Mons. Ojea: “Acompañar, discernir e integrar”, los tres verbos de ‘La alegría del Amor’

 

14/4/2016. El Obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, brindó una reflexión sobre la exhortación apostólica postsinodal ‘La alegría del amor’, del Papa Francisco que recoge las conclusiones de los sínodos sobre la familia de 2014 y 2015, e invitó a la comunidad a participar de un panel sobre el tema que se realizará el 3 de Mayo, en el colegio Juan XXIII, de la parroquia Santa Rita (Boulogne).

 

El pastor de la Diócesis, monseñor Oscar Ojea, habló sobre la exhortación apostólica postsinodal ‘La alegría del amor’, del papa Francisco, que recoge las conclusiones de los sínodos sobre la familia de 2014 y 2015, y explicó que conllevó “un período largo de reflexión en la Iglesia sobre el tema de la riqueza de la vida familiar, de los problemas, de las dificultades y cómo debe ser la actitud de la Iglesia frente a la familia”.

El prelado expresó que en esta exhortación apostólica, el Papa Francisco “habla de la belleza de la familia con los fundamentos bíblicos; del amor en el matrimonio; del erotismo y la sexualidad, de los hijos y su educación; y de la apertura a la vida”.

El octavo capítulo trata sobre “las situaciones complejas, que no responden plenamente al ideal del matrimonio, pero en las cuales subsisten elementos importantes del Evangelio que hay que sostener y escuchar. El Santo Padre usa tres verbos: acompañar, discernir e integrar”, detalló.

“La Iglesia, pastoralmente, tiene que acompañar a los matrimonios, especialmente en las situaciones más difíciles, más delicadas”, afirmó y citó la exhortación: “Debe acompañar con atención y cuidado a sus hijos más frágiles, marcados por el amor herido y extraviado, dándoles de nuevo confianza y esperanza, como la luz del faro de un puerto o de una antorcha llevada en medio de la gente para iluminar a quienes han perdido el rumbo o se encuentran en medio de la tempestad”.

El Santo Padre, también, “nos habla de la enorme cantidad de parejas jóvenes que van a vivir juntos y no se casan, y encomienda a todos los pastores y a todos los laicos, a acompañar estos casos”, expresó.

“Todo esto llevará tiempo y paciencia… Esta actitud es fundamental a lo largo de toda la exhortación, pero principalmente en este capítulo octavo”, aseguró y leyó del documento: “El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la piden con corazón sincero”.

Además, explicó que trata aquellas circunstancias en las cuales el hombre y la mujer, por motivos serios, como por ejemplo, la educación de los hijos no pueden cumplir sus obligaciones.

“También está el caso de los que han hecho grandes esfuerzos para salvar el primer matrimonio y sufrieron un abandono injusto. O el del que han contraído una segunda unión, en vistas de la educación de los hijos y a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido. En estos casos el Santo Padre nos propone esta actitud del discernimiento”, contó.

“El Papa nos invita a superar todas aquellas realidades de exclusión en las cuales muchas veces se han visto obligados los divorciados en la Iglesia a padecer: las exclusiones en el ámbito de la participación en celebraciones litúrgicas, como por ejemplo la lectura de la Palabra de Dios; la participación en ámbitos educativos, en ámbitos institucionales y en ámbitos pastorales de la Iglesia”, expresó.

Asimismo, afirmó que el Pontífice “desea abrir todos estos ámbitos para que se verifique el segundo verbo: integrar”, y nos pide “recibir a cada uno como distinto al otro e intentar discernir en cada caso”.

“Es una responsabilidad enorme para los pastores y para los laicos que acompañamos estas situaciones. Pero al mismo tiempo el papa Francisco nos invita a no temer, a tener una gran confianza en el Espíritu Santo que va a estar velando por nosotros para poder tener el corazón iluminado para afrontar ciertas situaciones”, dijo monseñor Ojea.

“Cada persona es un mundo, cada pareja es un mundo; lo que pasa entre dos que se aman, lo saben solamente ellos dos, y el Señor, que está en medio de ellos”, aseguró y continuó: “Este respeto que necesitamos para acercarnos a todas las situaciones es lo que resalta de toda esta hermosa carta que el Papa nos ha regalado, nos ha ofrecido y que al mismo tiempo nos da un gran desafío para poder vivir toda la riqueza del matrimonio y de la familia que no reflejan toda la plenitud, pero que contienen elementos evangélicos que tenemos que rescatar y ayudar a discernir”.

Para concluir, el Obispo leyó las palabras del Sumo Pontífice en la exhortación en las que invita a los fieles que están viviendo situaciones complejas, a que se acerquen con confianza a conversar con sus pastores o con laicos que viven entregados al Señor.

“No siempre encontrarán en ellos una confirmación de sus propias ideas o deseos, pero seguramente recibirán una luz que les permita comprender mejor lo que les sucede y podrán descubrir un camino de maduración personal”, escribió el Papa, quien invitó a los pastores a escuchar con afecto y serenidad, con el deseo sincero de entrar en el corazón del drama de las personas y de comprender su punto de vista, para ayudarles a vivir mejor y a reconocer su propio lugar en la Iglesia.

Monseñor Ojea también compartió que los pastores de la Diócesis de San Isidro tendrán su reunión general del clero en Mayo, donde se congregarán “para profundizar en este texto, en este mensaje con todos los responsables del área Familia de la diócesis para poder nosotros formarnos y aprender a discernir mejor, en conjunto y en comunión, todas estas situaciones que el Papa propone para caminar juntos y en comunión en la Iglesia”.

Además, invitó a la comunidad a participar el martes 3 de Mayo a las 20, en el colegio Juan XXIII, de la parroquia Santa Rita (Boulogne), de una conferencia que tratará sobre el alcance de la exhortación apostólica. El panel estará compuesto por el presbítero Carlos Avellaneda, junto con un equipo de laicos que trabajan en la Pastoral familiar.