¿El fin del Proyecto Virreyes? Ramallo: “Si se cierra VRC le sacás a 600 chicos y sus familias la posibilidad de crecer”
18/10/2016. Virreyes Rugby Club, la iniciativa que impulsaron dos ex jugadores de CASI y de SIC, como un vehículo de inclusión que no solo brinda deporte sino que educa y forma en valores en una barriada humilde de San Fernando corre riesgo de cierre. Al menos así lo expresaron hace pocos días atrás un par de jugadores de esa institución que le acercaron la inquietud al ministro de Educación y Deportes, Esteban Bullrich en su paso por San Isidro. El funcionario tomó el guante y dijo que se ocuparía del tema pero lo cierto es que el Municipio de San Fernando renovó el comodato -permiso de uso de las tierras- por 5 años y estableció que, acabado el plazo, deben dejar las instalaciones “libre de ocupantes”. “Los clubes no tienen fecha de vencimiento”, reveló al matutino La Nación, Carlitos Ramallo (SIC), uno de sus fundadores y amplió: “Si se cierra Virreyes le sacás a 600 chicos y sus familias la posibilidad de crecer en un montón de aspectos y posibilidades”
A metros de la rotonda de la Ruta 202 y Acceso a Bancalari, en el Parque de la Reconquista, cientos de chicos y jóvenes encuentran en el juego y el acercamiento mutuo un medio para abandonar la marginación y elegir un camino de desarrollo.
El Virreyes Rugby Club (VRC) es un club fundado a fines de 2002 por un grupo de románticos de la ovalada que sintieron la necesidad de promover la inclusión social y extender lazos comunitarios a través de los valores y el espíritu de ese deporte que no son otros que el compañerismo, la solidaridad, el compromiso y el juego asociado. “No jugamos contra el otro sino con el otro”, machacan los entrenadores desde las infantiles. Con esa filosofía nada menos que conocidas glorias académicas y zanjeras se entusiasmaron con este proyecto que fundó un club de la nada en el propósito de sacar a los chicos de las calles e involucrarlos en una actividad sana. Ese fue el sueño de Marcos Julianes (CASI) y Carlos Ramallo (SIC), al que después se sumaron otros como Rodolfo O’Reilly y su hermano Gustavo, Alejandro López Naguil, Carlos Barceló, Santiago Sundblad, José Durini, Federico Cuervo con sus respectivas familias, la siempre inquieta Eleonora Jaureguiberry y hasta el padre Juan Pablo Jasminoy, entre muchos otros.
VRC es mucho más que “solo” un club de rugby. Allí más de 600 chicos no solo practican deportes, sino que vive la misión de integrar socialmente a personas de bajos recursos. La intención es que los chicos crezcan desde lo humano al participar de las actividades y los talleres que organiza la institución en su afán por brindarle a sus miembros el apoyo y la contención que necesitan. Sin embargo, por estos días crece la preocupación de sus dirigentes: temen que el club cierre sus puertas.
El proyecto Virreyes surgió en 2002, cuando Marcos Julianes –del Club Atlético San Isidro (CASI)- y Carlos Ramallo -del San Isidro Club- decidieron trabajar juntos para llevar el rugby a la ciudad de Virreyes. El clásico de San Isidro, unido bajo el mismo objetivo. “Fue un ‘fueguito’ de dos que se transformó en una fogota porque se sumó todo el mundo”, describió al matutino LA NACION el actual presidente de Virreyes, Marcos Julianes.
“El deporte es una oportunidad para igualar hacia arriba, nos vincula y nos permite integrarnos sana y positivamente”, aportó Ramallo, quien considera que con este proyecto no solo creció la gente de Virreyes sino todos los que participaron en él porque “la integración es en dos sentidos”.
“Lo más importante que les damos es lo que todos los chicos del mundo necesitan: amor. Una mirada de alguien que los quiere porque son personas únicas e irrepetibles”, destacó Julianes en su diálogo con la prensa y agregó la importancia de estar con los ojos abiertos para detectar las necesidades que van surgiendo: “Es un club de rugby, pero dándole a la palabra ‘rugby’ un sentido más amplio, una re-definición. De entrada detectamos que estaban en una situación de desventaja en cuanto a la educación que estaba atravesada por la pobreza. El amor y la educación son las dos patas más importantes“
En ese entonces, varios de sus compañeros se sumaron y, con la ayuda del párroco y ex jugador del club CUBA Juan Pablo Jasminoy comenzaron a hacer realidad esa idea en el campo de deportes de los empleados de FATE. Iban a los colegios de la zona a buscar chicos que quisieran ser parte del proyecto.
Uno de esos chicos fue Damián Flores que hoy tiene 25 años y se subió a uno de esos micros cuando tenía 12. “Te hacen sentir que estás jugando en el patio de tu casa con tus amigos y nos inculcan valores a través del rugby para llevar a la vida. A mi me ayudó a entender la importancia del sacrificio, el respeto y la humildad”, explicó, y sostuvo: “Si tenés un problema, vas y entrenás con tus amigos”.
Cómo siguió la historia
Tres años más tarde -en 2005- el municipio les cedió un terreno sobre la ruta 202: una zona muy postergada y perdida. Todos trabajaron para limpiar el terreno y convertirlo en un lugar de encuentro y recreación. “La comunidad del rugby se movilizó con donaciones para poder acceder a la maquinaria y construir el club”, recordó Ramallo. “La clave fue el apoyo de la gente. Desde aquel día hasta hoy estamos en obra: nunca paramos y seguimos avanzando”, resumió -por su parte- Julianes.
En ese entonces, habían firmado un comodato por 10 años, renovable por 10 años más pero el intendente actual, Luis Andreotti, “creó un nuevo acuerdo en el que nos dan el terreno por 5 años”. Frente a esto, Ramallo dijo que “los clubes no tienen fecha de vencimiento” y Julianes reforzó que “firmar la cláusula de ‘desalojo libre de ocupantes’ sería una irresponsabilidad de parte nuestra porque está muy lejos de lo que quiere la gente, que es la verdadera dueña”.
Ante este temor Ramallo sostuvo que “si se cierra Virreyes le sacás a 600 chicos y sus familias la posibilidad de crecer en un montón de aspectos y posibilidades”. Esto se debe a que esta institución ofrece diversos talleres de computación, robótica, orientación vocacional, apoyo escolar, entre otros e, incluso, tienen convenios con clínicas facilitándole a sus miembros el acceso a la salud.
Flores explicó que Virreyes les inculcó la importancia de la educación y el lema de que “primero se estudia y después se juega”, motivo por el cual más chicos empezaron a ir al colegio y varios adultos terminaron el colegio apoyados por esta comunidad. “Una hora más en el club, es una hora menos en la calle”, resumió el jugador.
“Me cambió totalmente la vida desde ese primer entrenamiento. Hoy formé una familia y estoy trabajando gracias a Virreyes”, destacó Flores, que tiene una hija de un año y medio que lo acompaña, junto a su mujer, todos los sábados a los partidos. “Cuando me vienen a ver jugar, siento que todos los placeres de mi vida están en el mismo lugar”.
“En estos años hemos intentado estar cerca de la municipalidad y no hemos podido, más allá de que valoramos la tierra que tenemos y confiamos en que algún día podremos volver a hacer cosas juntos porque nuestra comunidad lo merece. Esto tiene que re-encausarse. No se entiende cómo no pudimos estar más cerca y de acuerdo siendo que las dos partes buscamos lo mismo”, describió el presidente del club.
La situación con Virreyes según el Municipio
Desde el municipio de San Fernando niegan que haya un problema y atribuyen está clausula a una cuestión meramente legal. “Para nosotros no existe ningún problema. Creemos que la gestión que nos suceda les va a seguir renovando porque hacen una tarea importante. No entendemos el planteo que se está haciendo y la magnitud que adquirió porque valoramos y destacamos el trabajo que hacen en el club para incluir socialmente a muchos chicos y su familia a través del deporte“, explicó el secretario de Gobierno, Luis Freitas. Y agregó: “Actuamos según marca la ley 9533 y el dictamen que emanó la Asesoría General de Gobierno de la provincia de Buenos Aires. No nos sentimos los dueños del Municipio, sino que somos administradores y custodios temporales y circunstanciales de los bienes públicos y las tierras de los vecinos”.
OTROS TIEMPOS. El Intendente Andreotti (con bigotes en ese entonces) junto al presidente del VRC, Marcos Julianes recorriendo el predio. Atrás se ve al padre Juampi Jasminoy.
“Entendemos que si el Virreyes Rugby Club perdura en la esencia con la que fue construido, este gobierno y los que vengan no van a tener problema en renovarles cuando venza el permiso de uso”, destacó Freitas que aclaró, a continuación, que esta medida fue votada por mayoría en el Concejo Deliberante por lo que incluyo también la validación por parte de concejales de la oposición.
A pesar de esto, desde el club, temen el cierre por la cláusula que determina que, acabado el plazo, deberán entregar el predio “libre de ocupantes”, cuestión que según Freitas responde a un mero formalismo legal para resguardar el patrimonio público: “No lo decidimos ‘caprichosamente’ nosotros, es lo que marca la ley”.
Además, el Secretario de Gobierno criticó a los políticos que buscan “llevar agua a su molino” utilizando causas como esta y a quienes difunden “rumores malintencionados” en torno a este conflicto, como es el caso de la hipótesis que circuló de un posible negocio inmobiliario. “No hay ningún tipo de emprendimiento comercial. Ese rumor es infundado y totalmente falso. No contribuye a acercar las posiciones. Es importante el diálogo y construir puentes para profundizar el trabajo complementario”, resumió.
Fuente: La Nación/CONtinta NORTE