San Isidro homenajeó a Santiago Lange tras la conquista del oro olímpico. PROFETA EN SU TIERRA

25/8/2016. Una multitud acompañó por las calles del casco al deportista sanisidrense y a su compañera Cecilia Carranza, dos grosos del yachting que conmovieron por su actuación en los recientes Juegos Olímpicos donde lograron el oro y emocionaron por sus historias de vida. El cálido recibimiento incluyó una caravana con autobomba incluida por el centro de la ciudad y un acto de recepción y reconocimiento junto a otros veleristas por parte del Municipio. En la plaza Mitre fueron distinguidos por el Intendente Gustavo Posse. “Es muy emocionante que tu tierra te dé este recibimiento. Este es mi pueblo, fui al colegio de acá atrás (y señaló al San Juan el Precursor), viví acá cerca de la plaza (más precisamente en el Bajo sanisidrense) y por sobre todas las cosas soy un soñador”, dijo Santi, un deportista que de esfuerzos sabe y mucho, ante una plaza tapizada de pibes de todas las escuelas que coreaban su nombre y le pedían un autógrafo. “Que mi ciudad me reciba así, y en este lugar tan especial como la plaza Mitre, me parece demasiado gratificante”, completó el timonel formado en el Náutico San Isidro luego de un elocuente mensaje en el que instó a los jóvenes a trabajar en equipo, a seguir sus ideales, a ser perseverantes y fundamentalmente a estar unidos. “San Isidro y Argentina son lugares maravillosos. Formamos parte de un pueblo increíble, nos merecemos trabajar, pensar, soñar y estar mas unidos que nunca”, soltó a pura emoción.

Con una enorme sonrisa y todavía sin poder creer lo que le toca vivir, Santiago Lange arribó pasado el mediodía a San Isidro, su ciudad natal, en donde recibió de cerca el cariño de cientos de personas, familias enteras, colegiales que lo acompañaron en el camino que emprendió a bordo de una camioneta encabezada por una autobomba, desde Alem y 25 de Mayo, hasta la tradicional plaza Mitre.

En la autobomba y otros vehículos que pasearon en fila por las calles de la ciudad y ante vecinos y alumnos de escuelas que demostraron toda su calidez e idolatría con saludos, abrazos, selfies y pedidos de autógrafos, los campeones olímpicos fueron acompañados por su entrenador, Mateo Majdalani; el representante olímpico de la clase Finn, Facundo Olezza; Yago Lange, de 49er; el entrenador de 49er FX, Fernando Gwozdz, y las representantes de esta embarcación en Río, Victoria Travascio y Sol Branz. Además estuvo Mariano “Cole” Parada, soporte de Nacra 17, y el presidente de la FAY, Luis Velasco.

En ese colorido peregrinar por su ciudad, Lange pasó de la euforia y el grito de desahogo hasta alguna lágrima. Y no era para menos, claro. Es que San Isidro se paralizó en su llegada y le hicieron sentir todo la admiración que despierta. Santi no se cansó de saludar y hasta se colgó la bandera sanisidrense  y a todos mostraba su bandera antes de hacer su primera parada en la en el Colegio Labardén, donde concurre uno de sus hijos y más tarde en el Santa Inés donde un puñado de chiquitos de jardín coreaban su nombre y el de Ceci Carranza.

Ciertamente, los gritos y los estruendos cortaron con la rutina del casco sanisidrense. Desde los balcones la gente lo saludaba y al pasar por la concurrida Estación o la calle Belgrano los parroquianos abandonaban los locales y salían a su encuentro bien para saludarlo, tomarse una selfie o pedirle un autógrafo  Lange levantaba su mano y con la sonrisa dibujada en su rostro saludaba a la multitud con una tranquilidad que va en sintonía con la humildad de los grandes.

El hombre que vive en el agua, descripción justa para esta figura por su carrera deportiva, navegaba sobre un río de gente por las calles de su barrio y lo tiene más que merecido. A sus 54 años, obtuvo la medalla de oro junto a Cecilia Carranza en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro  en la modalidad de Nacra 17 de vela.

A puro aplauso y aliento, alumnos de escuelas, comerciantes y vecinos acompañaron al deportista y su compañera de equipo hasta la plaza Mitre donde, con la Catedral de fondo, fueron recibidos por el intendente Gustavo Posse.

Tras entonar las estrofas del himno nacional, interpretadas por la Banda de Música de la Prefectura Naval Argentina, un video con la historia de ambos deportistas provocó que la emoción se convirtiera en la protagonista de la tarde.

“Como sanisidrenses nos genera un orgullo especial lo que han logrado Santiago y Cecilia, y esto se ve reflejando en el cariño constante que la gente les está brindando. Son un ejemplo para todos por los valores que transmiten y una motivación para los chicos que están comenzando a navegar”, afirmó Posse.

Además, destacó que en los próximos días, el Municipio declarará a Lange como Ciudadano Ilustre de San Isidro y a Carranza como Huésped de Honor. El pedido para esta distinción se envió al Concejo Deliberante para que lo trate en la próxima sesión.

A su lado, Lange, también ganador de dos medallas de bronce -Atenas 2004 y Pekín 2008- en la Clase Tornado junto a Carlos “Camau” Espínola, no podía contener su emoción. “Desde que ganamos la medalla no paramos de llorar. Que mi ciudad me reciba así, y en este lugar tan especial como la plaza Mitre, me parece demasiado gratificante”.

Ante una plaza poblada de pibes y con la Catedral y el Colegio San Juan el Precursor a sus espaldas Santi reconocía que estaba feliz por haber llegado a ser profeta en su tierra. “Es muy emocionante que tu tierra te dé este recibimiento. Este es mi pueblo, fui al colegio de acá atrás (por el San Juan el Precursor), viví acá cerca de la plaza (más precisamente en el Bajo sanisidrense) y por sobre todas las cosas soy un soñador”, confiaba este deportista que comenzó a soñar con una presea allá por los 80 cuando corría con su amigo y más tarde cuñado, Miguel Saubidet a bordo de un diminuto Optimist. Participación en un Juego Olímpico que recién alcanzaría en el 88 cuando compitió en Seúl con un Soling. “En ese entonces no teníamos nada. No podíamos ni soñar ir a un juego porque no contábamos con fondos ni para ir”, contó Lange en una entrevista exclusiva a este medio (ver aparte).

“Para esos juegos de Seúl fui con un barco prestado, pasé por Estados Unidos para que me faciliten un juego de velas, era mi primer campeonato internacional y quedamos novenos, al cabo no nos fue tan mal. Por eso hay que invertir mucho tiempo y tener mucha paciencia”, aconseja este ingeniero naval y al apreciar la verdadera revolución que su conquista ha generado en la gente añade: “La gente ve lo que está pasando ahora y se entusiasma, pero detrás de eso hay historias de mucho esfuerzo. Por eso lo que tenemos hoy hay que valorarlo mucho y hay que educar a los chicos y hacerles ver que todo forma parte de un proceso. Yo invertí muchos años en este deporte sin tener nada y recién ahora alcanzo mi sueño”, grafica este tipo humilde, transparente, dueño de un tesón admirable.

En la plaza rodeado de chicos a los que no se cansó de firmarles autógrafos expresó en uno de los tramos más saliente de su emotivo mensaje: “Lo que creo que es importante además de esta alegría que tenemos hoy, es que debemos cada día trabajar más fuerte, disfrutar mucho y estar orgullosos de lo que somos como argentinos. Tenemos un pueblo increíble, una gente increíble, solo debemos estar unidos, como lo demostró Mateo (por Majdalani, su eventual sucesor en estas andanzas olímpicas –ver aparte) que es nuestro entrenador y es una parte importantísima de esta medalla. Me siento orgulloso de haber confiado en alguien de 21 años para que nos entrene. Debemos confiar en los jóvenes, porque son nuestro futuro y son muchísimo más capaces de lo que pensamos”. Luego fue nombrando uno a uno a todos los integrantes de su equipo a Dani Espina, su profe de Yoga, a ‘Cole’ Parada con quien supo coronarse campeón mundial en dos oportunidades en la clase Snipe demostrando que para alcanzar cualquier logro es necesario estar unidos y contar con la destreza y sinergia de un buen grupo humano.

En diálogo con la prensa, Santiago describió que a poco de llegar de Río recaló en casa de uno de sus amigos que lo agasajó con un asado. “Estaba súper cansado, no le avisé a la prensa y me vine a San Isidro porque quería refugiarme en lo mío: acá está mi gente, es donde me críé, donde están mis afectos y aún me resta celebrar en el club (por el Náutico San Isidro)”

“Hace tiempo que me siento parte de la familia Lange, que me recibieron con los brazos abiertos, y por eso también me siento parte de San Isidro. Siempre disfruté mucho venir a navegar a los clubes náuticos de la zona”, remarcó Carranza.

Además de los campeones, recibieron una distinción el sanisidrense Facundo Olezza del Club de Veleros Barlovento y Yago Lange, también en representación de su hermano Klaus, ambos del Náutico San Isidro que obtuvieron un diploma en su debut en los juegos en la clase 49er. Luego hubo un brindis con dirigentes de la Federación Argentina de Yachting, del Municipio de San Isidro y familiares y amigos que apoyaron todo el proceso camino al máximo logro olímpico.

Lejos ha quedado esa duda y preocupación de un año atrás cuando un cáncer le quitó un pulmón a Santiago y puso en peligro no sólo su participación en los Juegos de Río sino también su vida. Pero la inmensa pasión del navegante, que compitió con una capacidad respiratoria menor, dio como resultado una victoria épica.

Ahora la imagen fue de fiesta. Lange, envuelto en una lluvia de papeles de colores compartió su medalla con el público. Ese oro al esfuerzo, a la perseverancia, a la humildad, a la lucha contra la adversidad y hasta la enfermedad. La misma que llegó como una amenaza y terminó siendo un impulso para alcanzar la gloria máxima.