La Academia de Ciencias distinguió al presi del Náutico, Andrés Galíndez, cultor del trabajo en equipo: “San Isidro es su gente”

 

habla galindez

 

benie16/5/2016. En los salones del Colegio San Juan El Precursor, el jueves por la tarde noche el presidente del Club Náutico San Isidro y destacado vecino, Andrés Galíndez recibió el “Premio San Isidro”, reconocimiento que, desde hace 30 años, entrega la Fundación San Isidro y la Academia Provincial para la Educación, las Ciencias y las Artes a personalidades destacadas por una vida dedicada a la comunidad. La distinción anual que suele entregar la entidad durante las festividades del Santo fue puesta en manos de don Andrés, por el Dr. Raúl Crespo Montes en una emotiva ceremonia que contó con la asistencia de familiares, amigos y, representantes de distintas instituciones que saben de la labor y dedicación del homenajeado. “Este es un reconocimiento demasiado grande, teniendo en cuenta a la personas que lo han recibido”, deslizó Galíndez mientras un memorioso asistente recordaba que la distinción supo estar en manos de Mons. Pedro Menini, el historiador Enrique de Gandía, el filántropo Norberto Testorelli o la fundadora de Damas Rosadas, Eloisa Mihura de Casal.  

 

 

salonLa Academia San Isidro para la Educación, las Ciencias y las Artes –que preside el Dr. Raúl Crespo Montes-, entregó el jueves último en el Colegio San Juan El Precursor, el “Premio Fundación San Isidro Año 2016″, al presidente del Náutico San Isidro,  Andrés Galíndez por su dilatada trayectoria pública considerándolo un verdadero ejemplo a seguir para las generaciones futuras. “Andrés merece este premio porque es un hombre dedicado y responsable, no sólo profesionalmente sino socialmente” –expresó Raúl un laborioso artífice de la institución que sabe dar con personalidades icónicas ligadas a la idiosincrasia del ser sanisidrense– . Y prosiguió: “Es un hombre que ha trabajado para San Isidro y para la Iglesia. Para la Academia es un honor entregarle este premio”, expresó.

galindez muestra dis

La ceremonia -que pobló parte del salón “Padre Castagnet” – se asoció a los festejos por San Isidro Labrador y contó con la presencia del titular del legislativo de la comuna, Carlos Castellano, quien concurrió acompañado por los concejales Rodrigo Seguín y Jorge Alvarez, el historiador Bernardo Lozier Almazán, el subsecretario de Deportes de la comuna, Mario Scuderi –quien llevó los saludos del Intendente Gustavo PosseGuillermo Giambastiani y Eleonora Cotter, autoridades del Náutico, el ex rugbier Georgie Allen representantes de entidades intermedias, amigos y familiares de la homenajeado.

rorro, el gallego, galindez, carlitos

AGASAJADO. El presidente del Náutico, Andrés Galíndez, de corbata, rodeado por Carlos Castellano, el juvenil Jorge Alvarez y Rodrigo Seguín, un dandy!

En la presentación, el titular de la Academia y Fundación San Isidro para la Educación, la Ciencias y las Artes, señaló que el premio San Isidro se entrega a vecinos que durante toda su vida, y no por un hecho circunstancial, han actuado en beneficio de la sociedad de manera permanente. “Esa es la razón que motivó a la Fundación a crear este premio hace más de 30 años atrás y aún hoy se mantiene vigente esa intención de rescatar a los hombres y mujeres que son y sirven de ejemplo a esta sociedad”.

En un emotivo discurso Raúl reseñó la trayectoria de Galíndez y su tarea religiosa promoviendo distintos gestos misioneros llevando junto a otros fieles, la imagen de San Isidro Labrador a distintos puntos para acercarlo a la comunidad. Su tarea, por cierto, brinda la posibilidad de poner a la Iglesia al alcance de la gente que se detiene para rezar, para poner alguna intención y genera así un nuevo punto de encuentro con el ciudadano de a pie

CAMINAR JUNTOS, EN EQUIPO. Tras agradecer la distinción –que recibieran años anteriores caracterizados vecinos que jalonaron el devenir de San Isidro como Eloisa Mihura de Casal, fundadora de las Damas Rosadas, el historiador Enrique de Gandhía o mons Menini–  Galíndez contó que él era receptor de tamaño halago pero que siempre realizó su trabajo en equipo con otras personas por lo que deseaba compartirlo con los presentes en la sala.

“San Isidro, además de los lugares, de las calles, de lo lindo que es, es las personas –definió el orador-. San Isidro es la gente que vive y la que trabaja aquí. Los lugares de antaño toman vida, porque uno se acuerda de la gente. Ese es el verdadero San Isidro, es también las personas que nos precedieron”

 

“La vida hay que vivirla y celebrarla, aunque muchas veces uno se da cuenta de que busca la felicidad en lugares donde no está –indicó-. Y el camino a recorrer es interno. Los verdaderos tesoros están en el corazón: la belleza, la justicia, la verdad, el bien, la solidaridad. Cuando uno realiza este camino interno por supuesto que también da con recuerdos poco gratos, pero es bueno aprender de los errores y subsanar las heridas “, aconsejó.

El orador dejó en claro que cuando uno se presenta ante otro o presenta un currículum muestra sólo lo bueno y oculta lo malo. “Así es que le falta una pata a nuestra vida que es un conjunto, de cosas buenas y malas. Recién cuando repara en lo que se equivocó se plantea quitar esas piedras que tapan nuestros sepulcros para que podamos vivir y reconciliarnos con la vida. Yo no hice nada extraordinario y si algo llamó la atención fue producto de todos los que alguna vez caminamos juntos, uno es un equipo. El equipo es saber que yo necesito de vos y el otro de mí, por eso este premio es de tanta gente que me acompañó en el camino”, remató.

 

Ya en diálogo con CONtinta NORTE, Galíndez reitero que los premios hacen al trabajo de muchos, confió que hace 65 años que reside en el pueblo que conoce sus calles, sus paisajes y referencia pero “en la medida que a esos lugares uno los asocia con personas, esos espacios cobran vida de otro modo, ese para mí es el verdadero San Isidro”, enfatizó.

“San Isidro es una ciudad con alma de pueblo, si bien ha crecido uno recorre sus calles y se saluda con medio país”, observó el presidente del Náutico y sobre el final insistió en la importancia de armar buenos equipos, que tengan espíritu y comulguen en diálogo, esfuerzo y un objetivo común para cumplir una misión.