Jueves y Viernes Santo. Los Obispos de San Isidro reflexionaron sobre los días previos a la Pascua de Resurrección

 

23/3/2016.  El Obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, invitó a seguir los pasos de la Pasión de Jesucristo en el viacrucis y consideró que el Viernes Santo es una oportunidad para sumergirse “en la muerte de Jesús para poder salir de esta oración con mayor deseo de dar frutos de caridad y de misericordia”. En tanto, el Obispo auxiliar, monseñor Martín Fassi, recordó que el Jueves Santo es el día de la celebración del sacerdote y de la memoria del lavatorio de los pies, dos expresiones que, aseguró, “nos identifica como cristiano y nos identifica como pastorales”.

El Obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, y el Obispo auxiliar diocesano, monseñor Martín Fassi, reflexionaron sobre el Jueves Santo y el Viernes Santo, en vísperas de la celebraciones del triduo pascual de Semana Santa.

Monseñor Fassi recordó que el Jueves Santo es para los cristianos “el día del amor, el día de la entrega de Jesús” y aseguró que Jesús hace ese gesto grande “sabiendo que es un gesto de Dios”.

“Es todo un signo para la Iglesia y todo un signo también para los sacerdotes, porque el día de Jueves Santo celebramos también el día de los pastores, el día de los sacerdotes”, destacó y señaló que la memoria del lavatorio de los pies que se hace es “otra expresión para nosotros, para la Eucaristía, “pan partido para dar vida”.

“Darse como un pan, lavar los pies como un servidor, es lo que nos identifica como cristianos y nos identifica como pastores. Quizás todavía no estamos a la altura de este gesto tan bajo, por eso para estar a la altura de Dios hay que bajar”, reconoció.

En tanto, monseñor Ojea afirmó que “el Viernes Santo nos sumergimos en la Pasión y la muerte de Jesús” y e invitó a participar del viacrucis misionero en la parroquia Nuestra Señor de La Cava, oportunidad en la que se podrá ver algo que puede ayudar “a meditar, a ahondar, a profundizar el sentido de la Pasión del Señor, los pasos de Jesús, como Jesús se abraza a la cruz, como este signo de maldición, de muerte, de negación, el Señor lo trasforma en signo de vida, lo transforma en el acto de amor más importante de la historia”.

“Sigamos los pasos de la Pasión en este día y aprendamos de Jesús, de cada gesto, de cada palabra y del modo como el Señor entrega su vida por nosotros a entregar la vida por los hermanos”, sugirió.

Por último, monseñor Ojea expresó su deseo de que los cristianos puedan aprovechar para sumergirse “en la muerte de Jesús para poder salir de esta oración con mayor deseo de dar frutos de caridad y de misericordia”.