Santiago Lange: “La gente ve lo que está pasando ahora y se entusiasma, pero detrás hay historias de mucho esfuerzo”

 

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26/8/2016. LA VIDA ES VELA. Se define como un soñador y asegura que lo más importante en la vida “es hacer lo que uno quiere, perseguir sus sueños”. Corre desde los 80s, cosechó numerosos títulos nacionales internacionales, panamericanos, europeos, sudamericanos y tres medallas olímpicas: dos de bronce que ganó con Carlos “Camau” Espínola, en Atenas 2004 y Pekín 2008, en la Clase Tornado y logró traerse una dorada en la novísima clase Nacra 17 junto a su tripulante Cecilia Carranza. “Recién gané mi primer medalla en el 2004 y la segunda en 2008 – confía- pero seguí insistiendo hasta el día de hoy. La cuenta de los años se las dejó a ustedes, pero me llegó la oportunidad y no se me escapó”. Imperdible charla con un maestro del yachting: sus comienzos, los éxitos y fracasos. La familia. Los desafíos y el sobreponerse a las contrariedades de la vida con un permanente mensaje de “se puede”. Estilo Lange como sus Optimist. Confesiones de un diseñador naval que cree en el equipo, en los jóvenes y que en la vida lo más importante es “hacer lo que te gusta”, conocelo!

 

 

Alto, de impecable azul marino y con el logo de una bebida energizante (la del toro) sobre la solapa del bolsillo, este hombre de movimientos seguros y mirada directa, a los 54 años puede representar el paradigma de que con esfuerzo y tesón, sobreponiéndose a las adversidades, “se puede”.

3 (2)Él se define como un soñador y asegura que lo más importante en la vida “es hacer lo que uno quiere, perseguir sus sueños”. Y no se equivoca. Es que a su colección de trofeos, medallas, copas y títulos mundiales, europeos, panamericanos, sudamericanos y dos medallas olímpicas de bronce, que ganó con Carlos “Camau” Espínola, en Atenas 2004 y Pekín 2008, en la Clase Tornado, quiso sumarle más y se atrevió a una sexta incursión en los Juegos Olímpicos y tras muchos años de sostenida trayectoria, volvió con el oro olímpico colgando del cuello.

“La gente ve lo que está pasando ahora y se entusiasma, pero detrás de esto hay historias de mucho esfuerzo”, confía y en una charla sin desperdicios se remonta a los tiempos en que se trajo su primer título junto a quien más tarde fue su cuñado Miguel Saubidet, o a los primeros JJ.OO donde probó suerte: en Seúl 88 a bordo de un Soling prestado. En ese debut salió noveno nada mal para las angustias económicas con las que se encaró aquella excursión olímpica. “Recién gané mi primer medalla en el 2004 y la segunda en 2008 –memora-  seguí insistiendo hasta el día de hoy. La cuenta de los años se las dejó a ustedes, pero me llegó la oportunidad y no se me escapó”, cuenta este experimentado nauta que ha hecho de la paciencia y la perseverancia sus mejores dones.

Deporte de tradición amateur como pocos, el yachting encuentra y encontró siempre en la competencia olímpica su expresión más elevada, ningún campeonato o distinción alcanza el prestigio de una medalla olímpica ya sea de oro, plata o bronce. Y Santiago atesora su tercera presea, a las dos de bronce  con Camau suma ahora la dorada con Ceci.

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En la conformación del equipo con la rosarina sin duda el destino jugó un papel importante. Lo cierto es que las vidas deportivas de Santiago Lange y Cecilia Carranza iban por carriles distintos, pero un pedido de ayuda cambió todo por completo.

La rosarina tenía como ídolo al sanisidrense –de hecho de chica hasta se animó a dar sus primeros pininos en el agua a bordo de un Optimist Lange– por eso le insistió, en reiteradas oportunidades, para tener una reunión con él y consultarle sobre el destino de su carrera. “Venía navegando con otro compañero y quería que nos ayude, pero cuando logré coordinar una reunión, dejamos de navegar juntos. Igualmente quise verlo, porque estaba perdida y él, con su experiencia, podía guiarme”, confió la mujer al portal de noticias Infobae.

“Fueron casualidades de la vida hasta llegar a esto. Santi, durante el 2014, ayudaba a sus hijos como entrenador. Nos juntamos para debatir un poco y él se quería separar del rol de entrenador, que era una gran responsabilidad”, relató Carranza.

La tripulante explicó como fue el detrás de escena de la decisión que terminó por unirlos en un equipo. “Surgió la posibilidad de hacer algo juntos. Fue una idea, que al principio, comenzó de manera tímida, que fue para probar”, aseguró.  “Queríamos ver si el equipo funcionaba, si a él le funcionaban la rodillas. Luego estábamos entusiasmados y apretamos el acelerador“, describió.

2 (4)Ella me preguntó sobre qué hacer con su carrera deportiva. Cuando vi que podía estar con ella, le pregunté de probar. Y al primer día que lo hicimos fue impresionante”, evocó Santiago

Lo cierto es que con el correr del tiempo, ambos comenzaron a percibir que decir presentes en Río de Janeiro no era ninguna quimera..Pero lo que hoy brilla costó demasiado. A las complicaciones que ya tenían de por sí, al ser una pareja que nunca había competido antes, se le sumó un inesperado inconveniente: a Lange le detectaron un cáncer. En Septiembre de 2015 sufrió la extracción de su pulmón izquierdo. Diez días más tarde, en un gesto que lo pinta de cuerpo entero Santi estaba andando despacito en bicicleta y al mes, a bordo de un velero. Algo impensado para cualquier mortal, pero no para este tenaz sanisidrense. El sinsabor lo ayudó a reponerse con el esfuerzo multiplicador de la familia.

“Durante 8 meses me dedique a mi salud, y cuando empecé no sabíamos a dónde iba a terminar esta historia. En 2015 estamos muy atrás de los buenos equipos. Estábamos lejísimos y fuimos creciendo en confianza con el correr del tiempo”, detalló el timonel..

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En fin el apellido de Santiago es uno de los pocos pertenecientes a navegantes que resulta familiar en los círculos náuticos del país y del exterior donde despierta admiración y respeto por sus proezas náuticas. ¿La más reciente?  La hazaña de Río. A continuación un breve mano a mano con el hombre del momento el de mayor trascendencia internacional por estos días en la náutica argentina

– Cuando echás una mirada atrás y pensás en aquel chico que junto a Miguel Saubidet cosechó su primer titulo europeo y te ves en este hombre de hoy que logró tremendo halago para el yachting argentino, ¿qué pasa por tu cabeza?

Son muchos años, muchas cosas, pero hay solo un común denominador: tuve el privilegio de hacer lo que me gusta. Pude seguir lo que quiero hacer, no dejarme llevar por el dinero u otras cosas que a veces son distracciones. La gente no entendía porque yo a la edad que tenía en aquel entonces (no contaba con más de 15 o 16 años) cuando corría en Optimist o cuando competí en Soling en los JJ.OO, allá por 1988 (28 años) era tan feliz; en realidad fui fiel a lo que me gusta y acá está el fruto.

– Tu experiencia y la juventud de Ceci, fueron la fórmula perfecta

En verdad, no fue fácil formar un equipo; nunca lo es. Nos costó, pasamos por momentos difíciles, pero logramos hacerlo y navegamos muy bien en estos juegos.

– Sos un buen ejemplo para los jóvenes que a veces se desaniman un poquito ante alguna adversidad, vos demostrás que cuando se quiere se puede

Sí, claro que sí. Yo lo tomo con mucha humildad, pero la verdad es que mi caso habla por si solo. Intenté ir por primera vez a los juegos olímpicos en los 80s. Gané mi primer medalla en el 2004 y seguí insistiendo hasta el día de hoy. La cuenta de los años se las dejó a ustedes, pero me llegó la oportunidad y no la desaproveché. Aunque hay que tener cuidado porque la palabra sacrificio y esfuerzo, cuando uno aprende a disfrutar este deporte es un camino muy lindo. Yo disfruto de regatear, de hacer el sacrificio de dejar cosas de lado en pos de lo que tengo ganas de hacer

– ¿Llegaste a lo que soñaste de joven al conseguir este oro?

Hace mucho que quería ganar el oro. Se me escapó dos veces cuando corrí con Camau Espínola en Tornado. En el 2004 y 2008 pudimos haber llegado al oro, así que obviamente es un gran sueño haberlo logrado.

– ¿Cuánto tuvo que ver el apoyo del Comité Olímpico Argentino o la incidencia del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo encargado de recaudar un fondo especial para el desarrollo del deporte nacional con esta realidad?

Desde la creación del ENARD la situación ha cambiado mucho. Obviamente nosotros en la náutica tenemos un privilegio porque esta disciplina ha ganado medallas desde el 96 a esta parte, entonces somos un deporte mimado por el ENARD. Con justas razones, porque se acumularon logros. Pero yo siempre les digo a mis hijos –que son jóvenes y abrazaron el yachting como yo- que en los 80s cuando yo intentaba ir a un juego o en el 88 cuando participé en Seúl con un Soling, no teníamos nada. No podíamos ni soñar ir a un juego olímpico porque no contábamos con fondos ni para siquiera emprender el viaje. La gente ve lo que está pasando ahora, pero detrás de eso hay infinidad historias de mucho esfuerzo. Por eso lo que tenemos hoy hay que valorarlo mucho. Debemos educar a los chicos, todo forma parte de un proceso. Yo invertí muchos años en este deporte sin tener nada. Para esos juegos de Seúl fui con un barco prestado, pasé por Estados Unidos para que me faciliten un juego de velas, era mi primer campeonato internacional y quedamos novenos, no nos fue tan mal. Por eso hay que invertir tiempo y tener mucha paciencia.

– En un artículo aparecido en Infobae se abre la incógnita sobre tu futuro deportivo y hasta dicen que analizás la posibilidad del retiro y dejar a Mateo Majdalani como su sucesor. ¿Cuánto hay de cierto?

Todo es posible. Lo importante es que hemos formado un brillante equipo que ya tiene incorporado un sistema de trabajo. Dani Espina -que es nuestro profe de yoga- está conmigo desde el  93. La fórmula de trabajo ya la conocemos, algunas cosas pueden cambiar, pero está la base. Por eso estoy seguro que Mateo sabe perfectamente cómo estar al frente.

– ¿Como timonel formado en el Náutico San Isidro, vecino del Bajo, afloran los recuerdos localistas?

El Náutico tuvo el honor de haber contado con 6 representantes olímpicos en estos juegos. Eso es algo que tenemos que celebrar en San Isidro como vecinos. Es impresionante que haya seis nautas: Miguel, Raúl, Bauti Saubidet ( cuñados y su sobrino), Yago, Klaus (sus hijos) y yo. Los Lange y los Saubidet somos una familia de navegantes, nos formamos en los valores del club y eso es importante y hay que festejarlo.

– En algún momento planteaste que el yachting debería ser un deporte que se pueda practicar en las escuelas de San Isidro. El hecho de ser un pueblo con río, no vivir de espaldas a él, contar con tantos clubes y nutrida actividad náutica fortalecían tu anhelo ¿seguís soñando con esa posibilidad?

Estoy dispuesto a colaborar con cualquier institución que desee hacerlo. Creo que hay que abrir el río a la gente, estimular los deportes de agua. No sólo la vela, también el remo, el wind y el kitesurf, la pesca, son actividades que deben ser promocionadas y abiertas a todos los vecinos para que tengan acceso a nuestro río que es tan lindo.

 

– Te han hecho reconocimientos en todas partes, izaste la bandera olímpica hoy en un acto del Gobierno de la Ciudad, pero ¿tiene algo especial la caravana que te prepararon acá en San Isidro?

Por supuesto, este es el lugar donde nací. Donde tengo a mis amigos y afectos, es muy especial. Cuando llegué de Brasil a eso de las 10 de la noche, estaba súper cansado y lo primero que hice sin avisar a los medios ni a nadie, fue reunirme con mis amigos y compartir un asado. Quería tener un festejo íntimo. Lo mismo ocurrió con la caravana. El acto en la Ciudad de Buenos Aires, fue lo profesional, lo protocolar, San Isidro es mi familia y todavía me resta celebrarlo en mi club, el Náutico San Isidro, En cuanto a las sensaciones no tengo palabras. Tendré que consultar el diccionario para buscar más sinónimos que aludan a la emoción