Inseguridad. Lino Villar Cataldo visiblemente golpeado y con temor: “Tengo muchísimo miedo de que maten a mis hijos”

1/9/2016. El cirujano que trabaja en el Hospital Central de San Isidro y protagonizó el luctuoso incidente de inseguridad en Loma Hermosa cuando al ser víctima de un robo mató al ladrón que intentó sustraerle su automóvil, dialogó ayer por la noche con Alejandro Fantino y Eduardo Feinmann. En Animales Sueltos el médico Lino Villar Cataldo (61)  dijo estar “muy triste” por lo que pasó, aconsejó no comprar armas y habló del temor que siente por su situación y la de su familia. Contó que gracias a la enseñanza que le brindó su padre se formó en el sacrificio, el trabajo, la honestidad “y lo que veo es que del otro lado – relató- se habla permanentemente de agresiones, de venganza, de matar, de quemar, de lágrima por lágrima; quién me va a proteger a mí y mi familia”, se cuestionó este profesional que es un paciente anticoagulado que por las muestras de su rostro recibió múltiples golpes. Consternado, temeroso por lo que le ocurra a los suyos este hombre que salva vidas y elogió el  sistema de salud sanisidrense pidió perdón a la madre del ladrón. Lamentablemente el episodio de inseguridad que vivió lo puso en un lugar donde jamás hubiese querido estar. 

 

En una emotiva conversación, el médico cirujano dijo que “no quiere ser ejemplo de nadie” a pesar del apoyo que ha recibido tras el hecho, porque no quiere que “nadie tenga un arma”. “Tengo un arma. Y no sé qué es peor. Porque la inseguridad es tan fuerte que hoy te matan aunque les entregues todo“, dijo.

“Yo después de esto, aunque la Justicia me diga ‘venga a retirar su arma’, yo digo no. No quiero más mi arma. Pero los hechos de inseguridad cada vez se ensañan más con el ciudadano honesto. En Loma Hermosa esto es cosa de todos los días”, expresó Villar Cataldo.

El cirujano, cuyo rostro aún tiene un par de hematomas por la violencia de la situación que terminó con el ladrón muerto, dijo que el primer golpe que recibió fue “en la frente, con el caño del arma”. “El primer golpe que recibí fue estando sentado en mi auto. Cuando lo veo corriendo, lo primero que recibo es el golpe en la cabeza. El hematoma va a seguir bajando seguramente porque soy un paciente anticoagulado. Tengo tres stent. Para que no se tapen tengo que estar medicado de por vida”.

“Yo miro a la gente y tengo ganas de agachar la cabeza… tengo mucha vergüenza. Me formé toda la vida para otra cosa. Realmente todos estos días que no voy al hospital extraño muchísimo a mis pacientes. Sé que cuando llego a la sala tengo un montón de gente que siempre traté de atender con amor“, añadió el médico, que trabaja en el Hospital Central de San Isidro y que reiteradas veces durante la nota  manifestó sentir mucho temor por la seguridad de él y la de su familia.

“Mis hijos me contaron sobre la amenaza del hermano del ladrón. Tengo miedo. Tengo ganas de irme muy lejos de todo esto. No sé qué va a ser de mi vida de acá en adelante, porque en ese lugar donde tengo el consultorio vivía mi hijo. Tuvimos que abandonar totalmente ese lugar, por las amenazas”, lamentó. “Tengo miedo de que me maten. Y mucho más miedo de que maten a mis hijos. Hoy les rogaba: por favor, no salgan a la calle, quedémonos en casa” agregó.

“Le pido perdón a la madre”

“Yo entiendo y comprendo el dolor de madre. Lo que ocurre es que yo desde muy chiquito y gracias a la enseñanza de mis padres supe que es el sacrificio, el trabajo, la honestidad… y lo que veo es que desde el otro lado no hablan de eso, sino solo de agresiones: venganza, matar, quemar, lágrima por lágrima lo va a pagar. ¿Quién me va a proteger de todo eso? ¿Cómo va a ser mi vida después de todo esto?”, dijo el doctor. “Yo le pido perdón a la madre, lo hago ahora, no me siento orgulloso de esto”, expresó.

Además, el médico contó su vida: dijo que es de Paraguay, que su padre se vino del país vecino y luego los trajo a él, sus hermanos y su madre: “Llegamos en el año 1969. Papá vino a trabajar y nos enviaba dinero, aceite, frazadas. porque eso, que era frecuente aquí, allá no había. Viví en una villa miseria, y cuando cumplo 15 años les dije a mis padres ‘quiero trabajar’. Y mi padre me dijo: ‘no, sos muy chico, seguí estudiando'”.

“En el año 1973 se incendió la villa y me metí en el medio del incendio a salvar cuatro tomos de anatomía, porque no podía perder los libros. No podía ni alquilar una pensión. Viajaba en el tren Roca todos los días. Hice el pase de facultad a la Universidad Nacional de Buenos Aires y a los 24 años me recibí de médico. Cuando me recibí y salía de la facultad de medicina mi papá me frenó, y estaba mi mamá y un amigo de mi padre que me regaló mi primer juego de lapiceras Parker. Mi padre me dijo: ‘Hijo te felicito, ya eres un profesional’. Y me pidió que cuando un pobre llegue a un umbral de mi consultorio no le negara nunca la atención. Jamás dejé de atender a nadie que no tuviera para pagarme”, aseguró.

“Lamentablemente para él es el hombre del momento, de la semana. La vida lo puso en un lugar donde no quiere estar. Médico, cirujano, un laburante, un luchador, todavía con el hematoma en el ojo por el golpe”, lo presentó Fantino.

Aún debe estar en carne viva. ¿Por qué el tiene que estar sentado en la televisión? La vida lo pone en este lugar. Pasa a tener un poder enorme porque representa a mucha gente”, agregó el conductor.

Los mensajes estallaron en las redes: “Ese médico representa a la Argentina, todos opinan estúpidamente y él está escuchando. ¿Qué debe pensar el pobre hombre?”

“El Estado tiene la responsabilidad y obligación de proteger a los ciudadanos. Hoy está el doctor, mañana puedo estar yo en ese silla. Me rompe el corazón su mirada”. Mirá la presentación de la entrevista de la semana.