Encuentro en la USI: Los Jóvenes y las adicciones en contexto de vulnerabilidad

 

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invitacion-al-encuentro-del-27-de-octubre-osi25/10/2016. El Obispado de San Isidro realizará este jueves 27 de Octubre a las 19 hs. en el salón Papa Francisco de la Universidad de San Isidro, Avenida del Libertador 17175 de Beccar esta charla abierta a la comunidad donde se dará a conocer la tarea que realiza la Diócesis que realiza a través del Programa Centros Barriales Diocesanos. Participarán en este encuentro autoridades del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, de los Gobiernos municipales que integran la Diócesis y del Banco Interamericano de Desarrollo, promotor de la iniciativa.

PRESENCIA CERCANÍA Y VÍNCULO

En la región Norte existe un modelo de intervención con jóvenes comprometidos con el consumo de drogas. Se trata de los Centros Barriales Diocesanos, una iniciativa que realiza el Obispado en cooperación técnica con el BID y con el apoyo de los Municipios de Tigre, Vicente López y San Isidro y la OEI. El programa apela a tres pasos para la recuperación de los chicos la proximidad, la cercanía y el vínculo.

Cuatro son los Centros Barriales que funcionan: dos en San Isidro; uno en Tigre y otro en Vicente López. En cada uno de ellos un equipo integrado por sacerdotes, operadores barriales, psicólogos y otros profesionales trabaja al servicio de los jóvenes de una manera respetuosa de su dignidad, brindándoles la contención necesaria a través de la presencia, la cercanía y el vínculo.

El presbítero Aníbal Filippini, -coordinador del Centro Barrial Diocesano San Francisco de Asís, ubicado en el Bajo Boulogne, dejó entrever cómo  es el singular método de trabajo que desarrolla junto a un equipo interdisciplinario que, según manifestó: “tiene como clave lograr que cada uno de los chicos se sienta amado y sepa que tiene dignidad y cosas positivas por las cuales puede ser amado”. 

“El conjunto de los Centros Barriales Diocesanos se caracteriza por lograr un especial grado de proximidad y cercanía que genera un vínculo de confianza muy sólido, y que permite abordar el drama que arrasa con la vida de muchos jóvenes que viven situaciones de una tremenda violencia social, y que muchas veces explota en un enorme silencio que los invisibiliza y anula cualquier proyecto de cambio rumbo hacia una vida digna”, destacó.

El sacerdote indicó que “nuestro trabajo tiene que ser desinteresado; cuando ayudamos, no ponemos por delante a la Iglesia sino al bienestar del chico. Nosotros sólo acompañamos para que ese desarrollo de fe y religión madure bien, para que le sirva para mejorar su vida. Tiene que haber un trabajo de absoluto desinterés. Esto lo vinculamos con el amor de Dios, que si uno no le da bolilla, de todos modos Él está”.