Bazofia, un espectáculo que destaca la importancia del cuidado de la naturaleza. Así, aves empetroladas, muy oscuras, pero divertidas, al fin, les fueron dando paso a otras muy coloridas, de picos puntiagudos y tambores contagiosos, que, como anticipando el fin de fiesta, lentamente, bien pasada la medianoche, se fueron perdiendo por la avenida.

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Los Auténticos de Boulogne

Fue creada por vecinos y jóvenes en situación de calle del Bajo Boulogne, en 2005, con el fin de promover y mantener la cultura barrial de las murgas. Colaboran con ella los sacerdotes Aníbal y Tete, de la iglesia Santa María del Camino. Dirigida por Juan Carlos Paz, la murga cuenta con 200 integrantes, cuyas edades oscilan entre 2 y 60 años. Ensayan en Junín y Cazón, Bajo Boulogne.

Los elegantes de Boulogne

Dirigidos por Cristian Gioia, 85 personas, de entre tres y treinta y cinco años, participan de este grupo, que utiliza bombos y redoblantes. Ensayan en Gorriti y Camino del Sol, Boulogne. Será su cuarto año en el corso de San Isidro.

Los Soñadores del Bajo Boulogne

Su director es Fabián Gutiérrez. Cuenta con doscientos miembros y comienza a organizarse en marzo de 2012. Hoy cuenta con instrumentos de los más variados. Será su cuarto año en el corso.

Los Chiflados de Boulogne

Esta murga se forma en 2008, gracias a la perseverancia de los vecinos del Barrio Covicom, Santa Rosa y Obrero. Su consigna principal es diversión sin droga ni alcohol. Participaron en los carnavales matecitos en la ciudad de Gualeguaychú en 2010. Está compuesta por 140 personas. Sus directores y fundadores son Mariela y Raúl Rodríguez. Será su quinto año en el corso oficial.

Los inesperados de Martínez

Es una comparsa del barrio El Congo conformada por unas 200 personas, desde bebés hasta adultos mayores. Será su segunda participación en el Carnaval de San Isidro.

Los soñadores de Beccar

Nace en octubre de 2014 con el lema, Murgas sin drogas ni alcohol. Proyecto barrial y cultural que puede definirse con estas palabras: ritmo, colores, diversión, participación, responsabilidad. Surge del interés de un grupo de vecinos de Beccar que se atrevieron una noche, después de ver el desfile de muchas murgas, a formar un proyecto propio. Cuentan con unos 50 integrantes de todas las edades. Será su tercer corso oficial.

Centro murga Los Fantoches de San Isidro

Esta murga cuenta con 120 integrantes, incluidos 14 bombistas, 14 redoblantes y 2 repiques. El origen del nombre es un homenaje a un payaso profesional de la risa, Fantoche, querido por chicos y grandes.  La murga intenta reflejar ese espíritu festivo en cada una de sus presentaciones. Pertenece al barrio de La Cava.

Los distinguidos de Boulogne

Con 150 integrantes de todas las edades, vecinos del barrio Santa Rita, esta murga va por su tercera participación el Carnaval de San Isidro. La mayoría de los chicos concurre al merendero “La Cuevita de mis sueños”, espacio de contención para niños y adolescentes del barrio, donde se gestó la inquietud de formar una comparsa.

Los del Banquito de Beccar

Esta murga está integrada, en gran parte, por bebés y chicos de hasta 25 años, y surgió como inquietud de algunos jóvenes del barrio cercano a la calle Uruguay, en Beccar. Una iniciativa que rápidamente contó con el apoyo de cada uno de los padres. Este año marcará el debut de esta murga en la pasarela del corso de San Isidro.

Marí Marí

Forman parte del Club Central Entrerriano, fundado en 1913.  En 1978, los directivos de la entidad deportiva deciden conformar, junto a otros clubes, la Comisión de Carnaval. Su primera participación fue en 1979 y lo hizo ganando. Desde entonces, esta murga fue cuna de grandes directivos, artistas y directores, y se convirtió en la más ganadora del Carnaval de Gualeguaychú, con 22 primeros puestos.  Marí Marí es un saludo mapuche para el buen día. El sol, presente en sus símbolos, representa la llegada de un nuevo amanecer, el amanecer del Carnaval.