Delta. Casas flotantes ¿la solución para habitar humedales?
28/2/2017. En una nota de Javier Drovetto publicada hoy en el matutino La Nación se da cuenta del caso testigo de un desarrollo en Maschwitz, donde cinco viviendas flotan en un canal sobre bloques de ferrocemento. A diferencia de otros barrios en el Delta, en este no se rellenó el terreno, por lo que el predio aún recibe desbordes y permite el flujo del agua; así y todo advierten que igual altera el ecosistema. Desde el Centro de Investigaciones Geográficas (CIG) de la Universidad Nacional de La Plata revelan que en el sector de la cuenca baja del Luján hasta Diciembre de 2014 había unas 9200 hectáreas de humedales ocupadas por 66 barrios cerrados. La nota advierte que aún se carece de una ley marco que regule el uso de humedales.
La casa tiene dos plantas y 52 metros cuadrados. Flota sobre un canal que pronto desemboca en el río Luján. Cuando éste crece, el barrio se inunda. Y la casa sigue flotando, pero a uno o dos metros sobre el nivel del terreno, que se transforma en un espejo de agua. Así vive Aníbal Guiser en el barrio ‘Hipocampo’, un emprendimiento hecho sobre un pantano de Maschwitz que empezó a convertirse en un caso testigo para analizar cuáles son las formas más sustentables de habitar humedales sin arrasar con ellos, como muchos investigadores y ambientalistas denuncian que ocurre con la mayoría de los barrios cerrados que se levantaron en la cuenca.
“Aceptamos con naturalidad que el agua suba y se inunde la zona”, afirma Guiser, que tiene 58 años, fue actor y productor de televisión y que en 2005, acorralado por las deudas, vendió su casa de Agronomía para cancelar las cuentas y comprar siete hectáreas de pantanos a unos 500 metros de Dique Luján. Pertenecen a Escobar, municipio que a fines del año pasado aprobó una ordenanza que prohíbe nuevas urbanizaciones en 6000 hectáreas de humedales de la zona de islas.
El proyecto de Guiser, impulsado en sociedad con el director de cine Fernando Spiner, prevé generar un barrio para 35 familias. Para lograrlo, en lugar de rellenar el terreno, profundizó el sector más húmedo. Sacó dos metros de suelo en un 25% del lote; produjo un canal y pequeñas bahías sobre las que ya flotan cinco casas. “No me considero un conservacionista, pero sí alguien que busca proteger un área lo más natural posible para ocuparla de manera armoniosa provocando sólo aquellas pérdidas del ambiente que sean inevitables para habitarla”, argumenta Guiser, y repite que los días de crecida el predio recibe agua y se inunda, por lo que no cambió sus características de humedal.
Además de la expansión de los monocultivos como la soja y la tala de bosques, el relleno de humedales para desarrollar barrios es uno de los principales motivos con los cuales varias ONG y especialistas explican los desbordes del río Luján. “Si se compara este tipo de emprendimiento con los barrios náuticos construidos sobre grandes superficies de humedales, la afectación es claramente menor, un poco por la escala menor y también porque no procuran transformar un ecosistema acuático en otro terrestre”, señala la geógrafa Patricia Pintos, miembro del Centro de Investigaciones Geográficas (CIG) de la Universidad Nacional de La Plata, aunque aclara: “Sin embargo, para la producción de los espejos de agua del barrio Hipocampo se requiere realizar importantes movimientos de suelo que desnaturalizan el ecosistema”.
Pintos relevó desde el CIG que en el sector de la cuenca baja del río Luján -que incluye Pilar, Campana, Escobar y Tigre- había hasta Diciembre de 2014 unas 9200 hectáreas de humedales ocupadas por 66 barrios cerrados.
Las cinco casas de Hipocampo son de madera y flotan sobre bloques de ferrocemento. Estas estructuras pueden sostener casas de más de 50 toneladas y no necesitan mantenimiento como mínimo en cien años. Así lo asegura su creador, Pablo Rubio, un autodidacta que tiene su casa frente al Luján. “El sistema de flotación encarece la casa en un 20%. Si vas a hacer una construcción de 100.000 dólares, vas a tener que invertir 20.000 dólares más en los flotadores –dice-. No sé si el diseño de Hipocampo es el mejor, pero las casas flotantes pueden ser una solución para vivir en humedales y permitir que el agua entre y salga. Además, desde el punto de vista de la rentabilidad del desarrollador, este esquema cuesta menos que traer tierra para rellenar”, afirma Rubio. Pide aclarar que sus intenciones no son vender el sistema de flotadores, sino debatir un método constructivo sustentable.
La ocupación de humedales y los crecientes rellenos son un tema sensible para los isleños y miles de vecinos de la zona Norte, principalmente de los partidos de Tigre y Escobar. Suelen reunirse en asamblea y hasta promover acciones judiciales para evitar el avance de los desarrollos inmobiliarios, muchos de ellos cercados por un terraplén de hasta cuatro metros que impide que el agua de barrios preexistentes pueda drenar hacia zonas que antes eran bajas e inundables.
“La pérdida o degradación de humedales conlleva una pérdida del efecto de amortiguación de inundaciones, además de varios servicios ecosistémicos que se pierden. Frente a eventos climáticos extremos puede implicar grandes inundaciones, como las que han ocurrido en la cuenca del Luján y en muchas otras zonas del norte de la provincia de Buenos Aires”, advierte Daniel Blanco, director ejecutivo de la Fundación Humedales, que junto al Instituto de Investigaciones e Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de San Martín coopera con el inventario de humedales que empezó a realizar el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
Las casas que flotan en Hipocampo jurídicamente no son casas y por eso pueden estar flotando. De lo contrario tendrían que estar sobre tierra firme, sobre un relleno del humedal. “La figura con la que trabajamos el barrio es el consorcio de amarras”, apunta Guiser. De todos modos, el barrio presentó el estudio de impacto ambiental ante el Organismo para el Desarrollo Sostenible provincial.
“Me parece buena la idea. Me lo imagino más para la zona de Delta. Y claramente debería legislarse detalladamente al respecto, pero la idea en general me parece interesante”, señala el arquitecto Gustavo Darrigo, coordinador del Instituto de Estudios Urbanos (IEU) del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires y asesor de la intendencia de Escobar en la elaboración de la ordenanza que protegió humedales en el distrito.
Falta una ley marco que regule el uso
La Argentina no tiene una legislación marco sobre los humedales. Hay un proyecto de ley con sanción del Senado, pero sin fecha de tratamiento en Diputados. La norma apunta a determinar el mapa de humedales del país y que, luego, cada provincia defina cuáles son los que deben conservarse y en cuáles puede desarrollarse algún uso productivo sin alterar la funcionalidad. “Se trata de ser respetuosos de las dinámicas naturales de estos ecosistemas, de entender que son un verdadero patrimonio colectivo”, opinó la geógrafa Patricia Pintos (UNLP).
Fuente: La Nación