Fue en Caix. Un jugador de Delta Rugby recibió tremenda paliza de una patota del Club San Fernando en fiesta de egresados y quedó hospitalizado

6/10/2016. Se trata de Joaquín Mieres, quien juega en el Delta Rugby Club y había concurrido junto con dos amigos a una fiesta de egresados de uno de ellos en Caix cuando fue abordado por una patota de 10 rugbiers de la categoría menores de 17 años del CSF, que le propinaron “ tremanda paliza”. El director del departamento deportivo del club, Lucas Ciarrocchi adelantó en diálogo con Antonio Laje en Buenos Días América por A 24 que se estima que la sanción sería grupal. También se difundió una carta de la UAR. La entidad madre del rugby emitió un comunicado sobre la violencia que impera en la sociedad y destaca que repudia este tipo de actos, a la vez que en su tramo más saliente recalca:  “Poner al rugby como victimario o responsabilizarlo por el comportamiento -fuera de la cancha y fuera del contexto deportivo- de algunas personas que tienen completo discermiento de sus actos y por ello, son responsables de los mismos, es temerario y estigmatizante. El rugby no enseña nada de eso. Muy por contrario, lo denosta”.

 

El hecho ocurrió fuera del ámbito deportivo en una fiesta de egresados que se celebró en el boliche Caix, en la zona de Costanera. Allí, un joven de 18 años fue golpeado brutalmente por una patota de rugbiers adolescentes del Club San Fernando, según denunció su familia.

Se trata de Joaquín Mieres, quien juega en el Delta Rugby Club y había concurrido junto con dos amigos a la fiesta de egresados de uno de ellos cuando fue abordado por una patota de 10 rugbiers de la categoría menores de 17 años, que le dieron “una tremanda paliza”.

Santiago Mieres, el padre del joven agredido, denunció el episodio a través de su cuenta de Facebook, donde subió una foto de su hijo en terapia intensiva, además de mencionar que los agresores también golpearon a un amigo de su hijo.

“Este es Joaquín, mi hijo mayor de 18 años. Para los que no lo conocen Joaco es un gran chico, educado, solidario, amigo de sus amigos, familiero, estudiante, sano, super sano, todo lo que uno sueña ver de sus hijos cuando crecen”, escribió el padre.

En el texto detalló: “Ayer, su íntimo amigo Facu, lo invita a su fiesta de egresados en Caix, hasta ahí nada del otro mundo, no?? Normal para un chico de 18 años”.

“Estando tranquilos, Joaco, Facu y Tincho, solo los tres dentro del boliche, se les acercan 10 jugadores de la M17 del Club San Fernando de Rugby y les dan a Joaco y Facu, tremenda paliza. ¿Por qué?, no lo sabemos”, prosigue el relato.

El hombre mencionó que su hijo logró hablar con la madre, le contó lo que había pasado y decidió irse de la fiesta, avisándole que se iba tomar un remise de vuelta a casa.

“Cuando corta, ve que se acercan los 10 hijos de puta que lo habían atacado antes más otros cinco o seis más. Volvieron a atacarlo a trompadas, patadas, tanto a Facu como a él. Lamentablemente, una de las trompadas que le dieron, desde atrás, acción bien de cobarde, le pega en la base del cráneo por lo que lo deja inconsciente y tirado en el piso”, indicó.

En referencia al estado de salud de su hijo, el padre de Joaquín solo señaló que se encuentra en “terapia intensiva”.

Por otro lado, el hombre hizo un llamado a los dirigentes y a los padres a tomar cartas en el asunto y defender los valores que enseña el rugby como deporte.

“Mucho se habla sobre la violencia en el rugby, las acciones de unos pocos que ensucian y desprestigian un deporte que da mucho más que lo que saca, pero estoy convencido de que si entre los dirigentes y los padres no se logra encausar a los chicos violentos, hablándoles de que ser un equipo no es lo mismo que ser una patota, el deporte está condenado”, dijo.

Hace un mes, otro joven, en este caso de 26 años, fue internado en terapia intensiva porque fue golpeado por un grupo de rugbiers a la salida de un boliche. El joven era jugador de futsal del Club Defensores de Olivos, y sufrió una fractura de cráneo y un edema cerebral.

A Joaquín lo atacaron “a trompadas y patadas” y según relató su padre, “una de las trompadas que le dieron, desde atrás, acción bien de cobarde, le pegó en la base del cráneo, por lo que lo dejó inconsciente y tirado en el piso“.

Joaquín también juega al rugby, en el club Delta. Su padre agradeció la contención del club, y pidió a la “UAR, URBA y el mismo Club San Fernando que tomen acciones sobre esto, no sólo por Joaco, sino por el bien y futuro del Rugby”.

 

COMUNICADO DE LA UAR

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La entidad madre del rugby emitió un comunicado sobre la violencia que impera en la sociedad y destaca que repudia este tipo de actos, a la vez que en su tramo más saliente recalca:  “Poner al rugby como victimario o responsabilizarlo por el comportamiento -fuera de la cancha y fuera del contexto deportivo- de algunas personas que tienen completo discermiento de sus actos y por ello, son responsables de los mismos, es temerario y estigmatizante. El rugby no enseña nada de eso. Muy por contrario, lo denosta”. La nota de la UAR expresa lo siguiente:

“Como es de público conocimiento, la sociedad toda está atravesando una situación de violencia cuya responsabilidad, en lo que compete al comportamiento civilizado y educado que una persona cualquiera debe tener para con otra, entendemos, viene desde el seno del hogar.

“El rugby, como toda otra actividad social, no se encuentra exento porque forma parte de la sociedad.

“Poner al rugby como victimario o responsabilizarlo por el comportamiento -fuera de la cancha y fuera del contexto deportivo- de algunas personas que tienen completo discermiento de sus actos y por ello, son responsables de los mismos, es temerario y estigmatizante. El rugby no enseña nada de eso. Muy por contrario, lo denosta.

“Por ese motivo, la UAR condena con la mayor rigurosidad éste y todos los tipos de actos violentos de cualquier orden que se produzcan en la sociedad, porque forma parte de ella, sin que importe si el o los involucrados juegan al rugby, a cualquier deporte o aún sin formar parte de ningún deporte. 

“Insistimos: La UAR manifiesta su completo rechazo y repudia enérgicamente todos estos actos que nada tienen que ver con un comportamiento civilizado de personas que pretenden vivir en sociedad. Que sean o no jugadores de rugby los involucrados en cualquier hecho repudiable es o debería ser algo anecdótico, no central. Las verdaderas causas tienen que ver con la carencia de valores en general y de los niveles de educación de un tiempo a esta parte. 

“La educación de nuestros jugadores viene de su entorno familar primero y de las escuelas después. El rugby, a través de los clubes, es un colaborador en la formación de las personas.

“El Rugby jamás se cansará de pregonar y divulgar todos los valores que, entendemos, además del rugby deberían ser los de toda la sociedad en su conjunto.”