Con eje en la Vulnerabilidad nueva edición de la Pascua Joven en el Marín. “Me amó y se entregó por mí”

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pascua-joven-logo27/3/2016. Durante Semana Santa, más de 2500 adolescentes de los últimos años del secundario participaron de Pascua Joven, un campamento-convivencial con momentos de reflexión y de diversión que tuvo lugar en el Colegio Marín, de Beccar. Compartieron con otros jóvenes sus preocupaciones y experiencias de vida,  acompañados por Monseñor Oscar Ojea, el Obispo local y su auxiliar, Mons. Martín Fassi.  El pastor de la Diócesis les habló a los jóvenes sobre los valores y las imperfecciones, su relación con la fe y con los otros, enterate!

 

 

“Se trata de un retiro campamento que, aprovechando este tiempo litúrgico fuerte, busca que cada uno viva Semana Santa acompañado por otra gente, para que cada uno lo viva en su propia vida y luego pueda trasladarlo también al prójimo“, cuenta Juan Manuel Bianchi Jazhal, seminarista y uno de los organizadores de esta iniciativa que se realiza desde 1989, por iniciativa del por entonces Obispo de San Isidro, Monseñor Jorge Casaretto.

 

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Año tras año es organizada por decenas de jóvenes menores de 23 años coordinados por seminaristas y sacerdotes, quienes cuentan, además, con la ayuda de unos trescientos voluntarios.

 

Entre los chicos se va corriendo la voz y cada vez se suman más. Y no sólo de la Diócesis de San Isidro, también de localidades vecinas, del resto de la Provincia de Buenos Aires, del interior del país y hasta del exterior como de EE. UU., Chile y México que se sumaron este año para vivir este gesto pascual y misionar luego en el interior del país.

En esta Pascua Joven hicimos énfasis en la vulnerabilidad, porque es ahí donde Dios actúa. El misterio pascual de muerte y resurrección se da en cada uno de nosotros“, explica el sacerdote Bianchi Jazhal, uno de los organizadores este encuentro juvenil que desde el miércoles y hasta este fin de semana congregó a casi 2500  chicos de los dos últimos años del secundario en el Colegio Marín, en San Isidro, para celebrar la Semana Santa.

 

Con la participación de los Obispos de San Isidro, monseñor Oscar Ojea y monseñor Martín Fassi, los chicos de entre 15 y 17 años provenientes de diferentes lugares del país, participaron de los actos tradicionales de la liturgia católica y de actividades específicas diagramadas para que reflexionen sobre sí mismos, su relación con la fe y con los otros.

 

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Acostumbrados al alboroto de miles de jóvenes reunidos, no extrañó que muchos dijeran que la experiencia más fuerte fue el total silencio en la oración.

“Aunque este año pude profundizar mucho más -dice Luz (17)- me siguió impresionando ver a más de dos mil chicos arrodillados y en silencio; es una sensación única”. “Es cierto -coincide Pedro (17)- cuando llegás no te imaginás que va a ser algo tan ‘groso’; es increíble ver a miles de personas arrodilladas por lo mismo”.

 

Luz también rescata el buen humor que hubo en el ambiente. “Era impresionante porque dormíamos mal, nos levantábamos temprano, había que hacer fila para ir al baño, lavarse los dientes, comer y todo el mundo estaba feliz, y eso también te contagia la felicidad”. A Facundo (16) le costó tomar la decisión de participar porque su familia había programado un viaje “pero todos decían que estaba tan bueno, que fui”, confía. Su experiencia fue similar a la de los demás.

“Me impresionó la onda, el buen humor contagioso de todos y ahora -afirma-, trato de llevar eso a lo cotidiano siendo más paciente”. Las 35 personas que forman el equipo organizador (31 jóvenes, 2 sacerdotes y 2 religiosas) comienzan a planificar el retiro en agosto del año anterior, teniendo en cuenta qué les pasa a los jóvenes en estos tiempos. De la idea central se desprenden luego las dinámicas y determinadas actitudes que buscan despertar en ellos.

“Cada vez hacemos más énfasis en la resurrección, la vida, la esperanza y la luz para que los chicos puedan llevarlo a las diferentes situaciones por las que pasen en su vida”, cuenta Teresa Murphy, otra de las organizadoras, que con 21 años ya participó en siete ocasiones: dos como asistente, una como coordinadora y cuatro como organizadora.

“Haberlo vivido y saber lo que significó para mí me dio ganas de transmitirles a los chicos que podés adoptar una forma de vida orientada al otro y no al éxito como te exige la sociedad”, agrega Teresa.

Entre la multitud que se acercó al Marín esta Semana Santa hubo muy pocos adultos. Casi todas las actividades están ideadas y llevadas a cabo por jóvenes voluntarios: los coordinadores, que guían a los grupos de jóvenes, y los “servidores”, que se encargan desde la limpieza de los baños hasta de despertar a los chicos.

Hace seis años que Milagros Nava forma parte de Pascua Joven: “Disfrutás hasta de limpiar el baño porque querés devolver de alguna manera lo que se te dio. La primera vez que vine cantábamos una canción y, de repente, cerré los ojos y me impresionó muchísimo sentir a tanta gente cantando con esa fuerza y esa fe“.

Tobías tiene 17 años, es de La Plata y ésta es su segunda Pascua Joven. “Muchas cosas que aprendemos acá nos sirven para el día a día. Por ejemplo, conocerse más profundamente a uno mismo y al otro. Que alguien se abra a vos conociéndote desde hace sólo un par de días es hermoso. Confío más en gente que conocí acá que en compañeros del colegio que conozco de hace mil”, explicó Tobías.

“Es porque acá te abrís desde otro lado, desde lo espiritual”, lo ayuda a expresarse Luisa, compañera de grupo en el retiro. “Estaba sola llorando y vino uno de los servidores y me abrazó -dice-. No nos conocíamos. Pero acá el que te abraza es Dios.”

Fuente: La Nación/CONtinta NORTE